La tormenta bursátil desatada en las últimas semanas por la crisis china se notará poco en las empresas españolas de manera general. Los expertos coinciden en señalar que el impacto será limitado e indirecto en su mayor parte. Eso sí, todo dependerá del contagio y las consecuencias a otras economías emergentes, principalmente latinoamericanas, donde las compañías de nuestros país tienen importantes intereses.
La percepción generalizada es de calma, a pesar de que el castigo en el mercado ha sido elevado, especialmente en algunos casos. Lo que parece claro es que China consumirá menos y, por tanto, sus importaciones caerán en los próximos meses, por el enfriamiento de su Producto Interior Bruto.
Pero las medidas adoptadas por las autoridades del gigante asiático pronto tendrán su efecto. Morgan Stanley se muestra optimista y considera, en un informe, que a finales de año las aguas podrían volver a su cauce, con lo que las turbulencias desaparecerían. "Esperamos que China pueda adoptar más medidas en su política fiscal y monetaria, que unido a las ya materializadas desde febrero, con el objetivo de que su crecimiento se estabilice antes de que termine 2015", señala en un informe reciente el banco de inversión americano.
Morgan Stanley sostiene que las empresas alemanas son las que más sufrirán la ralentización china por las mayores exportaciones. Las españolas que más notará el efecto son Gamesa, Inditex e Indra por sus negocios en China. Y, por las relaciones comerciales, el sector más afectado será el automovilístico -tanto fabricantes de vehículos como de piezas-, ya que se espera un bajada relevante de la venta de coches en el país.
Las casas de análisis han realizado ya la primera estimación sobre la caída de los beneficios de las compañías cotizadas. Esperan que los resultados del Ibex 35 retrocedan un 2 por ciento en 2016. Las causas de este descenso se deben a factores indirectos de la crisis china y, en muchos casos, a situaciones económicas y políticas, principalmente en Latinoamérica, como la de Brasil, donde el Santander, Telefónica o Mapfre recaudan gran parte de sus ingresos.
Impacto directo
El efecto indirecto más claro es la caída de los precios de las materias primas, tales como el acero y el petróleo. Este desplome provocará una merma en las ganancias de sus productores, tales como Acerinox, Arcelor o Repsol. Pero, tendrá un efecto positivo para el resto de compañías, porque sus costes se abaratarán sustancialmente.
En este sentido se pronuncia el estratega de Citi, José Luis Martínez Campuzano, que apunta como un factor "beneficioso" la caída de los precios de las materias primas para el tejido industrial, lo cual permitirá exportar a precios más atractivos los productos a otras economías con empuje económico, principalmente Estados Unidos y Europa. Martínez Campuzano sostiene, asimismo, que las consecuencias del debilitamiento va a facilitar una mejora en la financias de las empresas de nuestro país "por la permanencia de unos tipos de interés a la baja".
En definitiva, indica que es "obvio" que los efectos para España son indirectos y que, muchos de ellos, son "positivos" mientras las turbulencias no se alarguen demasiado en el tiempo, porque las perspectivas a largo plazo sobre China siguen siendo prometedoras.
El otro gran impacto de lo que está sucediendo en el gigante asiático es la caída en las relaciones comerciales con Latinoamérica. Chile será uno de los países más afectados. El gran temor es el volumen de este efecto y cómo se mezcla con el resto de desequilibrios que arrastran algunos mercados, principalmente Brasil y México.
Los expertos consideran que la gran incertidumbre es ésta y que por tanto habrá estar muy atento a lo que acontece al otro lado del Atlántico. Eso sí, reconocen que las grandes empresas españolas, a pesar de haber dependido durante la crisis de Latinoamérica para su supervivencia, se encuentran muy diversificadas. La fortaleza del consumo en España compensaría un desplome de las ventas en la zona, pero hay que ser prudentes con estos vaticinios, porque el contagio puede ser mayor del esperado.
Los países latinoamericanos podrían paralizar importantes proyectos en sectores claves por el descuadre de sus cuentas públicas si el impacto de la crisis china se agudiza. Lo mismo podría ocurrir en toda la zona de Oriente Medio, dependiente del petróleo, donde las constructoras y las firmas de infraestructuras españolas suman importantes inversiones.