Uno de los requisitos fundamentales para percibir una pensión de jubilación es llegar a la edad de jubilación ordinaria. De no hacerlo, y siempre que se reúnan una serie de requisitos, el sistema permite al trabajador anticipar esa jubilación...pero a cambio de determinados sacrificios.
La Seguridad Social es la encargada de gestionar las jubilaciones anticipadas, que simplemente son una modalidad distinta de jubilación que permiten adelantar el retiro profesional varios años. El organismo tiene la misión de acreditar que se dan todos los requisitos y de calcular la cuantía de la pensión de jubilación de esas personas.
El problema de la jubilación anticipada es que conlleva recortes en la pensión de jubilación. Es la forma de compensar la ausencia temprana del trabajador en el mercado laboral y, por extensión de sus contribuciones al sistema a través de las cotizaciones. No importan los años cotizados: todos los trabajadores que adelanten la jubilación tendrán que asumir esos 'bocados' en la pensión.
Sin embargo, hay casos menos favorables que otros. Es, por ejemplo, el de las personas que deciden acogerse a la jubilación anticipada voluntaria con el mayor tiempo de adelanto posible, dos años. Esta elección les supondrá grandes recortes en la pensión incluso contando con muchos años cotizados.
Es la situación en la que se encuentran los trabajadores que cuentan con 40 años cotizados, una cantidad nada desdeñable y que garantiza el 100% de la pensión en la jubilación ordinaria pero que no les evitará sufrir recortes en la pensión de jubilación cuando la adelantan antes de la edad ordinaria.
La clave está en la Ley General de la Seguridad Social. Su artículo 208 (puede consultarlo en este enlace) regula la jubilación anticipada por voluntad del interesado y explica que en estos casos "la pensión será objeto de reducción mediante la aplicación, por cada mes o fracción de mes que, en el momento del hecho causante, le falte al trabajador para cumplir la edad legal de jubilación" de diferentes coeficientes reductores.
Los coeficientes reductores de la pensión de jubilación dependen del tiempo de adelanto de la jubilación y de la cotización previa del trabajador. A mayores adelantos, mayores recortes en la pensión que, a su vez, serán aún menos beneficiosos cuanta menos cotizaciones haya acreditado el trabajador en su vida profesional.
Qué recortes sufren las pensiones con 40 años cotizados
Con 40 años cotizados, el caso que nos ocupa, la normativa es clara: si el trabajador adelanta su jubilación dos años tendrá un recorte del 19% de la pensión. Eso se debe a que el trabajador se incluye en el grupo de futuros jubilados con entre 38 años y seis meses y 41 años y seis meses cotizados. Estas personas tienen sus propios recortes, que irán bajando conforme se reduzcan los tiempos de adelanto de ese retiro:
- Si la jubilación se produce con 21 meses de adelanto el recorte es del 12% de la pensión.
- Si la jubilación se produce con 18 meses de adelanto el recorte es del 8,40% de la pensión.
- Si la jubilación se produce con 15 meses de adelanto el recorte es del 6,46% de la pensión.
- Si la jubilación se produce con 12 meses de adelanto el recorte es del 5,25% de la pensión.
- Si la jubilación se produce con nueve meses de adelanto el recorte es del 4,42% de la pensión.
- Si la jubilación se produce con seis meses de adelanto el recorte es del 3,82% de la pensión.
- Si la jubilación se produce con tres meses de adelanto el recorte es del 3,36% de la pensión.
El recorte de la pensión se produce sobre esa pensión una vez ya ha sido calculada conforme al método de cálculo de las pensiones de la Seguridad Social, que suma las bases de cotización de los últimos 25 años (300 bases) y las divide entre 350 para obtener la base reguladora.
Esto es importante porque, antes de la reforma Escrivá de las pensiones, los recortes se hacían sobre la base reguladora, lo cual significaba un menor impacto en la pensión de la jubilación. Ahora, el recorte es algo mayor al aplicarse sobre la cuantía ya calculada.