
España tiene que cada vez más parecidos con Japón. Varios indicadores económicos están mostrando resultados que los economistas diagnosticarían como 'principio de japonización'. También hay parecidos demográficos que afectan a la postre al comportamiento económico del país. Deuda pública, deuda privada, PIB y envejecimiento de la población son las palabras clave que resumen las peligrosas similitudes entre España y Japón. Unos parecidos que llegan demasiado pronto. Y es que cuando comenzó el estancamiento de Japón su PIB per cápita era de los más altos del mundo y su tasa de paro de las más bajas, algo de lo que España aún está muy lejos.
Japón alcanzó su pico de población en el año 2008 con unos 128 millones de habitantes. Desde ese momento el país nipón no ha parado de perder habitantes al mismo tiempo que la población envejecía. Los últimos datos de 2014 dicen que la población de Japón es de 127 millones, un millón menos que 6 años antes. España lleva perdiendo población durante dos años, según el Instituto Nacional de Estadística España habrá perdido un millón de habitantes en los próximos 15 años. Para el 2019 casi el 31% de la población será mayor de 64 años.
La deuda es otro indicador en el que España y Japón obtiene resultados similares, sobre todo en el endeudamiento privado (empresas y familias). En Japón este indicador muestra que el endeudamiento privado representa alrededor del 188% del PIB, mientras que en España representa el 177% del PIB, según Eurostat. Estos niveles de endeudamiento lastran el nivel de renta disponible para consumir e invertir de familias y empresas, erosionando el crecimiento del PIB.
La deuda pública española aún está lejos de los niveles alcanzados en Japón. Pero lo cierto es que los niveles de endeudamiento público en España han pasado del 37% al 100% del PIB en poco más de 8 años, por lo que este tipo de deuda ha pasado de inadvertida a ser un problema a resolver que ocupa un lugar primordial en la lista de prioridades del Gobierno español. En Japón la deuda pública representa el 227% del PIB, al igual que en España ha registrado un crecimiento sensible entre 2008 (167% del PIB) y 2014 (227% del PIB).
El PIB pierde importancia
Por último, cabe destacar el peligroso parecido entre el comportamiento del PIB en España y Japón. El crecimiento acumulado del PIB en ambos países ha sido decepcionante en los últimos años, salvo los fuertes rebotes vistos como respuesta a las fuertes caídas del PIB durante la Gran Recesión (el 'plucking model' de Friedman explica este fenómeno). El cambio demográfico y el 'superciclo' de deuda van a lastrar el crecimiento del PIB acumulado, algo que no va a evitar que españoles y japoneses puedan lograr unos niveles de vida cada vez mejores. El PIB se estancará por la pérdida de población, pero el PIB per cápita puede seguir creciendo. Debido a este novedoso proceso, el crecimiento del PIB acumulado podría comenzar a perder su importancia como el rey de los indicadores macroeconómicos.
Tal y como señala Avelino Hernández, director del Departamento de Mercados Financieros del Área de Planificación Estratégica de La Caixa, "el impacto negativo de este desarrollo (demografía) sobre el PIB total no ha impedido una evolución, al menos hasta ahora, razonablemente satisfactoria del PIB per cápita en Japón", mejorando el nivel de vida de los nipones aunque el PIB acumulado esté estancado, la producción total del país es muy parecida a la de hace unos años pero son un millón menos de japoneses a repartir, por lo que cada japonés toca a más producción per cápita.
Esto es algo que también ha comenzado a suceder en España en 2014. Mientras que el PIB real acumulado creció un 1,4%, el PIB real per cápita creció un 1,7%. El nivel de vida de los españoles ha mejorado más términos de PIB per cápita que en términos de PIB acumulado. El uso de este último indicador es el más usado para analizar la salud económica de un país, algo que puede empezar a cambiar.
La principal diferencia es que el estancamiento de Japón llegó cuando el país tenía uno de los niveles más altos de renta per cápita del mundo, una tasa de paro de las más bajas y un sistema productivo 'tecnologizado' y puntero en innovación.