
Las inundaciones tras la DANA del pasado 29 de octubre en Valencia dejaron en papel mojado el proyecto de presupuestos autonómicos que el Gobierno de Carlos Mazón iba a presentar apenas unos días después. Esta semana será clave para ya que se agotan las fechas marcadas por el propio PP valenciano para que la Generalitat presente su proyecto y se inicie la tramitación parlamentaria de unas cuentas marcadas por los gastos extra que conlleva la catástrofe.
Precisamente uno de los efectos colaterales la DANA ha sido que la Comunidad Valenciana de momento haya tenido que prorrogar las cuentas del año pasado por primera vez en más de tres décadas. Y ello a pesar de que el propio Mazón no deja de repetir que tratarán de sacar adelante unos nuevos presupuestos autonómicos para marcar distancias con Pedro Sánchez y la falta de Presupuestos Generales.
Pero la voluntad del presidente valenciano no sólo depende de los populares, que no cuentan con mayoría en Les Corts Valencianes y dependen de los votos de Vox, su antiguo socio de Gobierno. Tras un amago inicial de apoyo de los socialistas por la emergencia, los de Diana Morant recularon y condicionaron su apoyo a la salida de Mazón por la gestión de la DANA.
El propio presidente valenciana ha intentado en los últimos días suavizar las relaciones con el partido de ultraderecha, después de que desde las filas de Vox en Valencia se hayan mandado varios recados a la Generalitat. Los de Abascal son conscientes de su posición de fuerza y han subido el tono para que los populares hagan concesiones en las que son sus líneas rojas, las que marca el propio Santiago Abascal desde Madrid. Se trata fundamentalmente de todo lo que tiene que ver con las medidas para frenar la emigración, cambios en política social y la oposición a todo lo relacionado con la Agenda 2030 medioambiental.
Una relación en el alambre
Paradójicamente, el blanco de las críticas de Vox ha sido el teniente general retirado y fichaje estrella de Mazón, el vicepresidente para la Recuperación, Francisco José Gan Pampols, después de que asegurase que los migrantes regularizados tras el anuncio del Gobierno de Sánchez serían bienvenidos, ante la necesidad de mano de obra para la reconstrucción. El portavoz de Vox en Les Corts, José María Llanos, aseguró que "si este señor va a ir por este camino y si el Gobierno (valenciano) le va a apoyar, no va a poder tener el apoyo de Vox", después de llegar a preguntarse si era "un infiltrado" de Sánchez.
Aunque sin llegar a rectificar a Gan Pampols, que con su perfil más técnico intenta evitar la guerra abierta entre el Consell y el Gobierno central por la gestión de la DANA, Mazón matizó su postura y la desligó de la regularización para criticar la política migratoria del Ejecutivo central, aunque sin mojarse sobre la medida concreta aprobada para los afectados en Valencia. Además, el presidente ha lanzado el referéndum para que los padres voten la lengua principal para sus hijos en los colegios, una de sus iniciativas conjuntas con Vox.
Desde el Gobierno valenciano también se lleva semanas intentando quitar hierro a un posible fracaso presupuestario. El argumento es que, como se hizo en los meses finales del año pasado, el Consell puede aprobar a golpe de decreto las medidas extraordinarias para la reconstrucción. Parte de ellas deberían ratificarse luego en Les Corts, como ocurrió con el decreto ómnibus en el Congreso, lo que vuelve a dejar la pelota en terreno de Vox.
Tampoco lo ocurrido con el pacto inicial entre PP y Vox, que apenas duró un año por la decisión del propio Abascal en pleno enfrentamiento con Feijóo, parece ser el mejor precedente para garantizar la estabilidad en esos planes de reconstrucción.
Las dudas del FLA extraordinario
Después de que el Gobierno valenciano reconociese que con el tsunami provocado por la DANA sus previsiones para los presupuestos de 2025 quedaron desbaratadas, lo único claro es que el nuevo proyecto incluirá un importante incremento de gasto. El equipo de Mazón recurrirá a más deuda, la única puerta que el Gobierno central le ha dejado completamente abierta. Pero las otras fórmulas para aumentar ingresos siguen siendo una incógnita, especialmente después de que la Generalitat se asegure que peligra la parte extraordinaria del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), que estima en 3.000 millones de euros, que no se renovó en diciembre.
El presupuesto consolidado de la Generalitat alcanzó los 31.521 millones de euros el año pasado. En sus partidas de ingresos se incluyeron fondos que se vienen reclamando desde hace años al Estado y cuyo cobro sigue sin estar asegurado. Uno de ellos es la compensación del Fondo de Garantía Asistencial y del Fondo de Cohesión Sanitaria, el dinero que supone la atención sanitaria a desplazados de otras CCAA y del extranjero desde 2012. El año pasado se reflejó un importe de más de 900 millones de euros y a finales de 2024 la Sanidad valenciana reclamó 1.022 millones al Estado.
A ellos se suman otros 463 millones que en los presupuestos de 2024 se incluyeron como compensación por lo no ingresado por la rebaja del IVA en la factura eléctrica y que tampoco están reconocidos. Esa práctica de fondos 'fantasma' no es nueva. El Botànic de Ximo Puig incluía una "partida reivindicativa" de unos 1.300 millones en que cifraba la infrafinanciación pero cuyo ingreso nadie aseguraba.