Economía

Islandia teme que otra avalancha de dinero vuelva a sepultar la economía

  • La normativa intenta desincentivar la entrada de dinero dentro de Islandia
  • Los inversores deben depositar una garantía del 66% durante un año entero
  • Antes de 2008, los flujos de capitales desequlibraron toda la economía
Vistas de Reykjavik (capital de Islandia). Foto de Dreamstime

El Banco Central de Islandia (BCI) no se fía. La institución sigue temiendo que sin los controles y la normativa vigente en el país entre una avalancha de flujos de capital, apreciando la corona islandesa, fomentando la creación de burbujas y desequilibrando la balanza por cuenta corriente. Esto ya ocurrió antes de la crisis y el resultado fue que la economía islandesa se contrajo casi un 15% en un espacio de tiempo muy pequeño. Por ello, el BCI incide en la necesidad de evitar un situación similar en el futuro.

Este miércoles, el comité de la institución decidió mantener el tipo de referencia en el 4,25%. La institución monetaria podría haber bajado los tipos nuevamente para reducir el atractivo de algunos activos financieros del país, pero el crecimiento económico es fuerte y la inflación se encuentra en el 2,3%. Por eso, Mar Gudmundsson, gobernador del BCI, volvió a insistir en la necesidad de mantener las restricciones a la entrada de capitales extranjeros.

El banco central ya ha bajado los tipos de referencia en cinco ocasiones desde 2016, pero la inflación se encuentra por encima del objetivo y el crecimiento económico es muy fuerte. Por esto, la normativa y la regulación están ayudando al país a lograr los objetivos que no se pueden conseguir mediante la herramienta de los tipos.

En una entrevista con Bloomberg, Gudmundsson comenta que no sería inteligente bajar la guardia, puesto que los tipos de interés siguen siendo elevados respecto al resto de países desarrollados y "el tipo de cambio de la corona es fuerte". Un país con poco más de 300.000 habitantes y un PIB de 21.192 millones de euros es como una hormiga en un parque lleno de niños, cualquier movimiento financiero puede vapulear a una economía pequeña que se muestra abierta al mundo.

El banco central quiere evitar que se produzcan los desequilibrios que llevaron al país a sufrir una crisis corta pero demoledora. No obstante, la obsesión de los inversores con los activos islandeses y la fuerte presión que ejercen los turistas (tienen que comprar coronas islandesas para disfrutar de sus vacaciones) están poniendo las cosas difíciles a la autoridad monetaria.

Hace unas semanas, Kristófer Gunnlaugsson, economista del BCI, dejó entrever estos miedos en una conferencia en el Banco de Inglaterra (BoE), recordando que durante los años previos a la crisis financiera, Islandia experimentó una llegada sin precedentes de flujos de capitales, que "generaron importantes desequilibrios financieros y macroeconómicos como un crecimiento insostenible, una divisa sobrevalorada, déficit por cuenta corriente, etc".

Una normativa muy singular

Por ello, en 2016 entraron en vigor varias medidas que pretenden contener la entrada de flujos de capital en el país. La norma más importante y controvertida obliga a los inversores extranjeros que quieran invertir en los mercados de Islandia a aportar una garantía del 66% del total de la inversión. Ese 66% debe mantenerse durante un año en una cuenta no remunerada. Esta normativa busca prevenir entrada de 'dinero caliente' en Islandia, que entra igual de rápido que puede salir. Por un lado se frena este tipo de flujos y por otro se busca una mayor estabilidad para los capitales que entran.

El BCI explica el funcionamiento de esta normativa en su web de la siguiente forma: un inversor extranjero quiere invertir en bonos del Tesoro de Islandia. Cambia su divisa por 100 coronas islandesas, de las cuales debe depositar 40 durante un año en un una cuenta, independientemente de la duración de la inversión.

De modo que el inversor invierte 60 coronas en bonos y deja 40 en una cuenta (un 66% de la inversión) que no puede usar durante un año. Transcurrido el año, el inversor puede retirar el dinero e invertirlo al completo en Islandia o convertirlo en otra divisa para llevárselo.

Este sistema también es válido para los depositantes extranjeros que quieren ganar dinero con operaciones de carry trade. Un ahorrador español puede usar sus euros para depositarlos en una cuenta islandesa que tiene una remuneración superior a la de la Eurozona, porque en Islandia los tipos de interés son mucho más altos en este momento. Sin embargo, bajo este sistema si la cuenta islandesa ofrece una remuneración que supera el 3%, el ahorrador español puede depositar 100 coronas en el depósito remunerado y 66 coronas en la cuenta sin remuneración durante un año.

Salida de capitales y crisis de 2008

Por otro lado, el Gobierno de Islandia ya levantó a principios de 2017 los controles de capital impuestos en 2008 que impedían las salidas de capitales desde la isla hacia el exterior. Con estas medidas impuestas hace diez años se logró estabilizar la corona y la economía islandesa "evitando una crisis generalizada" al proteger a la economía del país de una "severa depreciación" de su moneda, según destacó Benedikt Jóhannesson, ministro de Finanzas. La medida, que contó con el respaldo del FMI, permitió reducir el impacto de las graves turbulencias a corto plazo sobre los ciudadanos islandeses y los tenedores extranjeros de coronas islandesas.

Además de acabar con los controles de capital, el Banco Central de Islandia también llegó a un acuerdo con los tenedores 'offshore' de activos denominados en coronas islandesas sujetos a restricciones y un valor aproximado de 90.000 millones de coronas (783 millones de euros) con el fin de salvaguardar a la economía islandesa de la inestabilidad financiera potencial relacionada con el tipo de cambio.

El BCI se comprometió a adquirir los activos extranjeros denominados en coronas mediante sus reservas de divisas, que se encuentran en máximos históricos. Según las estimaciones del propio banco central islandés, los activos 'offshore' denominados en coronas islandesas alcanzaban los 200.000 millones de coronas islandesas (1.740 millones de euros) a finales de febrero de 2017.

Entre septiembre y octubre de 2008, arrastrados por las turbulencias financieras desatadas por la quiebra de Lehman Brothers, el Gobierno de Islandia tuvo que acudir al rescate de los tres mayores bancos del país, cuya nacionalización culminó en 2009, viéndose obligado a recibir asistencia del FMI, préstamo que devolvió de forma anticipada en 2015.

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