
Poco más de diez días después de su toma de posesión, Donald Trump materializa el blanco de sus iras, además de en los musulmanes, en la Unión Europea. Alude expresamente a Merkel como responsable de la situación actual de la Eurozona y acusa a Alemania de explotar a la propia Unión Europea y a Estados Unidos con "una moneda muy devaluada" que les favorece.
Las relaciones entre ambos países comienzan de forma tensa, alimentadas no sólo por estas incendiarias declaraciones, sino también por los múltiples escándalos en los que las empresas alemanas se han visto envueltas en los últimos meses en relación a Estados Unidos. Volkswagen, Deutsche Bank y ahora también Bosch, son pretextos con los que Donald Trump puede jugar ahora para extorsionar ahora a la Eurozona en pos de su proteccionismo.
También ha conseguido tiranteces con otras firmas automovilísticas al anunciar que pondrá un impuesto del 35% a la producción de vehículos que no se realicen en su país pero quieran venderse allí, hecho con el que BMW, otra gran firma alemana, ya ha mostrado su desacuerdo.
La "locura" de los refugiados
La acogida de refugiados es otro de sus venablos contra Merkel. Ya en campaña tachó la acogida de "locura" debido al terrorismo islamista, motivo que ahora esgrime a favor de su veto a siete países de mayoría musulmana. Merkel, poco acostumbrada a estas lides, intenta capear el temporal que creía ya sorteado tras su reelección como presidenta de su partido y candidata a la cancillería para el próximo otoño.
Para superar su crisis de popularidad, la canciller alemana impulsó el acuerdo con Turquía, con el que se selló la ruta de los Balcanes y que ha hecho que disminuya sensiblemente la llegada de nuevos refugiados al país germano. Esto le hizo acercar posiciones con sus socios bávaros de CSU, que aceptaron que se volviese a presentar.
Este verano ha trabajado incansablemente para conseguir una buena relación con Theresa May a raíz de la victoria del Brexit. Precisamente es Gran Bretaña otro de los óbices con los que trata de lidiar, reforzado ahora por la intención de Trump de conseguir aliarse con May y aislar al resto de la antigua Unión Europea. Merkel exige ser inflexible ante el Brexit.
En el futuro Rusia podría ser también un socio importante para Trump, lo que dificultaría aún más unas relaciones fructíferas con Alemania. Similar discurso al del mandatario estadounidense presenta Alternativa para Alemania, la nueva revelación de la ultraderecha que en septiembre desembarcará por primera vez en el Bundestag y cuya intención directa de voto crece cada día. Su discurso tiene los mismos cuatro ejes que el de Trump: refuerzo de fronteras, establecer aranceles, dinamitar la Unión Europea y aliarse con Rusia.