
El primer informe trimestral de proyecciones macroeconómicas y fiscales del Banco de España elaborado de forma íntegra bajo la lupa de José Luis Escrivá recoge un importante matiz: avala parcialmente la estrategia fiscal del Gobierno y da un toque de atención sobre las cuentas públicas. El Banco de España considera que para cumplir con el Plan Fiscal y Estructural que el Gobierno prometió a Bruselas, será necesario limitar el aumento de esta partida a un incremento del 3,5%, frente al 3,9% que calcula el supervisor, lo que implicaría una corrección del gasto por valor del 0,4% del PIB en promedio anual a medio plazo que afectaría al crecimiento de la economía, el equivalente a unos 6.000 millones de euros.
"Sobre la base de las medidas que ha presentado en el Plan Fiscal, a nosotros nos falta un ajuste adicional. Si se presentan nuevas medidas, lo reevaluaremos", ha explicado el director general de Economía del Banco de España, sobre este desvío que les diferencia con Economía y Hacienda, durante la presentación del informe trimestral.
El documento recoge deberes y recomendaciones para Hacienda con una postura similar a la de su antigua casa, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), e incluso algo más severo. La 'auditora pública' calcula que existe un desvío en el gasto primario neto (el que excluye el coste de los intereses por deuda y las medidas extraordinarias de ingresos) de 0,3 puntos sobre el crecimiento del 3,5% sellado por el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, con la Comisión Europea.
Escrivá da la zanahoria y el palo a la vicepresidenta María Jesús Montero, ministra de Hacienda, y su homólogo en Economía, Carlos Cuerpo. La proyección estima que el déficit público conseguirá moderarse por debajo del 3% del PIB y se establecerá en el 2,7% en 2026. Las perspectivas sobre la deuda pública son más optimistas y caminan hacia el 101,8% del PIB en 2027, todo ello bajo un escenario de mayor crecimiento que 'avala' la mejora en las proyecciones.
Pero el Banco de España avisa de que será necesario este ajuste de entre 0,3 y 0,4 puntos del PIB en promedio anual sobre el gasto primario neto a medio plazo y que implicaría llevarse por delante una parte del crecimiento de la economía. "Este ajuste adicional no se incluye en el escenario central de este ejercicio de proyecciones, dado que no existe suficiente concreción en cuanto a la forma de llevarlo a cabo", explica el organismo.
El organismo todavía es prudente al no incluir en sus proyecciones el hipotético escenario de ajuste que abocaría a España a haber limitado su crecimiento con el cinturón abrochado (si quiere cumplir lo comprometido). En todo caso, Escrivá sí recoge en el documento dos fórmulas para llevar a cabo el ajuste del gasto primario neto para cumplir la estrategia fiscal que provocaría un recorte del PIB acumulado en varios años de hasta el 0,5%.
La primera propuesta es un ajuste por la vía de la contención de la inversión pública que recortaría un 0,5% el crecimiento del PIB en el horizonte de proyección y provocaría un mayor impacto sobre la economía. A cambio, propone una fórmula alternativa para proteger la inversión pública, como pide Europa, recortando el resto de partidas del gasto público y limitando el efecto negativo sobre el PIB al 0,3% al final del horizonte de las proyecciones.