
El mercado de trabajo español vuelve a cerrar 2024 como el que peor aprovecha su mano de obra disponible de toda la Unión Europea, según los datos de 'holgura laboral' publicados por Eurostat. La razón principal es que nuestro país mantiene el mayor porcentaje de desempleo, pero también es líder 'absoluto' en otra categoría: la de personas que tienen un trabajo a tiempo parcial porque no encuentran uno a jornada completa. Sumaban 1,1 millones en el cuarto trimestre, un 4,5% del total de la fuerza laboral 'extendida' entre 20 y 64 años, con una evolución estancada desde 2022 pese a la mejora del empleo en estos años.
La mencionada holgura laboral es una estadística que pretende analizar las debilidades de un mercado laboral más allá de las categorías habituales de parado y ocupado que refleja la Encuesta de Población Activa. Por ello incluye a personas 'excluidas' del mercado laboral por no estar buscando activamente empleo o no tener disponibilidad inmediata, aunque quieran trabajar (lo que les convierte en 'inactivos' que no cuentan como parados), y a ocupados obligados por la falta de oportunidades mejores a hacer trabajos por horas. Es decir, los subempleados.
El dato expresa a cada uno de estos colectivos como un porcentaje sobre la suma de la población activa (parados más ocupados) y los inactivos que quieren trabajar, pero no se consideran parados (los subempleados sí están incluidos en la cifra de ocupación). De esta forma, los inactivos 'no parados' un 3,7%, una cifra inferior a la de países como Italia, que llega al 7,4%. El desempleo, que supone un 10,1% y el subempleo, con un 4,5%, sí son los más elevados de la UE y llevan la holgura al total del 18,3%.
Un análisis en profundidad de las cifras de Eurostat revela además que el comportamiento del subempleo en España no sigue la tónica del resto de Europa. De hecho, España tiene unos datos de subempleo que no se corresponden con su tasa de empleo a tiempo parcial.
Según los datos de la Encuesta de Fuerza Laboral (LFS), un 14,1% de los ocupados españoles entre 20 y 64 años trabaja a tiempo parcial, un porcentaje inferior a la media europea (16,6%) y por debajo de otros nueve países, pero que contrasta sobre todo con el 48% de Países Bajos.
Precariedad a tiempo parcial
Si en lugar de tomar como referencia los ocupados entre 20 y 64 años ampliamos el rango de 15 a 74 años, los subempleados holandeses escalan del 3,8% al 4,8%, frente al 4,5% de los españoles, tasa que baja a segunda posición de la tabla. Una 'mejora' que responde a que en nuestro país este problema se extiende por todas las franjas de edad, en lugar de concentrarse entre los más jóvenes.
Así, la tasa de subempleo de los menores de 25 años en España llega al 8,1%, frente al 13,3% de Países Bajos o el 12,5% de Irlanda. La de la población a partir de los 55 años se sitúa en el 3,2%, porcentaje que empata con Irlanda y queda por debajo del 4% de Francia, mientras en Holanda cae al 2,4%. Pero el grupo entre 25 y 64 años, es decir, la considerada franja de edad 'prime' para la mano de obra llega al 4,4,%, un punto por encima que su más directo seguidor, Francia (3,2%).
La lectura de estos porcentajes revela que, aunque se registran fluctuaciones en función de la edad, como en el resto de Europa, la debilidad 'competitiva' del subempleo se sitúa en las personas en los años considerados más 'activos' de su carrera profesional. Que son los que componen el grueso de la mano de obra.
El problema se ve con mayor intensidad si hacemos el ejercicio de cotejar el número de subempleados sobre el total de trabajadores a tiempo parcial entre 20 y 64 años. En España suponen el 41%, frente 15,7% de la media de la zona euro. Se da la paradoja de que Portugal registra un 32,8%, pese a que su tasa de subempleo en términos de holgura laboral es del 2,4%.
Esto se explica porque el peso del teletrabajo sobre el conjunto de los trabajadores activos y potenciales es más reducido. Algo similar se produce en Grecia, donde el porcentaje de empleados a tiempo parcial subempleados llega al 28%. Ambos son países en los que el empleo a tiempo parcial es un problema de alta de oportunidades laborales, si bien su impacto sobre el conjunto del mercado laboral es relativamente reducido.
Sin embargo, en Holanda, con la mayor tasa de empleo a tiempo parcial, las personas que lo hacen por no encontrar empleo a tiempo parcial solo llegan al 8,9%. Pero como los trabajos a tiempo parcial tienen más peso, la tasa de subempleo sobre la fuerza laboral ampliada es mayor.
España se aparta de ambos escenarios: el subempleo afecta a 4 de cada 10 trabajadores a tiempo parcial y estos son lo suficientemente numerosos para convertirse en un problema para el conjunto del mercado laboral mucho mayor que en el resto de Europa. . Una situación comparable, aunque a distancia, solo se da en Finlandia e Irlanda, ambas con un uso del tiempo parcial mayor que el nuestro y una tasa de subempleo superior al 3,5%.
Una mejoría estancada
El análisis de la serie histórica muestra que el subempleo se ha reducido sustancialmente desde el 6,7% que llegó a registrar en 2014, si bien el descenso se ha frenado desde la pandemia. Aunque está por debajo del 5% anotado en el arranque de la serie histórica (en 2011), el retroceso es menor del registrado en la meda de la UE y la mayoría de estados europeos salvo Países Bajos, donde el subempleo se disparó con la crisis financiera.
Sin embargo, aquí hay que tener en cuenta que la regulación del contrato a tiempo parcial es diferente a la española, y durante la crisis se operaron una serie de reformas laborales que impulsaron esta fórmula. En España, la reforma laboral de 2012 intentó seguir este camino fórmula, pero el contrato temporal no despegó.
En parte porque ya existe la alternativa de los ERTEs de reducción de jornada, pero sobre todo porque el contrato a tiempo parcial no es atractivo para la mayoría de los trabajadores, que buscan un salario a tiempo completo para subsistir. En este sentido, que la tasa de subempleo solo se haya reducido medio punto desde 2011 es un inquietante indicio de la debilidad estructural del mercado laboral y de una mala calidad de esos empleos que ahuyenta a la mano de obra.
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