Economía

Grecia baraja aceptar la oferta del FMI y concentrar los pagos en el 19 de junio

  • Grecia esquivaría el pago de 300 millones de este viernes

Mientras las negociaciones entre Atenas y los acreedores internacionales prosiguen con intensidad, ambos polos parecen elegir una vía intermedia para evitar un posible accidente y conseguir una solución transitoria. Merkel y Hollande se reúnen con el BCE, el FMI y la CE para tratar la crisis de Grecia.

Grecia tiene que devolver unos 1.600 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta fin de mes en cuatro cuotas, la primera de las cuales vence este 5 de junio, cuando debe afrontar un pago de 300 millones a la institución.

Fuentes del Ministerio de Finanzas heleno explican que se piensa en no pagar esa primera cuota y realizar el pago de los 1.600 millones en su totalidad el 19 de junio, o incluso después. Es una posibilidad que ha puesto sobre la mesa el propio FMI y que el Ejecutivo griego se plantea, especialmente después de las dificultades del Gobierno griego durante los últimos meses para pagar las cuotas correspondientes al FMI agotando las reservas estatales. Además, hay otra misión si cabe más complicada para Atenas que es devolver 3.500 millones al BCE, y en total 8.500 millones hasta finales de agosto.

El acuerdo definitivo sigue pendiente, pero se plantea un objetivo más realista que suspendería la evaluación del programa actual (que acaba el 30 de junio) y ofrecería una solución temporal al problema financiero del país heleno. La necesidad de recurrir a soluciones creativas con las que comprar algo de tiempo para encontrar una solución que permita salvar la cara a Grecia y sus acreedores es aceptada como un mal menor desde las instituciones. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, señaló el pasado fin de semana que lo importante es que Atenas pague el dinero que debe en junio, sin entrar a valorar un retraso de días en el pago del viernes.

Pensiones y mercado laboral

Tras cuatro meses en los que Tsipras no ha dado su brazo a torcer, sobre todo en pensiones y mercado laboral, y en los que ha evitado poner por escrito algunas de las concesiones en teoría realizadas, en privatizaciones y algo menos en la reforma del IVA, el líder griego parece haber arrastrado definitivamente a la UE y al FMI al terreno que quería. Esto es, a una negociación política al más alto nivel.

Mientras las conversaciones técnicas se reanudaron ayer, la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente francés, Francois Hollande y Juncker volvieron a tratar el asunto griego en los márgenes de un encuentro en Berlín sobre la agenda digital. A este encuentro se unieron, a última hora y de forma inesperada, Christine Lagarde y Mario Draghi.

Es la tercera vez en apenas cuatro días que discuten sobre la marcha de las negociaciones, lo que claramente indica que se está armando una solución política para circunvalar el embrollo técnico con la antigua troika o, al menos, para conseguir algo a cambio de las demandas. Tsipras tiene muy claro que si los acreedores le obligan a recortar salarios y pensiones, o a endurecer la negociación colectiva, deberá conseguir una quita a la deuda con la que poder salvar su silla, y también con la que ganar el apoyo del ala más radical de Syriza a la lista final de reformas. Pero es en este punto donde el lado de los acreedores tiene problemas para presentar lo que podría ser una propuesta política.

Porque si el lado europeo no está dispuesto a negociar una quita, el FMI considera esencial ajustar significativamente las pensiones cuanto antes. Washington y Bruselas han tenido dificultades para mantener un frente unido durante las últimas semanas. Ahora que apenas queda un mes del programa para desbloquear la ayuda, la portavoz de la Comisión, Mina Andreeva, comenta que "lo que importa es la unidad", un "acuerdo único entre las tres instituciones", (Comisión, FMI y BCE).

Desde Alemania no cesan los esfuerzos para hallar una solución a la situación de Grecia, como dejó claro Juncker ayer en Berlín. Oficialmente, el encuentro, en el que participaron una veintena de industriales europeos, tenía otra agenda. Pero el propio Juncker afirmó antes de entrar que estaría "muy sorprendido" si Grecia no acabase acaparando las conversaciones. La reunión de los dirigentes de las dos primeras economías de la zona euro y Juncker no había concluido al cierre de esta edición. Según el Gobierno alemán, las últimas negociaciones se han llevado a cabo en un ambiente "constructivo".

Mientras, algunas fuentes se refieren a un ultimátum a Atenas por parte del Grupo de Bruselas, pero desde las instituciones se niega este extremo. Además, ayer por la noche se filtró desde Bruselas el envío de una suerte de memorándum a Atenas. El texto es un borrador de un nuevo memorándum que en esencia se basa en el acuerdo del 20 de febrero y que incluye medidas por 3.500 millones de euros, principalmente mediante recaudación de impuestos. El envío de dicho texto se justifica por los representantes de los acreedores por el retraso de las negociaciones, algo que hace crecer el déficit financiero del país. El Gobierno griego no ha desmentido la existencia de este documento, que es una muestra de la inquietud de estos últimos días.

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