
Los precios han cerrado el año con fuerza en España. El Índice de Precios de Consumo (IPC) subió un 0,6% en diciembre respecto al mes anterior y elevó nueve décimas su tasa interanual, hasta el 1,6%. Armonizando este índice de precios con la eurozona, en España la inflación ha sido del 1,4% interanual, superando al área euro por primera vez de forma clara desde 2012. El factor petróleo ha sido determinante para que se produzca este incremento en los precios y para que España, un país muy intensivo en hidrocarburos, supere a la eurozona en este indicador, una tendencia cuya continuidad dependerá en 2017, posiblemente, de la evolución de los precios del oro negro.
Durante la primera mitad del año se espera que la inflación en España llegue incluso a superar el 2% analizada de forma interanual. Mientras que la inflación subyacente se mantendrá más o menos constante (o estancada) en el 1% anual, los precios del petróleo van a marcar la diferencia hasta mayo, pudiendo llevar los precios hasta el 3%. Desde el Gobierno de España se espera que el IPC en 2017 sea del 1,4%, mientras que desde Bankinter apuestan por un crecimiento de los precios que ronde el 1,6%.
Entre enero y mayo de 2016, los precios del crudo Brent, de referencia en Europa, oscilaron entre un mínimo de 26 dólares el barril y un techo de 45 dólares. Ahora, el petróleo se encuentra en un canal que tiene el suelo en los 53 dólares y el techo en los 57, lo que va a ser fundamental para que el IPC mantenga un tono positivo y ascendente en la primera mitad de este año.
Desde Funcas muestran en sus previsiones que la inflación se situará alrededor del 2,5% en la primera mitad de 2017, pero que incluso puede llegar a superar el 3% si el petróleo alcanza los 60 dólares, una cota que a día de hoy no resulta descabellada viendo la responsabilidad que está ejerciendo la OPEP a la hora de cumplir con las cuotas de petróleo, con el objetivo de reducir la producción y elevar los precios.
Un petróleo alto puede ser peligroso
Por otro lado, el banco de inversión Natixis advierte de los peligros inflacionistas que puede conllevar una subida mayor del crudo: "Es esperado que los precios del petróleo mantengan su tendencia alcista a medida que crece la demanda y los acuerdos de la OPEP para reducir la producción se van llevando a cabo".
Desde este banco se advierte de que si el crudo se sitúa durante 2017 en los 80 dólares por barril, la inflación de la eurozona superará el 2,5%, lo que podría tener un elevado coste para la economía, puesto que supondría "un incremento del valor de las importaciones y una pérdida de ingresos reales (el PIB podría reducirse hasta 0,7 puntos porcentuales si el precio del petróleo pasa de los 55 dólares actuales a los 80 dólares el barril", destacan desde Natixis.
Este contexto podría ser incluso más perjudicial para España. Como destacan desde CaixaBank Research, el precio del crudo tienen una mayor influencia sobre la inflación española debido a la mayor intensidad energética en hidrocarburos. Desde Funcas creen que con el crudo a 60 dólares, la inflación puede llegar en España al 3%, por lo que en un escenario con el petróleo a 80 dólares los precios podrían dispararse.
Un escenario opuesto
Otro escenario bien diferente podría observarse si la industria del fracking en EEUU y otros países ajenos a la OPEP ajustan de forma rápida su producción a los nuevos precios. Si los productores ocupan con velocidad el hueco que deja la OPEP en el mercado, el crudo podrían quedarse por debajo de los 60 dólares el barril, dividiendo el comportamiento de los precios en dos.
En primera instancia, el IPC crecería con fuerza hasta mayor en España y la eurozona, mientras que en la segunda parte del año los precios volverían a encontrarse, probablemente, muy por debajo del objetivo del 2% tanto en la eurozona como en España.
Fue en junio de 2016 cuando el barril de Brent logró superar los 50 dólares, aunque durante el resto del ejercicio hubo altibajos, el oro negro se mantuvo en todo momento por encima de los 40 dólares, llegando a hacer pico en los 56 dólares la unidad. De modo que si el crudo se mantiene en los precios actuales, con una inflación subyacente que parece estancada en una nivel cercano al 1%, los precios no exhibirían un crecimiento intenso.
Tras la última crisis y la reforma laboral, puede que el comportamiento de la inflación subyacente haya cambiado de forma definitiva. Según datos de Eurostat, los costes laborales unitarios (CLU) comenzaron a caer en España en 2010, una tendencia que se ha mantenido hasta 2014. Ahora, aunque se está creando mucho empleo, la presión de los CLU es por ahora muy inferior a la observada en el periodo 1999-2008.
Desde CaixaBank Research sostienen que se espera que este año el diferencial de inflación vuelva a ser positivo respecto a la eurozona exclusivamente por el factor petróleo. Ello es importante, ya que el efecto del crudo será temporal y, por tanto, si se mantienen las dinámicas salariales, el diferencial de inflación volverá al redil en 2018 o incluso en la segunda mitad de 2017, ello dependerá del comportamiento del crudo y de los alimentos no procesados.