
La semana que viene Draghi anunciará cambios en el programa de compras de deuda. Los expertos avisan de que ya hay que vender bonos europeos, que generan pérdidas en el año.
La era de las palomas monetarias, del dinero barato, y de los experimentos inflacionistas de los grandes bancos centrales, empieza a agotarse. La Reserva Federal estadounidense (Fed) ya ha subido los tipos de interés en varias ocasiones, una vez dio por cerrado el capítulo de las compras de deuda en el año 2014. Ahora, el Banco Central Europeo (BCE) está siguiendo los pasos de su homólogo estadounidense, caminando por el mismo sendero, aunque la entidad dirigida por Janet Yellen le lleva varios años de ventaja en el viaje hacia la normalización monetaria, y más teniendo en cuenta las recientes declaraciones de Mario Draghi, presidente del BCE, quien destacó que "los tipos de interés van a estar bajos en la eurozona mucho más allá del final del programa de compras", señalando que ese "mucho más allá" es una fórmula "muy muy importante". Así, la entidad se debate, de momento, por cómo terminar con el QE.
El próximo jueves, el BCE se reúne, y para esta ocasión se espera que detalle los cambios que va a sufrir el programa de compras de deuda. Hace dos semanas, una filtración a Bloomberg por parte de miembros del propio BCE anunciaba que la entidad estaba valorando reducir las compras hasta la mitad, dejándolas en 30.000 millones de euros mensuales, alargando durante 9 meses más el final del programa. La filtración hizo que los inversores se lanzasen a comprar bonos de los principales países de la eurozona durante aquella jornada, generando subidas de precio y caídas en las rentabilidades que ofrecen estos títulos, pasando, en el bono español, de 1,64 al 1,61 por ciento.
Pérdidas en renta fija
Esta reacción por parte de los inversores plantea la siguiente pregunta: ¿se está abriendo una última ventana de oportunidad para salir de la renta fija rascando algo más de rentabilidad, o ha llegado el momento de vender? No hay que olvidar que el bono español con vencimiento a 10 años en este momento ofrece un rendimiento del 1,64 por ciento, mientras que sus mínimos se vieron el 30 de septiembre de 2016, en el 0,88 por ciento. Así, en precio, desde los niveles actuales hasta los máximos que se llegaron a tocar ese día todavía hay un recorrido del 7,5 por ciento, una hipotética rentabilidad por la que prácticamente nadie apuesta en este momento, ya que no se espera que vuelvan a esos niveles. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el futuro promete el fin del QE y tipos de interés más altos en Europa, lo que lastrará los precios de los bonos en el Viejo Continente.
Hay que contemplar, además, que, según la opinión de los expertos que acudieron la semana pasada al Observatorio de renta fija organizado por elEconomista y Axesor, no volveremos a ver las rentabilidades de los bonos europeos en los niveles mínimos que llegaron a tocar entonces. Ahora, con el bono español el inversor europeo pierde un 2,4 por ciento en el año, con el alemán un 2,1 por ciento, con el italiano un 1,9 por ciento, y con el francés un 1,6 por ciento.
En España, la renta fija mueve 94.400 millones de euros a través de fondos, con los que, de media, en 2017 se gana un 1,26 por ciento pero se puede llegar a perder hasta un 10 por ciento.
Reacciones al BCE
Sobre la reunión del jueves del BCE, desde ING señalan que "pretende anunciar el tapering de la forma más silenciosa posible, tratando de limitar en la mayor medida que pueda las ventas en los bonos". En opinión del banco holandés, la entidad hará un anuncio de "menos por más tiempo", reduciendo las compras hasta los 25.000 millones de euros todos los meses, hasta la reunión de octubre de 2018, es decir, 12 meses más de QE desde la reunión del próximo jueves, con compras a un ritmo inferior a partir del mes de enero de 2018.
Las consecuencias en la renta fija si se da este escenario, destacan desde ING, sería de ventas de deuda, ya que prevén "un empinamiento de la curva y, de forma moderada, la parte intermedia de esta se beneficiará más que la parte larga". De esta forma, "mientras la parte larga de la curva debería pronunciarse, el recorte en las compras también tendrá un contrapeso en el compromiso de seguir comprando durante un periodo de 12 meses. Además, teniendo en cuenta las últimas filtraciones por parte de miembros del BCE, el nuevo escenario podría no llegar como una sorpresa completa, limitando el volumen de las ventas que se puedan producir".
Según los distintos escenarios que plantea la entidad, en ninguno de ellos se valora que pueda haber compras de renta fija. De hecho, teniendo en cuenta el escenario más pesimista que valora el banco para la reunión del jueves de Draghi, en el que se estima que pudiera informar de compras de 40.000 millones de euros durante la primera mitad, y que diese pistas de que este nivel continuaría en la segunda mitad de año, este sería el único caso en el que ING cree que no habría ventas de renta fija, con la curva de la deuda alemana quedándose sin cambios.
Desde la gestora de fondos alemana Flossbach von Storch, Tobias Schafföner, analista senior apunta en el mismo sentido, aunque, en este caso, se refiere a los títulos españoles: "Desde nuestro punto de vista, y de cara a la cartera de nuestros fondos de inversión, consideramos que, si tenemos en cuenta el binomio riesgo-oportunidad, la rentabilidad actual no nos parece suficientemente atractiva como para compensar los riesgos derivados de la incertidumbre política y de mercado, a raíz de los movimientos independentistas en Cataluña", otro factor a tener en cuenta, y que sin duda podría castigar especialmente a los títulos de deuda españoles.
Javier Santacruz, profesor del IEB, considera que hay que diferenciar entre los bonos con plazos más largos, y los que vencen en un periodo más corto: "Las diferencias ahora se van a ver en los bonos a corto plazo. Es en estos títulos en los que se va a notar más la intervención del BCE, y el único lugar en el que todavía puede haber oportunidad. En ellos es en los que se podría aguantar, ya que en el largo plazo, no va a haber mucho más recorrido".
Además, el experto introduce otro aspecto a valorar para quien tenga títulos de España: "Todavía se puede aguantar un poco, por la sencilla razón de que, en cuanto sube la prima de riesgo, y no hablamos de subidas exageradas, si no de 5 ó 10 puntos, el BCE enseguida saldrá a comprar, ya sea portugueses, italianos, españoles... En estos títulos", continúa el profesor, "creo que va a seguir habiendo una intervención muy clara, y eso va a provocar que siga habiendo caídas, tanto en nuevas emisiones, como en el mercado".
Enrique Lluva, subdirector de renta fija de Imantia Capital, destaca la importancia del tiempo en el que se prolongue el programa: "Aunque sean cantidades muy parecidas, no será lo mismo que compre 40.000 millones de euros durante seis meses, 30.000 durante 9, ó 20.000 durante 12 meses. Alemania está reduciendo su deuda, y Draghi se está quedando sin bonos alemanes que comprar. Si anuncia 40.000 millones de euros durante seis meses, creo que el mercado comprará deuda alemana, siempre que se cumpla la premisa de que cuando acabe esto terminan las compras. Sin embargo, no habrá compras si anuncia 20.000 millones durante 12 meses".
Desde Citi Research coinciden en esta afirmación. Para ellos, se adquirirá deuda alemana si se anuncian compras para 2018 por valor de más de 270.000 millones de euros en total. Si las compras son entre 240.000 y 270.000, no habrá grandes reacciones, mientras que si son inferiores a los 200.000 millones se producirán ventas de bunds.