Economía

Las rentas vitalicias, una solución al problema de las pensiones

Con los pensionistas en pie de guerra, el sector asegurador está convencido de que las rentas vitalicias son la solución al problema presente y futuro del sistema público de pensiones. El ahorro para complementar la pensión pública existe, solo hay que hacerlo líquido.

Con cerca de 9 millones de pensionistas descontentos, el Gobierno de Mariano Rajoy se enfrenta a uno de sus principales escollos en lo que va de legislatura. Las pensiones siempre han sido un arma arrojadiza política, una baza electoral que los dos partidos mayoritarios han sabido jugar para su beneficio. Tanto es así que, con el Pacto de Toledo prácticamente anulado, el debate acerca de la sostenibilidad del sistema público de pensiones ha saltado a la calle, pero de forma abrupta, en forma de pensionistas indignados que claman por unas pensiones dignas.

La última reforma del sistema público de pensiones aprobada establecía un índice de revalorización de la pensión de un 0,25 por ciento anual, frente a su vinculación con el IPC, como sucedía antes. En los años de la crisis parecía una opción razonable pero, ahora, en plena recuperación económica y con los precios creciendo a un ritmo superior al 1 por ciento anual, la pérdida de poder adquisitivo de los pensionistas se hace evidente, especialmente para aquellos que reciben pensiones no contributivas.

Lo que los futuros pensionistas no saben -o no quieren saber- es que las reformas paramétricas aprobadas en los años 2011 y 2013 provocarán un descenso aún mayor de su futura capacidad de compra. En concreto, para una persona que se jubile hoy a los 67 años, aplicando estas reformas, la reducción será de 350 euros mensuales durante toda su vida de jubilado, que según las proyecciones de esperanza de vida serán unos 22 años, de acuerdo con las conclusiones del informe Soluciones para la jubilación. Naturaleza, ventajas, defensa y fomento de las rentas vitalicias en España, realizado por Afi para Unespa, la patronal del sector asegurador español.

Con estos datos en la mano, la necesidad de contar con una base de ahorro que complemente la pensión y permita compensar esta pérdida de poder adquisitivo es fundamental. En el informe, Afi propone el uso de las rentas vitalicias como la solución a este problema.

Ahorro en forma de vivienda

Una de las características propias de la sociedad española es el afán por tener una vivienda en propiedad. De acuerdo con los datos de la última edición de la Encuesta Financiera de las Familias elaborada por el Banco de España, más del 80 por ciento de los hogares españoles cuenta con una vivienda en propiedad. El patrimonio medio actual de los hogares cuya cabeza de familia es mayor de 65 años y ronda los 240.000 euros. Constituir una renta vitalicia que le permita compensar esa pérdida de poder adquisitivo de 350 euros mensuales supondría un coste de 63.000 euros, de acuerdo con los cálculos de Afi.

Tanto Pilar González de Frutos, presidenta de Unespa, como José Antonio Herce, profesor de Afi Escuela de Finanzas y codirector del estudio, señalaron durante la presentación del informe que las familias ya cuentan con los recursos suficientes para hacer frente al deterioro de las pensiones públicas, pero el ahorro acumulado está en forma de patrimonio y "las rentas vitalicias son la mejor manera de hacerlo líquido".

En este sentido, no es necesario deshacerse de la vivienda habitual o de la residencia de vacaciones para constituir una renta vitalicia. Los recursos que se pueden destinar son muy variados, señalan los expertos, desde un depósito bancario a un fondo de inversión o acciones. También constituyen un activo susceptible de convertirse en una renta vitalicia derechos como traspasos de negocios y licencias. Su objetivo es que el pensionista sea capaz de mantener su nivel de vida en sus últimos años con el ahorro y el patrimonio que ha ido generando a lo largo de su vida activa, sin tener que renunciar a nada una vez retirado.

Unespa, la patronal del seguro, ha iniciado en 2018 una campaña activa para promocionar las bondades de las rentas vitalicias entre la población. Su presidenta nos explica en una entrevista -que puede leer en esta misma edición- que "creemos que es el mejor producto para complementar las pensiones públicas y, en ese sentido, nuestra tarea no solo es hacer negocio, que ya es suficientemente digno, sino además contribuir a crear una cierta cultura financiera. Estamos convencidos de que las rentas vitalicias, siendo el mejor producto de ahorro para complementar la pensión pública, no es habitual que se encuentre en la mentalidad de los ahorradores cuando piensan qué hacer para su jubilación".

A pesar de su falta de difusión, al cierre del pasado ejercicio, 17.754 personas mayores de 65 años transformaron el dinero logrado con la venta de algún elemento patrimonial "en una fuente garantizada de ingresos de por vida", es decir, una renta vitalicia. Estos productos financieros acumulan un volumen de ahorro bajo gestión de 1.611 millones de euros.

Una de sus principales ventajas -y el gancho del que el seguro quiere colgar su apuesta por este tipo de seguros de vida- es el tratamiento fiscal beneficioso que tienen. Según la normativa del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), las ganancias patrimoniales -plusvalías- realizadas en la transmisión de elementos patrimoniales -hasta un límite de 240.000 euros- están exentas de tributación siempre que se dediquen íntegramente a la adquisición de una renta vitalicia, el titular de dicho patrimonio tenga 65 o más años y dicha renta se adquiera en su favor. Además, el tratamiento fiscal de la renta mensual una vez que se comienza a percibir es muy beneficioso y se calcula en función de la edad del titular.

Otro de sus puntos fuertes es que la renta es para toda la vida, nunca se suspende el pago, el ahorrador recibirá mensualmente la renta contratada sin interrupción, hasta el último de sus días. Otros productos similares, como las hipotecas inversas, no logran ese objetivo y puede ser que el titular de la hipoteca inversa sobreviva al producto, con los perjuicios que eso implica para el propio jubilado y para su familia.

Más información para ahorrar mejor

La Seguridad Social cerró el pasado ejercicio con un déficit de 18.800 millones de euros, que corresponde al 1,61 por ciento del PIB. Esta es la cifra registrada más elevada de la historia, que se verá superada previsiblemente cuando comiencen a jubilarse los nacidos en los años del baby boom. La solución para garantizar la sostenibilidad de las pensiones a corto-medio plazo es aumentar los ingresos del sistema, algo que el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, ha señalado recientemente que la forma más rápida de hacerlo sería a través del mercado laboral. Cuantos más trabajadores en activo tenga la Seguridad Social, mayor volumen de ingresos provendrá de las cotizaciones sociales.

Pero a largo plazo, las tendencias demográficas amenazan con minar la estabilidad del sistema de reparto. A medida que aumenta la esperanza de vida y cada vez se incorporan menos jóvenes al mercado laboral, poder mantener el ritmo actual de las pensiones parece complicado. Tanto el sector privado como las Administraciones Públicas están de acuerdo en que las pensiones públicas están y estarán garantizadas, pero serán mucho menores de lo que la sociedad espera. Por eso, el sector asegurador considera imprescindible que la sociedad conozca el importe estimado de su pensión, para que pueda tomar decisiones informadas de qué hacer con su salario, "si consumirlo todo hoy, o ahorrar para poder consumir en el futuro", señala Pilar González de Frutos. Las rentas vitalicias podrían ayudar a evitar que la pérdida de poder adquisitivo de los pensionistas a largo plazo provoquen una caída del empleo anual del 1,5 por ciento y una caída similar del PIB.

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