
La brecha salarial entre los trabajadores españoles tiene un ganador claro: el total de los funcionarios de las administraciones, incluyendo los de carrera pero también a cargos políticos y asesores elegidos 'a dedo'. Su remuneración media alcanza los 3.117,9 euros al mes y supera en 937,2 euros, un 43% más, la base media de cotización de los asalariados, situada en 2.180,7 euros. El peso combinado de trabajadores públicos y personal de confianza de los políticos en el empleo llega al 8,2% de los cotizantes.
Así lo reflejan las estadísticas de cotizantes del Régimen General elaboradas por la Tesorería General de la Seguridad Social, que clasifica a los afiliados al Régimen General como trabajadores con contrato indefinido, temporal y "sin tipo de contrato". Una categoría que incluye casos en los que, como su propio nombre indica, no existe contrato y que incluye mayoritariamente a funcionarios y personal estatutario de los servicios sanitarios públicos, así como a algunos profesionales de las fuerzas de seguridad del estado y los militares.
Pero la brecha no se explica por los profesionales que se consideran como garantes del interés general y servicios públicos esenciales. Basta con analizar las retribuciones por rama de actividad. Por ejemplo, la de los profesionales sanitarios solo superan en un 8% la media general (con 2.373,8 euros). Los de las administraciones públicas y fuerzas de seguridad superan en un 25,2% la base media general (con 2.739,6 euros), aunque es una diferencia inferior a los de trabajadores cualificados y directivos de otros sectores.
Pero al fijarse en los datos por secciones de actividad del sector público hay que tener en cuenta que recogen a muchos trabajadores públicos que no tienen la categoría de funcionarios, y tampoco desglosan a trabajadores 'con' y 'sin contrato'. ¿Por qué estos últimos cobran más? La explicación es que las cifras se ven sesgadas aún más al alza por los funcionarios de carrera pero, sobre todo, por los altos cargos designados políticamente. Entre estos últimos se incluye la nutrida plantilla de asesores de los gobiernos central y autonómico.
La diferencia entre estos asalariados y el resto se percibe especialmente según los tipos de empleo. La base de cotización de los asalariados 'sin contrato' supera en un 39,6% la de los indefinidos con contrato ordinario, cuya retribución se sitúa en 2.233,3 euros. Es decir, una diferencia de 884,7 euros. También rebasa en 1.281,6 euros, un 70,2%, a la de los temporales (que es de 1.831,9 euros al mes).
Aunque la diferencia más abultada es con los indefinidos fijos discontinuos. Tiene una base de cotización de apenas 1.248,6 euros, lo que los convierte en los asalariados peor pagados, a una distancia 932 euros, un 42,7% por por debajo, de la media general. Pero esta brecha se amplía a 1.869,3 euros si se compara con los trabajadores sin contrato. Es decir, que los funcionarios y altos cargos cobran, de media, un 149,7% más de retribución. Se da la circunstancia de que apenas un 0,8% de las personas que trabajan para alguna administración lo hace con este tipo de contrato.
Una brecha en todos los tipos de contrato
Los trabajadores sin tipo de contrato han aumentado un 38,4% desde 2018, más de lo que lo han hecho los que tiene un contrato indefinido ordinario (37,4%) pese a la reforma laboral. De hecho, su peso en el empleo del 8,82%, aunque supera al de los indefinidos fijos discontinuos (5,7%).
Pero lo que explica la diferencia salarial no es el incremento del número de trabajadores como el tipo de puesto. El Gobierno lleva varios años encadenando ofertas públicas de empleo que presenta como 'récord', aunque este mensaje oculta que muchos funcionarios se jubilan sin reemplazo porque gran parte de las contrataciones públicas son para puestos eventuales. Tampoco se explica que lo que más ha aumentado proporcionalmente es el nombramiento de cargos 'a dedo'. Como ya contamos en elEconomista.es, según los datos de la IGAE, el gasto en asesores se ha disparado un 65% desde 2018.
Existe otra razón que contribuye a explicar la brecha salarial entre trabajadores: la mayor calidad de estos empleos, lo que puede resultar sorprendente cuando recordamos que el sector público tiene una tasa de temporalidad mucho mayor que el privado. La cuestión es que también tienen un peso mucho menor de empleos de media jornada: solo el 4,5% de los cotizantes trabajan a tiempo parcial, frente al 20,6% de los indefinidos ordinarios, el 28,7% de los temporales y el 37,9% de los fijos discontinuos.
Si analizamos únicamente los contratos a jornada completa, la diferencia entre los funcionarios 'sin contrato' y el resto de los asalariados se reduce del 43% al 27,9% y al 26,3% con los indefinidos a tiempo completo. Sin embargo, incluso los trabajadores a tiempo parcial sin tipo de contrato ganan más de 1.000 euros más que un indefinido ordinario a tiempo parcial.
La Seguridad Social confirma una evolución que mantiene una brecha histórica entre sector público y privado que siguen inflando los altos cargos el resto de los profesionales inflan una brecha entre sector público y privado a pesar de que la reforma laboral (que solo se aplica en el sector privado) sí ha tenido un impacto positivo a la hora de mejorar los salarios de indefinidos ordinarios y temporales.
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