
Tras su desastrosa, a la par que imprevista, investidura de ayer, el ya nombrado canciller alemán, el conservador Friederich Merz, viajó este miércoles a París y Varsovia para encontrarse con sus homólogos. La primera parada, habitual tras la investidura de un nuevo canciller, fue en el palacio del Elíseo, donde fue recibido por el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron. Este encuentro, aunque ya es tradición, toma mucho más simbolismo de lo habitual porque las relaciones del eje franco-alemán estaban bastante tibias y la situación política en sus países son bastante parecidas.
Tanto Merz como Macron intentaron presentar una imagen de unidad de las dos grandes potencias económicas del Viejo Continente, en un momento en el que la geopolítica está tomando una nueva configuración debido a la guerra comercial iniciada por Donald Trump.
"Mientras tenemos una guerra en nuestro continente, la feroz competencia global, la aceleración del cambio climático y tecnológico y las amenazas de una guerra comercial global, hemos acordado una agenda integral para relanzar nuestra relación", declaraban ambos líderes en un artículo conjunto para el periódico Le Figaro.
El presidente galo reiteró su intención de "responder juntos" a los desafíos a los que se enfrenta Europa.
Estos actos simbólicos toman mucha relevancia, ya que el poderoso eje franco-alemán estaba en horas bajas debido a las grandes disputas que había entre París y Berlín durante el mandato del excanciller socialdemócrata Olaf Scholz. Tanto Macron como Merz mostraron esa imagen de renovación, alianza y compromiso en un acto bien coreografiado.
Macron reiteró que esto escribe "una nueva página en la amistad franco-alemana", mientras Merz dijo que ambas naciones y ellos mismos en lo personal compartían "un vínculo personal profundo".
En el artículo de Le Figaro reseñaban que van a "aprovechar al máximo" la "coordinación y el instinto franco-alemán para lograr una Europa más soberana, con énfasis en la seguridad, la competitividad y la convergencia".
En cuanto a las relaciones con Estados Unidos, ambos líderes aseguraron que quieren una "agenda comercial y de inversión mutuamente beneficiosa", al mismo tiempo que quieren "determinación y salvaguardar plenamente los intereses de la UE y garantizar respuestas contundentes a las acciones adversas".
Para ello, tanto Merz como Macron escribieron en Le Figaro que apoyarán a la Comisión Europea "para que utilice sus herramientas de manera rápida y sólida cuando sea necesario para proteger los intereses europeos".
Los 'hombres enfermos' de Europa
Aunque ambas economías están consideradas el 'músculo' de Europa, lo cierto es que no están en su mejor momento. Alemania está tocando la recesión con los dedos, con un crecimiento estancado para este año (0%) y una industria que no levanta cabeza.
A pesar de haber liberalizado un fondo de 500.000 millones a 10 años para realizar inversiones de calado en infraestructuras y Defensa; y están abiertos a modificar el techo de deuda fijado por la Constitución, lo cierto es que Merz lo va a tener muy complicado en su primer año de mandato. Asimismo, para 2026, tampoco es que se espere una gran mejoría en lo económico.
Francia, por su parte, tampoco está mucho mejor. El Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó en dos décimas el crecimiento galo y lo sitúa en el 0,6% para este año, por lo que su economía está también al borde del estancamiento. Además, se enfrenta al importante reto de sanear sus cuentas públicas con un déficit y una deuda completamente desbocados. El actual Ejecutivo, liderado por François Bayrou, tiene el reto de intentar ahorrar 50.000 millones de euros.
Tanto Francia como Alemania serán, también, las más 'indisciplinadas' en materia fiscal. Según el Monitor Fiscal del FMI, Berlín superará el límite de déficit a partir de 2026. En concreto, se situará en el 3,5% del total del PIB, según los expertos del Fondo, y seguirá acrecentándose hasta cerrar 2030 en el 4,4%. En el caso de Francia, ya cerró 2024 en el 5,8% y se espera que el año que viene pueda corregirlo hasta el 5,5%. Pero, posteriormente, el Monitor Fiscal revela que se estancará en el entorno del 6% hasta 2030.
El acuerdo con Mercosur sigue pendiente
Uno de los deberes pendientes que tienen es el de sacar adelante el acuerdo de libre comercio con Mercosur, que agrupa los países de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Los intentos de sacarlo adelante ya suman dos décadas y el principal reticente a firmarlo es Francia, entre otros países, máxime en estos tiempos en los que el comercio mundial está en pleno cambio.
Si bien la decisión de Merz es que el acuerdo debería "adoptarse y entrar en vigor lo antes posible", Macron se mostró más ambiguo. El presidente francés asumió que la UE necesita nuevos mercados de exportaciones en medio de esta guerra comercial, pero que los acuerdos que se firmen "deben ser de interés para la Unión Europea". Por tanto, los bienes que ingresen en territorio comunitario deben cumplir con sus normas y estándares ambientales y de salud.
"Estamos a favor de acuerdos comerciales si protegen a nuestros productores europeos y garantizan una igualdad de trato", afirmó Macron.
En este punto es donde podrían surgir las rencillas de este renovado eje franco-alemán.
Apoyo a Ucrania
Los dos dirigentes se encuentran muy alineados en cómo ayudar a Ucrania en la contienda. Merz dijo que quería que Berlín ofreciese a Kiev garantías de seguridad si las conversaciones entre Rusia y Estados Unidos no iban hacia un alto al fuego, algo que tanto Francia como Reino Unido suscribieron y estuvieron impulsando de manera activa.
"La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania ha destrozado la ilusión de una paz y seguridad garantizadas en Europa", escribían en el tabloide galo. "Ya hemos asumido responsabilidades en materia de seguridad y asumiremos más", reiteraban.
Asimismo, Merz reiteró que Trump "también cuenta con todo nuestro apoyo para poner fin a la matanza y a la guerra", dijo. "Una vez acordado un alto el fuego, estamos listos para participar en su monitoreo bajo el liderazgo de Estados Unidos", reiteró.
Por delante queda mucho camino para ambos líderes, y Merz comienza la legislatura con una imagen política algo denostada al haber vivido un fracaso inicial en su elección como canciller el martes en el Bundestag. Por su parte, Macron está ante la Asamblea Nacional más fragmentada de la historia del país, que le deja muy poco margen de maniobra para solucionar el problema de sus cuentas públicas.