
El proyecto de recortar y reestructurar la Administración Federal de Estados Unidos bajo el mando de Elon Musk está cerca de terminar. El magnate ha comunicado en la presentación de resultados de Tesla que a partir del mes que viene "dedicará gran parte de su tiempo" a la administración de la automovilística, de la cual se había despreocupado en los últimos meses como CEO. Musk ha prometido retirarse "significativamente" de su trabajo al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) para reducir el gasto público de EEUU. La noticia ha elevado la cotización de Tesla en las operaciones extendidas de la Bolsa de Nueva York anoche y en la preapertura.
Detrás de esta decisión se encuentra el deterioro de la marca de Tesla por su actividad al frente del Gobierno y la amenaza de los aranceles, que el propio Musk ha advertido que perjudicará a sus empresas. Desde hacía semanas había rumores procedentes de la Casa Blanca que señalaban que el empresario de origen sudafricano abandonaría el proyecto de DOGE y reduciría su papel en la Administración estadounidense. Donald Trump, presidente de Estados Unidos, ya había adelantado que el papel de Musk llegaría a su final pronto.
La reputación de Tesla, por los suelos
El papel de Elon Musk en la primera línea política, tanto como asesor de DOGE, como a través de sus mensajes en su red social, X, han afectado gravemente a Tesla. Casa de análisis como JP Morgan recortaron sus estimaciones de ventas debido a un "deterioro sin precedentes del valor de la marca". Tanto en Europa como en Norteamérica se convocaron manifestaciones frente a las plantas de Tesla, se organizaron boicots y multitud de usuarios de Tesla empezaron a etiquetar sus coches con mensajes del tipo "comprado antes de que Musk se volviera loco".
Los propios resultados de Tesla han confirmado un escenario de pesadilla: las ventas de coches del primer trimestre fiscal de la compañía se han reducido un 20%, el beneficio se ha reducido a 0,27 dólares por acción (el mercado esperaba 0,39 dólares) y ha facturado 19.340 millones de dólares frente a los 21.110 millones contemplados por los analistas. Desde mediados de diciembre, la valoración bursátil de Tesla ha caído a la mitad.
Frente a este escenario, cada vez más inversores pedían que Musk dejara su papel político y volviera a tomar las riendas de Tesla como consejero delegado que es de la automovilística. La noticia ha elevado la cotización de la firma en el extramercado y en la apertura ya escala un 5%.
La oposición a la guerra comercial de Trump
Elon Musk ha sido de los pocos aliados que se ha opuesto públicamente a los aranceles decretados por Trump. En una conferencia de la Liga, el partido italiano de Matteo Salvini, pidió que Europa y Norteamérica establecieran un "tratado de libre comercio" sin impuestos a las importaciones. En sus mensajes en X reiteró en varias ocasiones que los aranceles dañarían las cadenas de suministros de Tesla y supondrían un percance para las ventas de vehículos. Según varios medios norteamericanos, el propio Musk habló con Trump para que pausara el grueso de los aranceles "recíprocos" decretados por el presidente estadounidense.
Su retirada de DOGE podría estar también incentivada por la figura que ocupa. Ni la naturaleza del "departamento" (así se conocen a los ministerios del Gobierno federal estadounidense), creada a partir de una agencia de la era Obama, ni la figura del magnate estaban libres de una inspección por parte del Congreso, de mayoría republicana, pero cada vez más descontenta. La falta de claridad del Gobierno sobre el papel de Musk a requerimientos de los tribunales federales estaba conformando una espada de Damocles sobre el propio empresario, quien ahora podría retirarse antes de que la situación se complicara más.
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