Economía

La descomunal presa que ha torcido el eje de la tierra y modifica la duración del día

  • Actúa como una gigantesca pesa, afectando al balance del planeta
  • La NASA asegura que esta presa ha hecho que los días sean más largos
  • Su construcción desplazó a 1,3 millones de personas en China

Cuando parecía que todo lo posible ya se había visto, llega China y vuelve a convertir en realidad lo que parecía una auténtica quimera. Pekín ha desplazado el eje de la tierra, modificando la duración del día. Obviamente, no lo ha hecho adrede (ha sido un efecto indirecto de una obra de ingeniería), sino que es la consecuencia de su desarrollo económico y energético. La Presa de las Tres Gargantas, enclavada majestuosamente en el río Yangtsé, no solo es una obra titánica de la ingeniería moderna, sino también un recordatorio de cómo la humanidad puede dejar huellas en los sistemas planetarios. Este coloso de hormigón, capaz de contener hasta 39.300 millones de metros cúbicos de agua, altera sutilmente la rotación y el eje de la Tierra. Con un impacto apenas perceptible, alarga la duración del día en 0,06 microsegundos y desplaza el eje terrestre unos 80 centímetros hacia el este. Como un eco en el cosmos, la influencia de la presa destaca cómo nuestras construcciones pueden competir con fenómenos naturales de magnitud colosal, como terremotos o tsunamis.

Construida entre 1994 y 2012, la Presa de las Tres Gargantas no solo genera energía equivalente a unas 22 plantas nucleares, sino que también ha transformado drásticamente el ecosistema del Yangtsé. Aunque su capacidad hidroeléctrica mitiga emisiones de carbono, su construcción desplazó a 1,3 millones de personas y alteró el hábitat de múltiples especies. Este dilema simboliza la dualidad inherente al progreso humano: los beneficios energéticos frente a los costos sociales y ambientales. Pese a todo este impacto, Pekín ha aprobado recientemente la construcción de otra presa que será mucho más grande que las Tres Gargantas.

El efecto rotacional, una danza de equilibrio

El impacto de la Presa de las Tres Gargantas en la rotación de la Tierra es una metáfora de la danza del equilibrio entre la naturaleza y la ingeniería humana. La concentración de tal cantidad de agua aumenta el momento de inercia del planeta, ralentizando ligeramente su giro, tal como un patinador artístico reduce su velocidad al extender los brazos.

Desde el medio especializado, astronoo lo explican de la siguiente forma: se produce una acumulación de una masa de agua (39.300 millones de metros cúbicos de agua) y se almacena a una altitud más alta que el promedio de la superficie terrestre en esa región. Cuando esta agua se mueve del río (a un nivel más bajo) al embalse (a un nivel más alto), cambia la distribución de la masa de la Tierra.

Foto de la Presa de las Tres Gargantas. Fuente: iStock.

Al almacenar una gran cantidad de agua a una altitud más alta, el momento de inercia de la Tierra aumenta. De hecho, cuanto más alejada esté la masa del eje de rotación, más contribuye a aumentar el momento de inercia. Una disminución de la velocidad angular de la Tierra significa que la Tierra tarda un poco más en completar una rotación, lo que se traduce en un aumento muy mínimo en la duración del día, aseguran desde este medio.

Otra forma más gráfica de verlo es la siguiente: el concepto de momento de inercia es clave para entender este fenómeno. Cuanto más lejos está una masa de su eje de rotación, mayor es su capacidad para ralentizar el giro. La masiva acumulación de agua en el embalse, situada lejos del eje terrestre, actúa como una gigantesca pesa, afectando de manera diminuta pero tangible el balance del planeta. Este principio físico, aunque abstruso, ejemplifica cómo incluso una acción aparentemente localizada puede tener consecuencias a escala planetaria.

Aunque el efecto es casi imperceptible en términos prácticos, su medición pone de relieve la capacidad de la ciencia para detectar incluso los susurros más leves de nuestra influencia sobre la Tierra. Este fenómeno, sin embargo, palidece ante los cambios provocados por desastres naturales, como el terremoto de Chile en 2010 o el tsunami del sudeste asiático en 2004, que también alteraron la rotación terrestre.

Un eje que se desplaza bajo nuestra huella

Entre 1993 y 2010, las actividades humanas, incluida la construcción de la Presa de las Tres Gargantas, desplazaron el eje de la Tierra 80 centímetros hacia el este, según estudios publicados en Geophysical Research Letters. Este fenómeno, medido con precisión milimétrica, ilustra cómo la redistribución de masas, como los 39.300 millones de metros cúbicos de agua retenidos por la presa o las 2.150 gigatoneladas de agua subterránea bombeadas y vertidas en los océanos, afecta el equilibrio del planeta. Aunque este cambio es minúsculo desde una perspectiva cotidiana, su medición demuestra el alcance acumulativo de nuestras intervenciones.

De este modo, la Presa de las Tres Gargantas se erige como un símbolo de la era del Antropoceno (el concepto 'antropoceno' fue popularizado en el año 2000 por el químico neerlandés Paul Crutzen, ganador del Premio Nobel de química en 1995, para designar una nueva época geológica caracterizada por el impacto del hombre sobre la Tierra), donde las actividades humanas comienzan a competir con las fuerzas geológicas.

Este impacto rotacional, aunque menor en comparación con los desastres naturales, pone de manifiesto el inmenso poder acumulado de la ingeniería moderna. Más allá de sus cifras y mediciones, la presa plantea interrogantes sobre nuestra responsabilidad en la gestión de proyectos de tal magnitud. Como un recordatorio imponente de capacidad del ser humano para alterar el curso natural de la Tierra, invita a reflexionar sobre el tipo de huella que queremos dejar en nuestro planeta.

Este tipo de obras faraónicas también generar ciertas tensiones entre países, sobre todo cuando los recursos naturales son compartidos, como sucede con el río Nilo en África, donde la colosal presa del Renacimiento Etíope ha puesto en pie de guerra a Egipto y Sudán contra Etiopía.

Un legado para la posteridad

La Presa de las Tres Gargantas es un hito que trasciende su función original de generar energía o controlar inundaciones. Es un monumento a la ambición de un gigante que quiere convertirse en la mayor potencia económica del mundo y para ello necesita generar energía a espuertas. Mientras se analizan sus efectos sobre la rotación de la Tierra, cabe recordar que el impacto humano, aunque a veces imperceptible, puede resonar a través de las eras.

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