
El Ministerio de Trabajo, dirigido por Yolanda Díaz, no ejecutó en 2024 el 39,6% de su presupuesto. En 2023 repitió casi el mismo porcentaje de cumplimiento, el 60,9%, contra el 78,1% que registró un año antes, en 2022. En esta falta de ejecución solo le superó Vivienda que solo dispuso el 32,7% de su asignación.
El presupuesto de Trabajo se ocupa de varias áreas clave como son la protección al desempleo, políticas activas de empleo, inspección y prevención de riesgos laborales, negociación colectiva y mediación y arbitraje en conflictos laborales, igualdad de oportunidades, el desarrollo de cooperativas, sociedades laborales y otras formas de economía social y el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).
El grado total de ejecución de los presupuestos de los 22 ministerios que forman el Gobierno fue, a 31 de diciembre de 2024, de un 88,2%, lo que significa que dejó de cumplirse un 11,2% de los mismos. A pesar de que los departamentos ministeriales, prácticamente, nunca llegan a una ejecución del 100%, el porcentaje del año pasado es uno de los más altos en varios lustros. Y la previsión, de acuerdo con los datos a 31 de mayo de 2025 que publica la Intervención General del Estado (IGAE), es que este año la falta de ejecución se coloque en un nivel semejante, pues los porcentajes de cumplimiento son muy parecidos a los del mismo mes del año pasado.
Por ministerios, en tercer lugar, con un 61,8%, se encuentra Ciencia, Innovación y Universidades, y en cuarto, Política Territorial y Memoria Democrática (67,2%). En quinto figura Industria y Turismo (68,6%). Juventud e Infancia presentó un 72,5%, algo por encima pero todavía alejado de los niveles habituales. Por el contrario, los ministerios más cercanos al cumplimento de su presupuesto fueron Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes (96,7%) y Defensa (96,2%).

En cualquier ejercicio, los porcentajes medios de ejecución se sitúan entre el 70% y el 80%, mientras que en 2024 hay varios ministerios que no llegan ni al 70%. Evidentemente, el caso de Vivienda contribuye a bajar la media general pero los grados de muchos de los departamentos son también reducidos. Al remontarse a la ejecución presupuestaria de otros ejercicios se observa que el año pasado fue el que registró la más baja. Ni siquiera en otros años en que Pedro Sánchez gobernó con las cuentas públicas prorrogadas el grado de cumplimento había sido tan bajo. En el ejercicio de 2023 se redujo respecto al año anterior, pero sin llegar a los niveles de 2024. En los gobiernos que presidió Mariano Rajoy destacaba, con porcentajes de ejecución del 50% o 53%, el Ministerio de Economía y Competitividad. Sin embargo, los ministerios que más ejecutaban, aunque nunca llegaron al 100%, superaban el 95% y, además, eran más numerosos.
La ausencia de ejecución del presupuesto no es consecuencia ineludible de la prórroga presupuestaria en sí misma como se ha demostrado en otros ejercicios. La prórroga supone que se presupuesta lo mismo para cada departamento que en las cuentas aprobadas, en este caso de 2023. Cada sección tiene un dinero presupuestado para gastar. Tampoco se puede atribuir a la intención de bajar el déficit público, ya que las cantidades no gastadas ni significan un ahorro físico ni sirven para bajar el indicador. Los remanentes contables se pueden activar en el presupuesto del año siguiente en otras partidas.En algunos casos, puede ocurrir que un proyecto concreto se licite, por ejemplo, en marzo. La licitación es recurrida por el motivo que sea y la solución dura meses, por lo que el gasto del proyecto se tenga que llevar al presupuesto de otro año.
Pero lo que varios expertos han declarado a elEconomista.es es que el bajo grado que se dio en 2024 de ejecución responde a una forma concretar de gastar. Y en ello tiene mucho que ver que se trate de unas cuentas prorrogadas, en el sentido de que se están haciendo múltiples modificaciones presupuestarias entre las secciones. En los Presupuestos Generales del Estado de 2023, los últimos aprobados, se facultó al titular del Ministerio de Hacienda, en este caso Mª Jesús Montero, a traspasar créditos entre los distintos ministerios. Hasta ese momento, estos movimientos no se podían realizar salvo con las reorganizaciones de personal. Ya en 2022, ante la inestabilidad política que luego intensificaron las elecciones generales de 2023, se tomó esta decisión.
Ahora, con unas cuentas prorrogadas, lo que impide ampliar, reducir o cambiar nada, "la modificación de partidas se está haciendo constantemente", asegura un alto funcionario de la Administración central. Eso explica que, sin poder aumentar ni un euro de los presupuestos ministeriales, se mueva el dinero hacia otras partidas. "Si tal ministerio no ejecutó mucho el año anterior y como se le tiene que dotar con la misma cantidad, se aprovecha para otra partida. Es una forma de sacar dinero y mucho más aprovecharse de la circunstancia de la prórroga de las cuentas", insiste el funcionario. En realidad, al ministerio que se le "quita" presupuesto no ejecuta todo lo que le queda porque no lo tenía planificado, ya se ha pensado modificar su presupuesto y "para ello no necesita tener muchas previstas actuaciones en su ámbito que no va a pagar porque se lo van a llevar otros".En la elaboración de unos presupuestos, una de las primeras acciones que realiza Hacienda es pedir al resto de ministerios propuestas para dotar sus respectivas cuentas. En que lo gasten, ya es distinto.