
En Alemania, la inflación es una cuestión que siempre está de actualidad. La obsesión de los germanos con los precios es algo que viene de lejos, la diferencia es que antes sus críticas iban dirigidas al Bundesbank y a los políticos alemanes y ahora se centran en el Banco Central Europeo, cuyas políticas influyen sobre toda la Eurozona. No obstante, parece que las políticas del Bundesbank y el BCE han tenido a lo largo de la historia un efecto similar sobre los ahorradores alemanes.
La semana pasada, por ejemplo, al menos tres periódicos nacionales publicaron importantes artículos que dejaron entrever a la población que sus ahorros se encuentran en peligro por el repunte que han comenzado a presentar los precios al consumo. El Bundesbank, el banco central de Alemania, pronostica una inflación del 1,5% para el próximo año y además proyecta que los tipos probablemente estarán en torno a cero, es decir, que el BCE no va a mover nada.
El diario de negocios Handelsblatt, que en marzo ya publicó una foto en primera plana burlándose del presidente del BCE, Mario Draghi, mostró el viernes un titular en portada proclamando que Alemania se encuentra próxima a entrar en una 'trampa de inflación'.
No obstante, una tasa de un 1,5% aún quedaría fuera de la definición de estabilidad de precios del BCE, que se estima cerca pero por debajo del 2%, un objetivo que se adoptó porque el Bundesbank había defendido como el mejor objetivo para alcanzar la estabilidad. Después de estar por debajo ese umbral por más de tres años (y a veces mucho más abajo) la principal preocupación de Draghi es que la Eurozona es intentar levantar los precios para evitar la deflación y una nueva contracción del consumo y la inversión.
Una historia de tipos reales negativos
Si uno se fija en las tipos de interés reales de los depósitos (la remuneración anual del de depósito menos la inflación) se muestra la realidad a la que se han enfrentado los ahorradores alemanes durante años, una realidad con la que el BCE poco tiene que ver.
Desde septiembre de 1968, fecha en la que el Bundesbank comenzó a mantener un registro de los datos, los tipos reales en Alemania han estado en terreno negativo en 309 meses, en terreno positivo en 209 meses, y en cero en 58 meses. En otras palabras, los ahorradores alemanes han perdido poder adquisitivo en muchas ocasiones durante los últimos 48 años. De hecho la tasa real durante ese período fue negativa, se encontraba en el -0,16%.
"El excesivo miedo que tiene Alemania en cuanto a la inflación genera una obsesión con respecto a las políticas anti-inflacionarias y por lo tanto el planteamiento de la política monetaria alemana tiende a responder de forma asimétrica", asegura Johannes Gareis, un economista de Nataxis en Fráncfort.
"Este pensamiento puede ser arriesgado, ya que es fácil combatir la inflación cuando está en aumento, pero es difícil contrarrestar la deflación una vez que se penetra dentro de la famosa trampa de liquidez".