
La inflación de la eurozona repuntó ligeramente en noviembre, en línea con lo previsto. Pero debajo de los datos puros hay matices que pueden acelerar o no la hoja de ruta de la política monetaria de un Banco Central Europeo (BCE) centrado ya en las bajadas de los tipos de interés. En noviembre, el índice de precios al consumo (IPC) general de la eurozona escaló tres décimas hasta el 2,3% interanual, como esperaban los analistas. Sin embargo, el más pegajoso y preocupante IPC subyacente (excluye energía, alimentos, alcohol y tabaco en este caso), se queda en el 2,7% por tercer mes consecutivo cuando se esperaba un 2,8%. Asimismo, la abrasiva inflación de los servicios -anclada cerca del 4% desde hace meses y meses- ha caído una décima hasta el 3,9% y avanza progresivos descensos. Dos pequeñas alegrías que dan argumentos a los que apuestan por un recorte de tipos 'jumbo' de 50 puntos básicos (el doble de lo habitual) en diciembre. Sin embargo, la determinación del grueso del Consejo de Gobierno del BCE en abogar por recortes más mesurados de 25 puntos básicos para 'guardarse las espaldas' (la apuesta de los halcones) puede hacer que estos pequeños guiños no sirvan.
Frente a lo que argumentan algunos analistas y las palomas (la facción acomodaticia del banco central), hay otro punto de vista totalmente enfrentado: el BCE debe tocar los tipos de interés sólo gradualmente y no bajarlos a un nivel que estimule el crecimiento, aseguró a Bloomberg Isabel Schnabel, miembro del directorio del BCE, hace tan solo dos días. "Los riesgos para la inflación están ahora más equilibrados. Pero no veo un riesgo significativo de que no alcance el objetivo, en particular uno que justifique una respuesta de nuestra parte", sentenciaba la experta alemana.
En la misma línea, su compatriota Joachim Nagel, presidente del Bundesbank, ha advertido contra apresurarse a realizar nuevos recortes de tipos debido a la rígida inflación del sector servicios, los elevados aumentos salariales y las enormes incertidumbres geopolíticas.
En el bando contrario, aunque ningún miembro ha pedido explícitamente en público un recorte 'jumbo', se esgrime que hay base para acelerar las bajadas. El economista jefe del eurobanco, Philip Lane, conocida paloma, prefiere asegurar el crecimiento y el empleo apostando por un mayor ritmo de recortes aunque no lo diga abiertamente: "No nos comprometemos de antemano a un ritmo preciso de reducción, pero tendremos que reducir gradualmente nuestros tipos", aseguró esta semana al periódico financiero francés Les Echos en una entrevista. "La política monetaria no debería seguir siendo restrictiva durante demasiado tiempo. De lo contrario, la economía no crecerá lo suficiente y la inflación caerá, creo, por debajo del objetivo", añadía el exgobernador del Banco Central de Irlanda
El gobernador francés, François Villeroy de Galhau, incluso dijo este jueves que el BCE podría necesitar llevar los costes del endeudamiento a territorio expansivo para promover el crecimiento, haciéndose eco de comentarios recientes de su homólogo italiano Fabio Panetta. El griego Yannis Stournaras y el portugués Mário Centeno, también de la facción moderada, temen que el debilitamiento de la economía europea haga que la inflación se queda por debajo del objetivo del 2%.
"Los datos del IPC de la eurozona hacen menos probable un recorte de 50 puntos básicos en diciembre", se muestran contundentes en Capital Economics. "La persistente fortaleza de la inflación de los servicios de la zona euro en noviembre reduce la probabilidad de que el BCE recorte los tipos de interés en 50 puntos básicos en diciembre", admite su analista Jack Allen-Reynolds. No obstante, señala el experto, "seguimos pensando que la inflación de los servicios pronto empezará a caer de forma sostenible, lo que llevaría al BCE a recortar los tipos de interés más de lo que la mayoría espera".
"Aunque creemos que hay buenas razones para que el BCE recorte los tipos de interés en 50 puntos básicos en diciembre, varios miembros influyentes del Consejo de Gobierno parecen oponerse a la idea y la fortaleza de la inflación de los servicios podría reforzar sus argumentos. Pero si tenemos razón en que la inflación de los servicios disminuirá en diciembre y más adelante, y que la economía seguirá débil, creemos que tarde o temprano se producirán mayores recortes", completa el estratega. De hecho, según los cálculos de su casa de análisis, el efecto base en los servicios de transporte habría añadido 0,2 puntos porcentuales a la inflación de los servicios este mes de noviembre. Sin este efecto, la inflación de los servicios habría caído al 3,7%.
La reacción de los mercados es indicativa. Los operadores han limado un poco más las apuestas por el gran recorte el mes que viene, replegándose a uno estándar de 25 puntos básicos. Sin embargo, para las tres próximas reuniones hasta marzo se descuentan casi cuatro recortes de esa magnitud, lo que contempla un recorte 'jumbo' en alguna parte del camino.
"La inflación ha vuelto a subir en noviembre hasta alcanzar un máximo de tres meses del 2,3%. Pero son los efectos base (especialmente en la energía) los que explican plenamente esta tendencia alcista, más que un repunte en el impulso del crecimiento de los precios. Parece probable un nuevo aumento en diciembre, pero irá seguido de un rápido cambio de tendencia a principios de 2025, cuando se inviertan los efectos de base", se pronuncia Ricardo Amaro, de Oxford Economics.
Más preocupado se muestra Bert Colijn, de ING: "Esperábamos que los datos de noviembre mostraran un aumento de la inflación general debido a los efectos base, pero algunas presiones al alza de los precios de los insumos empiezan a ser más acuciantes. Los precios de las materias primas, como los alimentos y el gas natural, han vuelto a subir, lo que está empezando a repercutir en la inflación general, aunque de momento ese impacto es bastante modesto. El considerable debilitamiento del euro frente al dólar se suma por el momento a esta modesta presión al alza sobre la inflación".
Aunque acaba rebajando el tono: "La actividad económica sigue mostrando signos de debilidad. Y aunque el crecimiento salarial ha sido mayor de lo esperado en el tercer trimestre, es probable que se trate más de un último hurra que de una tendencia a la aceleración. El mercado laboral se está debilitando y esperamos que ello vaya acompañado de una moderación del crecimiento salarial a lo largo del próximo año. Dado que se espera que la demanda siga siendo débil, no parece que el BCE deba preocuparse demasiado por el actual repunte de la inflación. Aunque es probable que la inflación general vuelva a ser alta en diciembre, cabe esperar una moderación a principios del próximo año".
Los datos entrantes
Los datos que han ido entrando -recordemos siempre el énfasis de Lagarde y los suyos en que son "dato-dependientes"- han dejado matices para todos los gustos y han dado argumentos para halcones y palomas. Los conocidos este viernes justo antes de publicar Eurostat el IPC de la eurozona parecen dar munición a las palomas y analistas como los de Capital Economics.
El IPC de Francia se aceleró en el mes de noviembre hasta el 1,3% interanual, una décima por encima de la subida de los precios observada en octubre, según la primera estimación publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee). Sin embargo, el dato queda claramente por debajo del 1,5% esperado por los analistas. Al repunte de dos décimas de los servicios y la menor bajada de la energía se contraponen los alimentos frescos, que se encarecieron en noviembre un 1,8% interanual. En el caso del IPC armonizado galo, empleado para el cálculo conjunto de Eurostat, el indicador ha repuntado una décima hasta el 1,7%, una décima por debajo de lo esperado por los economistas consultados por Bloomberg.
Esta sorpresa positiva en Francia sucede a unos datos de IPC de España, y sobre todo Alemania, que este jueves enconaron las posturas entre partidarios y detractores del recorte 'jumbo' de 50 puntos básicos. El IPC de Alemania se situó en noviembre en el 2,2% interanual, informó Destatis, dos décimas por encima del dato de inflación del mes anterior, pero una décima por debajo de lo esperado. Una sorpresa que dio esperanza a las palomas. Sin embargo, el IPC subyacente mostró un repunte de una décima hasta el 3%, lo que daba argumentos a los halcones. Los servicios mantuvieron su avance en el 4%, mientras que los bienes pisaron el acelerador y se encarecieron un 0,7%, dando la razón a la facción 'dura' del banco central. En el caso germano, el IPC armonizado quedaba clavado en el 2,4%, aún lejos del objetivo del 2% del BCE. En España, el IPC dio un salto de seis décimas hasta el 2,4% interanual, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), debido al encarecimiento de los carburantes y a la subida de los precios de la electricidad. Pero más positivamente, el IPC subyacente disminuyó una décima, hasta el 2,4%.
Todos estos matices en los diferentes datos de inflación nacionales no parecen tapar el gran estancamiento económico que amenaza a la región. La caída significativa del índice compuesto de gerentes de compras (PMI), que aúna los sectores manufacturero y de servicios de la eurozona, de 50 puntos en octubre a 48,1 puntos en noviembre, ha frenado notablemente las esperanzas de una recuperación económica inminente.
"Es probable que la economía se estanque en gran medida en el semestre de invierno. Francia se está convirtiendo cada vez más en el segundo punto débil de la unión monetaria, junto con Alemania", alertan los economistas de Commerzbank. A la incertidumbre política y fiscal de Francia -el frágil gobierno pugna por sacar adelante unos presupuestos mientras la prima de riesgo a vuelto a niveles de la crisis del euro-, se sigue sumando una perenne debilidad alemana. Ya no son solo los titulares negativos de la industria y sus grandes automovilísticas. Según se ha conocido este viernes, las ventas minoristas germanas de octubre mostraron un débil repunte del 1% interanual, muy por debajo del 3,2% esperado. Asimismo, el dato de septiembre se ha revisado del 1,4% al 0,9%.