Economía

La calidad del empleo no va a más: cada nuevo trabajador firma una media de 2,27 contratos al año

Foto: Canva

El pasado año 2024, 6,78 millones de trabajadores firmaron 15,42 millones de contratos, lo que se traduce en una rotación media de 2,27 contratos por persona, según las estimaciones del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Esta ratio queda muy por debajo del 2,72 anotado en 2021, antes de la reforma laboral, y se sitúa en los niveles previos a la Gran Recesión. Pero las cifras del pasado año lanzan una clara señal de estancamiento en la tendencia de mejora que apunta a que el impacto de la norma en la volatilidad contractual ya no da para más.

En 2023, el índice era de 2,26 contratos por persona, una décima inferior al de 2024. Esto se explica porque los contratos se han reducido en 24.101 respecto al año anterior y los trabajadores contratados en 46.347. Aunque este frenazo no minimiza lo conseguido por la nueva legislación si nos remontamos a los ejercicio previos a la pandemia, apreciamos que la reducción del índice es mucho mayor, desde un máximo del 2,93 en 2019. Eso sí, los niveles actuales siguen por encima del mínimo histórico, anotado en los primeros años de siglo, con un 2,1.

Esto se puede interpretar como que la reforma ha corregido la deriva seguida desde el estallido de la crisis financiera en 2008 y un giro de la economía hacia los servicios en la recuperación de los años posteriores. También se puede hablar de impacto inverso al que tuvo la reforma anterior de 2012, tras cuya entrada en vigor se incrementaron temporalidad y rotación.

Pero el dato de 2024 confirma que esta evolución positiva ya se ha estancado, y no ha logrado batir las marcas de los años precedentes. De hecho, el índice es el mismo que en 2006. Eso sí, la reducción se ha logrado con menos contratos y personas contratadas que entonces y, lo más importante, sin destrucción neta de empleo como ocurrió en la pandemia.

Por primera vez, el Observatorio de las Ocupaciones, organismo del SEPE encargado de este análisis, publica el índice de rotación para cada tipo de contrato, desglosando cada modalidad de temporal, así como para los indefinidos ordinarios, a jornada completa o tiempo parcial, y fijos discontinuos. Aunque no especifica el número de personas que firmaron cada uno de ellos, algo no tan fácil de calcular por la elevada rotación y el hecho de que una misma persona puede haber firmado varios tipos diferentes.

El grupo de los indefinidos tiene un índice de rotación de 1,26 contratos por persona, aunque las conversiones desde temporales y las modalidades bonificadas se mantienen en el 1,01 (es decir, que solo se firma un contrato al año). Ello implica que la rotación se concentra en los nuevos contratados 'de cero' sin relación previa con la empresa.

En el caso de los indefinidos ordinarios, tanto a jornada completa como parcial, el índice es de 1,20, mientras entre los fijos discontinuos se eleva a 1,46. Por su parte entre los temporales se sitúa en 1,96.

Sin embargo, la ratio fluctúa entre tipos de contratos temporal. Los eventuales por circunstancias de la producción la elevan a 2,29 y los contratos de artistas se disparan a 4,17 contratos por persona.

Una volatilidad muy superior a la mensual

Llama la atención que el índice de rotación general sea más elevado que el de las modalidades de indefinidos y temporales por separado. Esta divergencia se da también al analizar los datos por ramas de actividad. Con excepción de la agricultura (2,27) el resto de sectores mantienen el índice de rotación por debajo de los dos contratos por persona.

La clave es que una misma persona puede firmar más de un tipo diferente de contrato al año y saltar entre tipos de empleo (en especial cuando requieren menor cualificación), con lo cual estos índices de rotación desglosados deben entenderse como una estimación más que como una operación que sale del registro 'bruto' de contratos y personas contratadas, que solo se publican a nivel agregado.

Pero hay que tener en cuenta que el índice general de rotación del 2,27 también es una aproximación general, ya que puede haber casos en los que un mismo trabajador firme tres o más contratos. Hace años estos informes recogían datos más pormenorizados sobre el número de contratos que firmaban los trabajadores, pero desde 2013 dejaron de publicarse.

Además, contrasta poderosamente con los datos que el SEPE publica cada mes. Efectivamente, las estadísticas de contratación que elabora el organimo recogen una cifra mensual de contratos y personas que los firman. A pesar de las fluctuaciones mensuales (en marzo fueron 1,167 millones de contratos y 952.918 trabajadores, la relación entre ambos se mantiene estable en un 1,22, un 1,05 para los indefinidos y un 1,32 para los temporales.

Esta diferencia se explica por el simple hecho de que, a lo largo de un año, una misma persona firma más contratos que en un mes. Pero eleva la rotación, es decir, la brecha entre contratos y contratados, mucho más de lo que indican los datos mensuales.

Un análisis de la serie histórica de los datos de contratos y contratados confirma que el desplome de la contratación tras la reforma laboral no se ha producido a costa de una merma abrupta del número de contratados.

Si volvemos a tomar como referencia 2019, el año con mayor número de contratos de la serie, con 22,5 millones, en 2024 se firmaron 7 millones menos, un 31,5%. Pero el descenso de la cifra de personas contratadas es mucho menor, de 899.669, un 11,73% menos. Recordemos que entre ambos ejercicio, el índice de rotación ha caído de 2,93 a 2,27.

Los datos también reflejan el cambio de la composición de la contratación, con más indefinidos que nunca. Si nos fijamos en 2006, año que también registró una rotación del 2,27, se aprecia que se firmaron muchos más contratos (18,5 millones) y hubo más personas contratadas (8,2 millones). Pero entonces el peso de la temporalidad contractual en el empleo era mayor.

Aunque el índice de rotación del SEPE refleja una mejora más positiva que otras métricas, como la de la evolución de las altas y bajas de Seguridad Social, siguen quedando por debajo de la esperada ante el incremento de la contratación indefinida. Es coherente, eso sí, con el repunte de dimisiones, despidos y bajas por no superar el periodo de prueba entre los indefinidos, una evolución que apunta a que los contratos fijos son más inestables que antes, sobre todo los más recientes.

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