Economía

España, líder de crecimiento de la eurozona pese al paréntesis político

El año 2016 finaliza con un avance del 3,2% del PIB, el doble que la media de los países que comparten el euro, y con el cumplimiento del déficit del 4,6% pactado con la Comisión Europea.

España cierra el año 2016 con el mayor crecimiento económico de la eurozona, pese al parón institucional de 314 días, registrando un avance del 3,2 por ciento del PIB. Eso supone el doble que la media de los países del entorno europeo, cuyo crecimiento se situará en torno al 1,6 o el 1,7 por ciento. Así, la economía muestra su resistencia ante un año de turbulencias tanto a nivel nacional, donde fue imposible incorporar medidas durante el paréntesis político, e internacional, con la concurrencia de acontecimientos imprevistos, como la victoria de Brexit o la elección de Donald Trump como futuro presidente de los Estados Unidos.

El rearme económico de España se debe a varios factores que han marcado la actividad europea en 2016, además de la fortaleza interna que generaron las reformas aplicadas por el Gobierno del PP durante la pasada legislatura para cumplir con las exigencias de Bruselas, como la reforma del mercado laboral del año 2012. El primero de los factores externos es el abaratamiento de la factura energética, debido a la volatilidad del precio del barril Brent, que comenzó el año bajando de los 30 dólares en febrero y que se estabilizó tras el periodo estival hasta llegar a los 45 dólares en noviembre y a los 50 en el último mes del año, y que ya ha supuesto un ahorro para el Estado de 30.000 millones de euros entre 2015 y 2016.

El segundo factor determinante reside en la política de bajos tipos de interés de la zona euro aplicada desde Bruselas y el Banco Central Europeo (BCE), que han permitido a España financiar su deuda a intereses inusualmente bajos o incluso negativos. Y por último, el efecto que tuvieron los bajos tipos de cambio de la moneda en las exportaciones españolas. Aunque a cierre de 2016 las importaciones avanzarán un 5,6 por ciento y las exportaciones lo harán un 4 por ciento, la balanza comercial registrará un superávit de 14.000 millones según los datos del Ministerio de Economía.

No obstante, todo ello no será suficiente para mantener el mismo ritmo en 2017, cuando las previsiones oficiales sitúan el crecimiento de España en un 2,5 por ciento del PIB, lo que supondría una desaceleración, que por otro lado, los expertos hacen extensiva al resto de potencias del entorno comunitario.

Impacto económico positivo

Todos los factores mencionados influyeron de forma benévola en la actividad interna de España. Pero hubo muchos más. "El boom turístico ha sido el principal motor de la economía española en 2016", afirma el profesor y analista del IEB Javier Santacruz. Según los datos avanzados por el ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, se prevé que nuestro país termine el año con la visita de 74 millones de turistas extranjeros, lo que supone un incremento del flujo en un 8,4 por ciento respecto al año anterior, y que gastarán un 10 por ciento más.

La demanda doméstica también mostró una mejoría considerable, ya que las familias consumieron un 3,4 por ciento más que el año anterior, a pesar de que en 2016 los precios crecieron un 0,7 por ciento.

Directamente relacionado con la buena marcha de las temporadas turísticas y del consumo se encuentra la situación del mercado laboral. En este sentido, la tasa de paro en España se situará en el 19,6 por ciento al final del año, lo que supone una reducción de 2,5 puntos porcentuales respecto al dato de 2015. Aquí, el Ejecutivo se muestra optimista y prevé que la tasa caiga al 17,6 por ciento en 2017.

Objetivo de déficit, cumplido

Aunque España cumplirá este año con el objetivo de déficit comprometido con Bruselas en el 4,6 por ciento del PIB, todas las bondades que han jalonado el curo económico no fueron suficientes para alcanzar dicho objetivo.

Tanto es así, que sólo gracias a la reforma introducida por el Gobierno en el Impuesto de Sociedades en el mes de agosto -restableciendo los tipos en los pagos a cuenta con el fin de recaudar 8.300 millones de euros más- se ha podido cumplir con las exigencias fiscales de Europa. Un objetivo de déficit que está fijado en el 3,1 por ciento para 2017 y cuyo cumplimiento asegura el Ejecutivo tras la aprobación de la reforma tributaria con la que espera recaudar 7.500 millones, y donde se incluye una elevación del gravamen al tabaco y al alcohol, un nuevo impuesto para los refrescos azucarados, la eliminación de buena parte de las deducciones impositivas a empresas y un plan de lucha contra el fraude fiscal.

Para cumplir estos compromisos y evitar posibles sanciones de Bruselas, en el próximo ejercicio el Gobierno necesitará ahorrar 15.000 millones de euros, que pretende obtener mediante la reforma tributaria y como efecto del crecimiento productivo del país.

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