
La creación de empleo ha tenido un efecto claro en la intensidad de la actividad, medida en términos de días efectivamente trabajados, según las estimaciones del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. El promedio de días trabajados por cotizante ha aumentado un 2,9% en 2024 y un 12,6% desde 2019. Unos datos que pretenden arrojar algo más de luz en pleno debate sobre el absentismo en España, pero confirman un intenso repunte de la incapacidad temporal: los días cotizados pero no trabajados por esta causa se han disparado un 11,9% en el último año y un 61,3% desde 2019.
En 2024 se registró un promedio anual de 76,4 días por trimestres cotizados en IT, aunque esta cifra fluctúa por trimestre: en el cuarto se disparó hasta los 78,5 días. La volatilidad estacional explica que el departamento que dirige Elma Saiz tome como referencia del incremento de los días cotizados como media de los cuatro trimestres.
Esta estadística se nutre de los registros administrativos de la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS) tanto de afiliación como de bases de cotización. Uno datos que acompañan a los de horas trabajadas que ya se venían publicando anteriormente y que reflejan una evolución similar en lo que se refiere a las ausencias por IT, con 423.025, millones de horas afectadas, aunque no distingue entre empleos a jornada completa o parcial. En este sentido, el indicador expresado en días es más preciso.
En los últimos tres meses de 2024 se contabilizaron un total de 1.436,5 millones de días cotizados, si bien el promedio anual de los cuatro trimestres del año anual se queda en 1.419,4 millones, una cifra que supera en un 2,19% la de 2023 y crece un 14,7% respecto a 2019. Supone una media de 85,3 días al trimestre por cotizante, 2,1 días más que en 2019.
El total de días cotizados incluye, además de los 76,4 millones de días días no trabajados por IT, otros 10,9 millones por "otras prestaciones" (una categoría que engloba, entre otras, los permisos por paternidad), y 1,16 millones de días afectados por ERTE. En total, los denominados "días en periodos suspensivos" suman una media de 88,5 millones por trimestre, un 9,7% más que en 2023 y un 57,9% más que en 2019. Esta media supone que las ausencias por alguna de esas causas alcanzaron al 6,23% del total de días cotizados y que cada afiliado dejó de acudir a su puesto una media de 5,3 días por trimestre.
Un lastre del absentismo en el empleo
Así, restando estas faltas, los días 'efectivos' se quedan en 1.330,9 millones, 12,6% más que en 2019 y un 2,9% más que hace un año. Lo que que equivale a que cada trabajador acudió a su puesto una media de 80 días al trimestre el pasado año. Es una evolución coherente con la de la cifra de cotizantes, pero también refleja la intensidad del empleo no crece con demasiada intensidad: se mantienen en niveles similares a los 79,3 días de 2023 (aunque supera con creces el mínimo de 72 días anotado en 2020).
Que, aunque trabajen más personas, las media de días trabajados no crezca más no parece un problema. Hasta que recordamos que la reforma laboral ha elevado el peso de la contratación indefinida y más estable, con lo que los periodos cotizando son más largos que cuando se veían interrumpidos por la temporalidad. Aunque el incremento de los días no cotizados apunta también a un cierto lastre del absentismo en esta evolución.
Cuando hablamos de absentismo en términos de Seguridad Social, hablamos de incapacidad temporal. Ya era el primer motivo de faltas al trabajo antes de la pandemia, y ahora su intensidad. Alcanza al 5,38% del total de los días cotizados, la cifra más alta en la serie y equivale a una media de 4,6 ausencias al trimestre por cotizante, también un máximo histórico. Y aunque los 76,3 millones de días afectados son relativamente pocos sobe el total, su incremento relativo es mucho mayor que los efectivamente trabajados: del 61% respecto a 2019 y del 11,3% solo en el último año.
Este abultado repunte explica la preocupación de las empresas por el coste que les supone. Las cifras presentadas por Seguridad Social no son tan llamativas como las que presentan los analistas del sector privado, pero confirman un problema que no se ha reducido desde los niveles previos a la crisis sanitaria.
Durante 2020 y parte de 2021, los ERTEs protagonizaron los periodos suspensivos. Los días afectados por ellos llegaron a superar los 258 millones en el segundo trimestre de 2020, aunque el promedio de ese año se situó en 118,4 millones de días, más del doble de los días perdidos por IT. En los en los ejercicios siguientes se fueron desplomando a un promedio de un millón. Aunque las cifras también siguen siendo más elevadas que antes.
En términos acumulados, crecen un 42% respecto a los niveles de 2019 y un 12,7% en 2024. Recordemos que esta referencia parte del promedio anual: las cifras trimestrales revelan una volatilidad mucho mayor, con un fuerte repunte de las suspensiones de empleo en el cuarto trimestre, hasta los 1,8 millones. Un 85% más que en el mismo periodo de 2023. Este repunte es una señal sorprendente en el panorama laboral. Eso sí, las cifras siguen siendo residuales comparadas con las alcanzadas en la pandemia.
Por su parte, las ausencias de beneficiarios de "otras prestaciones" suben un 33%, un incremento llamativo pero sorprendentemente inferior a los demás periodos de suspensión cuando los cambios legales en los últimos tiempos han ampliado el acceso y la duración a las prestaciones por nacimiento o adopción, especialmente para los padres.
Discrepancias con el INE
En todo caso, el equipo de Saiz no pone el foco en el absentismo. El secretario de Estado de la Seguridad Social y Pensiones, Borja Suárez, considera que "esta nueva estadística ofrece, junto con la que se viene publicando regularmente sobre horas efectivamente trabajadas, una fotografía más pormenorizada de la salud de nuestro mercado de trabajo y permite un análisis más profundo de las jornadas que realizan los afiliados a la Seguridad Social". Aunque el análisis de su departamento no entra en esta cuestión.
Sí revela, por ejemplo, en qué sectores se han ganado más días. Según Inclusión, Educación y las actividades de alto valor añadido lideran el crecimiento de días efectivos desde 2019. Educación ha aumentado los días efectivos cotizados 24,3 puntos por encima de la media (un 36,9% en total), mientras que Información y Comunicaciones y Actividades Profesionales, Científicas y Técnicas han crecido 19,5 y 11,4 puntos más que la media, respectivamente.
Asimismo, los efectos de la reforma laboral también se visualizan en la evolución de los días efectivos cotizados por tipo de contrato. En el cuarto trimestre de 2021, antes de su entrada en vigor, los días cotizados por trabajadores con contrato indefinido se situaban en el 72,3% frente al 27,7% de trabajadores con contratos temporales. En el cuarto trimestre de 2024 esos porcentajes son del 87,7% en el caso de fijos y de solo un 12,3% en eventuales.
En cualquier caso, el interés de Inclusión por publicar estas estadísticas radica en que sus datos son bastante más halagüeños que los que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE). El ejemplo por excelencia está en las cifras de horas efectivas cotizadas. Según Seguridad Social son un 11,8% superiores a las de 2019.
Aunque los datos son coherentes con los de la Encuesta Trimestral de Coste Laboral (ETCL), también del INE, son significativamente más altos que los observados en EPA y la Contabilidad Nacional Trimestral (CNTR), según las cuales en el cuarto trimestre de 2024 las horas efectivas trabajadas apenas habrían aumentado un 6,1% y 5,2%, respectivamente, respecto al nivel previo a la pandemia.
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