
La cúpula actual del Banco de España maneja proyectos para dotar a su delegación de Barcelona con mayores competencias, sobre todo en las que conciernen a su servicio de estudios. Los proyectos para la Ciudad Condal han puesto de manifiesto el rol tan poco relevante al que, en las últimas décadas, se han visto relegadas las sedes del regulador más allá de Madrid. Las cifras hablan claro: actualmente, la institución liderada por José Luis Escrivá cuenta con 15 sucursales, 85.703 metros cuadrados y un total de 407 empleados para todas ellas –sin contar la de Madrid–, según los datos ofrecidos por el propio órgano regulador, lo que da una media de solo 27,1 trabajadores por cada sede. El dato contrasta con el número de trabajadores que hay en la sucursal principal del Banco de España ubicada en Madrid, en la que se encuentran actualmente 3.200 empleados, aproximadamente, y que cuenta con 115.000 metros cuadrados.
Y es que, las funciones principales que desempeñan los empleados de las sucursales son muy limitadas, ya que se basan en el cambio de billetes y monedas, recogida de falso efectivo, canjeo de billetes deteriorados, suscripción de deuda pública, solicitud de información de la Central Informática de Riesgos, el ingreso de líquido en organismos públicos con cuenta abierta en el Banco de España, la presentación de reclamaciones y consultas sobre normativa de transparencia y buenas prácticas bancarias y el registro de documentación.
Por sus labores de atención al ciudadano en la recuperación de dinero en efectivo, la sede ubicada en Valencia tuvo que ser reforzada tras la tragedia de la DANA el pasado mes de octubre.
En ese momento, y con el objetivo de volver lo más rápido posible a la normalidad, la institución incorporó a 4 empleados más en Valencia, hasta las 35 personas que se encuentran en activo para el órgano regulador valenciano.
Estas ocho labores mencionadas son las que comparten las 15 sedes más la de Madrid, pero la comunidad investigadora de Barcelona cuenta con una tarea más, ya que a la sucursal de la ciudad condal se le incorporó un Data Room de acceso a microdatos de alta calidad a través de una alianza con el Barcelona Supercomputing Center, con el que firmaron un acuerdo para desarrollar la Inteligencia Artificial en el ámbito financiero, así como evaluar nuevas tecnologías en un ámbito controlado.
A pesar de este cambio que se propone en el servicio de estudios, fuentes directamente conocedoras del funcionamiento de las sedes de las que dispone el banco central fuera de Madrid explican a elEconomista.es que, sin restar importancia a los planes de dotar de más funciones a la delegación de Barcelona, que "debería tenerse en cuenta que más vacíos aún se encuentra los edificios de Palma y Oviedo", y que existe un problema más profundo en lo que concierne al valor añadido que aportan. De acuerdo con dichas fuentes, "muchas de estas sedes se podrían cerrar de un día para otro, dado que la labor de poner en punto los billetes que les envían los bancos comerciales es perfectamente asumible por una empresa privada subcontratada y, de hecho, ya se echa mano de este recurso en algunos casos".
No obstante, los expertos señalan que "sería un error desdeñar la importancia, desde el punto de vista institucional y de imagen, que la permanencia de estas sedes en edificios de tan alta representatividad aporta a la institución", por lo que el cierre indiscriminado y general de las mismas "tampoco sería una buena idea".
Según los expertos, el traslado de unas sedes a otras, para su posible refuerzo, "será difícil debido a la muy alta especialización que tienen los cuerpos de funcionarios que trabajan para el Banco de España". "Reconstituir una parte del servicio de estudios en Barcelona sería una tarea muy compleja", anticipan.
La primera sucursal en reforzarse será la que se encuentra en la ciudad condal, ya que fue el propio gobernador del Banco de España quien afirmó que el edificio se encontraba "infrautilizado" al ser el segundo más grande de España –solamente por detrás de Madrid– al contar con 27.493 metros cuadrados para tan solo 60 trabajadores que se encuentran en activo actualmente –a los que les bastaría con 1.000 metros cuadrados según expertos del sector inmobiliario–.

Por ello, la entidad presidida por Escrivá ha lanzado un plan para reforzar su presencia en la capital catalana, aunque asume que ni siquiera sumando todos los empleados que trabajan para la institución (3.600 trabajadores) se llenarían los casi 28.000 metros cuadrados de los que dispone la sede catalana, por lo que Escrivá sugiere a las autoridades de la ciudad condal que se impliquen en el edificio para que le den una mayor utilidad –para la de Madrid se prevé implantar un museo– por su estructura monumental.
En los últimos meses, a la sucursal de Barcelona se le ha incorporado un centro de innovación "aprovechando el talento tecnológico de la zona". Por este motivo se esperan nuevas incorporaciones en los próximos meses, ya que la primera convocatoria de empleo se encuentra en la fase de entrevistas.
Ahora, se prevé trasladar a la capital de Cataluña parte de la dirección de Economía –aprovechando la salida del director general del departamento, Ángel Gavilán–. Esta división supondrá que una parte de los funcionarios ubicados en la sede central en Madrid deberían mudarse a la delegación catalana y sumarse a los 60 trabajadores con los que cuenta actualmente.