
Las Vegas, la ciudad más grande del estado de Nevada, en Estados Unidos, está viviendo su particular crisis. Hasta hace poco la gente viajaba a este singular oasis del juego y lo prohibido en mitad del desierto para hacer dos cosas: "visitar" sus casinos, y casarse, a poder ser vestidos de Elvis Presley y Marilyn Monroe. Pero eso era antes, los jóvenes ya no se casan.
En la Ciudad del Pecado, como se suele llamar a Las Vegas, ya apenas se escucha el "sí quiero". Tampoco se ve a novios salir corriendo de la capilla, ni a desconocidos casándose para a la mañana siguiente empezar el desayuno preguntándose "¿cómo te llamas?", "¿quién eres?", "¡qué hace ese anillo en tu dedo!".
Y no es que haya pasado de moda -que también- sino que los jóvenes, simplemente, no se casan. Roland August, que ha oficiado miles de bodas en Las Vegas, explica a Bloomberg que "las fuerzas que han remodelado la vida económica de la nación desde los años 70 han ayudado a hacer del matrimonio una institución cada vez más reservada para los más ricos". "Y la gente que elige casarse en Las Vegas, no nos engañemos, suele ser gente humilde", añade.
Lo cierto es que la tasa de matrimonio de Nevada se ha desplomado en las últimas décadas. El matrimonio se ha convertido en una clara línea divisoria de un país estratificado. Un ejemplo de esto es que el declive del matrimonio es más pronunciado entre aquellos que no van más allá de la escuela secundaria, ya que las personas con más estudios tienden a casarse entre sí.
El porcentaje de matrimonios en EEUU entre personas mayores de 18 años se situó cerca del 50% en el año 2014, frente al 72% de 1960, según un informe del Pew Research Center.
Los cambios económicos interrumpieron el ciclo tradicional basado en conocerse, casarse y tener hijos. Todo ello agravado, sin duda, por el cambio de costumbres. Y la cuestión no es solo que el cambio no solo se ha producido, sino que se ha arraigado tal y como demuestra en un informer Melissa Kearney, profesora de la Universidad de Maryland.
Kearney concluye que en las regiones donde el fracking ha florecido en últimos años, los salarios de los hombres de la clase trabajadora se ha disparado, al igual que los nacimientos. El matrimonio, por su parte, no. Sin embargo, no todo es malo. Menos matrimonios significan menos divorcios. Además, la tasa de matrimonio de EEUU sigue siendo mayor que la de muchos países desarrollados, incluidos Francia, España e Italia. Pero donde sí se nota este descenso es en Nevada.
Menos novias, menos turismo, menos ingresos
Según datos que maneja Bloomberg, las bodas atraen alrededor del 4% de los visitantes anuales a Las Vegas, y son parte de la identidad de la ciudad. Conscientes de ello, se han tomado diversas medidas para fomentar los casamientos en Nevada. Y los esfuerzos por preservar los enlaces parecen estar dando resultados: el número de licencias de boda emitidas se ha estabilizado en los últimos años, en parte como reflejo del aumento de las uniones homosexuales, que se convirtió en legal en Nevada en 2014.
"Nunca habíamos hecho promoción sobre nosotros mismos", exclama Kris Labuda, presidente de la Cámara de Comercio de la Boda en Las Vegas. "Hemos estado trabajando en publicidad para cambiar la narrativa sobre lo que es una boda en Las Vegas", afirma.
Oscar Goodman, alcalde de Las Vegas de 1999 a 2011, no ve el descenso tan grave. Incluso cree que a menos bodas, más solteros dispuestos a gastar dinero en casinos y otras atracciones. "La gente viene aquí para tener su boda, y la gente viene para evitar una boda", dijo Goodman, que concluyó con un rotundente... "Nadie debería llorar por Las Vegas".