Economía

Scholz pierde la moción de confianza y aboca a Alemania a unas elecciones en febrero

  • De los 717 diputados, 394 retiraron la confianza al Canciller frente a los 207 que la mantuvieron
  • Las encuestas dan como favoritos a los democristianos de CDU con Friedrich Merz a la cabeza 
  • El cordón sanitario a la ultraderecha sigue activo y se augura otra gran coalición
El canciller alemán, Olaf Scholz.

Alemania irá a elecciones en febrero. El Bundestag ha retirado su confianza al actual canciller socialdemócrata, Olaf Scholz, quien pedirá al presidente federal, Frank-Walter Steinmeier, que disuelva las Cámaras. En un principio, Frank-Walter tiene hasta 21 días para llevar a cabo la disolución cameral. Según declaró, seguirá los calendarios marcados por Scholz, que acordó en noviembre con los democristianos de la CDU que se programarían comicios para el 23 de febrero de 2025.

Desde el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) aseguraron que votarían a favor de retirarle la confianza, lo que llevaría a los Verdes a abstenerse. Así, la aritmética parlamentaria hizo que Scholz perdiese la confianza de la Cámara Baja. En concreto, de los 717 diputados, 394 votaron a favor de retirar su confianza al canciller socialdemócrata, 207 votaron que "sí" mantenían dicha confianza y 116 se abstuvieron. Scholz necesitaba 367 votos para ganar la moción.

Durante el transcurso del debate, que arrancó sobre las 13.00 horas, los presidentes de los partidos tomaron la palabra en la tribuna de oradores y todos hablaron ya en clave de campaña electoral.

El canciller Scholz aseguró en su turno de palabra que hay que decidir "cómo invertimos en nuestro país", si "con fuerza o decisión" o de manera "mezquina y acobardada. De esto depende todo", dijo. En una especie de paralelismo con el discurso de la ultraderecha alemana y europea, el socialdemócrata abundó en la necesidad de aumentar el poder adquisitivo de los alemanes. Asimismo, planteó una fuerte inversión en infraestructura.

Pero el camino hasta llegar a este punto comenzó cuando la 'coalición semáforo' de Gobierno, formada por los socialistas del SPD, del que forma parte Scholz, los liberales de Partido Democrático Libre (FDP) y Alianza 90/Los Verdes, estalló por los aires cuando Scholz despidió al ministro de Finanzas liberal, Crhistian Lindner, tras manifestar ciertas diferencias en los Presupuestos de 2025.

Esta inestabilidad política, sumida en una tremenda polarización, está haciendo casi imposible gobernar una economía que está completamente paralizada en un momento en el que Europa más la necesita.

Según los últimos datos de la OCDE, Alemania va a crecer un 0% este año, evitando así la recesión, pero sumida en una profunda parálisis económica. Mucho más pesimistas fueron 'los cinco sabios'. El Consejo Asesor del Gobierno de Alemania publicó sus resultados un día después de que Scholz fijase la fecha de las elecciones anticipadas, con una previsión de recesión del 0,1% al cierre de este ejercicio.

Esta situación amenaza con volverse irreversible. Alemania lleva cinco años estancada. Primero con la pandemia, posteriormente la crisis energética provocada por la invasión de Rusia a Ucrania, que provocó un aumento de la inflación debido al incremento de los precios de la energía, lo que lastró profundamente la industria del país, un pilar clave en su economía.

Caída de la competitividad

Industrias como Volkswagen o Mercedes-Benz no han sido capaces de colocarse al nivel de las empresas de automóviles chinas, que entraron como un elefante en una cacharrería en el mercado y ha provocado una caída de la competitividad al sector europeo de la automoción, eje clave de la industria alemana.

Según cifra Bloomberg, la caída de la competitividad nacional significa que cada hogar se ve perjudicado en "unos 2.500 euros".

Todo esto sumado a la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y sus planes de imponer aranceles del 10% al 20% a los productos europeos. El propio presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, advirtió que estas políticas podrían costarle a Alemania el 1% de su PIB.

"Si se implementan los planes arancelarios, esto podría costarnos un 1% de la producción económica. Es muy doloroso si tenemos en cuenta que nuestra economía no crecerá en absoluto este año y probablemente menos del 1% el año que viene, incluso antes de que se implemente el plan arancelario estadounidense. Si los nuevos gravámenes realmente se imponen, podríamos incluso caer en territorio negativo", aseveró.

Este ecosistema en Alemania está lastrando enormemente a la economía europea. La Eurozona no está en su mejor momento y parece que le va a costar levantar cabeza. El sur está sosteniendo Europa mientras el eje París-Berín están sumidos en una debacle política que no les permite avanzar política ni económicamente. Ante un mundo cada vez más fragmentado con Donald Trump amenazando con seguir frenando el comercio mundial.

Todo esto sirvió como arma de reproche al resto de cabezas de los distintos partidos políticos. El líder de la CDU y favorito en las encuestas para encabezar un nuevo Gobierno en febrero, Frederich Merz, criticó a Scholz por "dejar al país en una de las mayores crisis económicas desde la posguerra".

También para la líder del partido de ultraderecha AfD, Alice Weidel, que acusó al gobierno federal saliente de dejar al país "manga por hombro". Recordó que la industria automovilística "está en caída libre" y el sector químico "huye" ante los elevados costes de la energía. Además, añadió que el país "está inundado de inmigrantes exigentes que desprecian lo que encuentran".

Aunque la fundadora y directora ejecutiva de Future Today Institute, asesora de empresas alemanas sobre estrategia, aseguró en declaraciones recogidas por Bloomberg, que esto viene de largo. "Alemania no se derrumba de la noche a la mañana", aseveró. Esto lo que provoca es un escenario "terrible y aterrador". Estamos ante un "declive lento y prolongado. No de una empresa ni de una ciudad, sino de un país y Europa se ve arrastrada con él".

Esta misma tesis mantuvo la presidenta del Consejo de 'los cinco sabios', Monika Schnitzer, fue muy clara: "Esto se debe a las negligencias en la política y la economía en los últimos años y décadas".

Hay que recordar que la CDU gobernó, bajo los mandos de Angela Merkel, entre 2005 y 2021. En el 2009 fue cuando se produjo la reforma constitucional en la que se introdujo el Schuldenbremse, un mecanismo de control de déficit estructural fijado en el 0,35% del PIB nominal cada año. Eso sí, el freno de la deuda se puede levantar en casos extraordinarios, como sucedió durante la pandemia del Covid o la crisis inflacionaria.

Esto es lo que llevó al Constitucional a frenar 60.000 millones del fondo para la pandemia que Olaf Scholz quería utilizar para políticas de cambio climático que volviesen más competitiva la industria. Una sentencia que llegó debido a un recurso presentado, precisamente, por la CDU.

A pesar de todo, Merz acusó a Scholz de "graves fracasos" tanto en su compromiso con Alemania como con la UE. "Está avergonzando a Alemania", recalcó. Y remarcó que su comportamiento ante la Unión Europea "es vergonzoso".

También el exministro de finanzas, Crhistian Lindner, líder de FDP, volvió a criticar las políticas económicas de Scholz. Las mismas que llevaron a la ruptura de la coalición y a esta situación de inestabilidad política. "La república no debe gobernarse así", dijo.

¿Gran coalición?

El líder de Los Verdes, Robert Habeck (actual vicecanciller), llamó a la calma y a pensar que después de las elecciones no se viene "un tiempo mejor". "Todo el mundo actúa como si todo fuese a cambiar de la noche a la mañana", dijo. Las probabilidades de formar un nuevo Gobierno rápidamente después del 23 de febrero no parecen muy altas. El futuro a corto plazo no se plantea nada halagüeño para Alemania ni en lo económico ni en lo político.

Pero Scholz todavía no está tan acabado como parece. Las encuestas sitúan a la alianza democristiana CDU/CSU, con Friedrich Merz, como primera fuerza, con el 31% de los votos. AfD (ultraderecha) tendría cerca del 18% de los votos, alzándose como segundo partido más votado, y los socialdemócratas de SPD, partido de Scholz, sería la tercera fuerza con el 17% del electorado.

Los Verdes serían tercera fuerza con el 13%. En cambio, los liberales de FDP, liderados por Linder, corren el riesgo de desaparecer del Bundestag y dejarle el puesto a la fuerza más a la izquierda del espectro político, BSW, un partido fundado en enero, que tendría un apoyo electoral del 5% del censo.

Los democristianos de Merz ya dijeron que seguirían manteniendo el cordón sanitario a AfD. Teniendo en cuenta este factor, la aritmética parlamentaria llevaría a una nueva gran coalición. Las últimas que se conocen fueron las del 2005-2009 y la de 2013-2021, con Angela Merkel a la cabeza.

Además, hay que recordar que Scholz logró una remontada en las elecciones federales de 2021 y la popularidad de Merz no es especialmente alta.Todo puede pasar.

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