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Vox dinamita el Gobierno valenciano de Mazón, que gobernará en solitario pese a la incertidumbre

Mazón y Vicente Barrera, el hasta ahora vicepresidente de Vox.
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La agenda política nacional vuelve a imponerse otra vez en la política autonómica. Apenas un año después de formar su primer Gobierno, el presidente valenciano Carlos Mazón afronta su primera gran crisis por la ruptura de la coalición formada con Vox que le obliga a rehacer su Consell y a tener que buscar pactos a varias bandas para gobernar sin la mayoría en Les Corts.

Paradójicamente, el divorcio se produce el mismo día que PP y Vox han sacado adelante en el parlamento autonómico una de sus leyes más polémicas, la de Concordia que sustituye a la de Memoria Democrática, haciendo gala de un bloque frente a la oposición formada por los antiguos socios del Gobierno del Botànic de izquierdas.

Una clara muestra de que el final de esa alianza viene impuesta por el máximo factótum del partido de ultraderecha, Santiago Abascal, y de su giro para marcar distancias con el PP a la derecha del Gobierno del Pedro Sánchez, que se ha escenificado por el reparto de los menores inmigrantes acogidos en Canarias entre las CCAA.

El final del Gobierno de coalición valenciano resulta chocante porque, a diferencia de otras regiones donde las tensiones no habían dejado de aflorar, en el Consell valenciano la convivencia había sido relativamente tranquila más allá de algunas desavenencias de imagen por las posiciones más polémicas de Vox sobre la violencia de género, el colectivo LGTBI y la política cultural. A diferencia de otros barones del PP, Mazón no tuvo ningún reparo en pactar con la rama valenciana de Vox y ésta tampoco puso excesivos peajes al líder popular.

La comparación con los anteriores Gobiernos de coalición de Ximo Puig es inevitable. Curiosamente, pese al ruido constante y las discrepancias en público mostradas, al final los socios de izquierdas lograron garantizar estabilidad durante dos legislaturas a pesar de las críticas de los dos partidos que ahora apenas han mantenido su acuerdo durante un año.

Ahora se abre un nuevo escenario completamente distinto. Mazón ya ha dejado clara su intención de no convocar elecciones y seguir al frente de un Gobierno monocolor, pero sin la mayoría necesaria en Les Corts para sus proyectos legislativos. Algo que obligará a pactar una a una sus iniciativas, con la incertidumbre y riesgo para la estabilidad del Ejecutivo valenciano como recuerda la historia política reciente de este país.

La sintonía y la experiencia lograda con Vox puede allanar el camino en parte a Mazón, que además ha dado hasta ahora muestras de cintura política. Sin embargo, el precedente del golpe en la mesa de Abascal hará muy difícil alejar las sombras de la amenaza que plantea el líder de la formación de ultraderecha. Cuando le interese apretar al PP en la escena nacional puede recurrir al bloqueo de los gobiernos regionales como arma.

Por su parte el presidente valenciano tiene en sus manos el poder de convocar elecciones anticipadas, aunque ha asegurado tras cesar a los representates de Vox que su intención es acabar los cuatros años legislatura. Una alternativa a la que siempre puede recurrir en función de los cálculos electorales y el impacto que la salida de Vox pueda tener en su electorado.

De momento, Mazón ha sido el más rápido de los barones populares en remodelar su Gobierno. A las pocas horas ya había cesado a los tres miembros de Vox y nombrado sus sustitutos, con la apuesta por históricos del PP valenciano muy cercanos. El nuevo Consell tendrá una sola vicepresidencia, la de Susana Camarero. Además, Salomé Pradas, hasta ahora al frente de Medio Ambiente e Infraestructuras, pasará a asumir el departamento de Justicia e Interior.

La Conselleria de Agricultura y Agua estará en manos de Miguel Barrachina, el hasta ahora portavoz del PP en Les Corts y uno de los colaboradores más estrechos de Mazón durante la campaña electoral. En el caso de Medio Ambiente e Infraestructuras, el elegido es Vicente Martínez Mus, actual director general de Costas de la Generalitat.

Prueba de fuego de los presupuestos

El momento elegido para la ruptura y recomponer el Gobierno valenciano en un momento crucial de los trabajos para preparar los presupuestos del próximo ejercicio. Unas cuentas que ahora además se enfrentarán a tener que buscar apoyos para poder sacarlas adelante y pueden ser la auténtica prueba del algodón para medir las opciones de poder acabar la legislatura con cierta estabilidad.

Entre las políticas iniciadas por el Gobierno de coalición también se incluye la reforma fiscal y las rebajas de impuestos iniciadas por Mazón, de las que aún quedan por poner en marcha buena parte de los cambios prometidos en las elecciones.

La tensión pasa a los ayuntamientos

El escenario de ruptura de Vox con el PP podría trasladarse ahora también a algunos ayuntamientos, como los de Valencia, Castellón y Elche, si continúa la escalada de enfrentamiento entre ambas fuerzas.

El líder de Vox, Santiago Abascal, ha advertido este viernes al PP de que también romperán los pactos de gobierno en los ayuntamientos si "colaboran activamente" en el reparto de menores migrantes no acompañados".

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