
Alemania está atravesando una época de gran incertidumbre política. La coalición semáforo (así se le conoce al tripartito que gobierna), liderada por el socialdemócrata Olaf Scholz, se enfrenta a importantes tensiones que están provocando dudas sobre si podrá sacar adelante los Presupuestos Generales de 2025.
Precisamente, las primeras fricciones empezaron por la negociación de las cuentas públicas para el próximo ejercicio, ya que el Gobierno está conformado por socialdemócratas, liberales y los verdes. Tres partidos con visiones muy distantes de la economía y objetivos diferentes.
Por otro lado, los resultados electorales en las elecciones locales de Sajonia, Turinga y Brandeburgo, que dieron una clara a la ultraderecha Alternativa Para Alemania, provocó la dimisión de la cúpula de Los Verdes, encabezada por Omid Noripour y Richard Lang.
El periodista especializado en Presupuestos de la revista económica alemana Wirtschaftswoche, Christian Ramthum, aseguró a elEconomista.es que "la probabilidad de que las cuentas teutonas para el próximo año no salgan adelante es del 50% actualmente", aseveró el especialista.
Alemania está atravesando por un momento económico complicado. Su industria ha perdido la competitividad debido a la falta de inversión pública para transformarla a las demandas del mercado.
Esto se debe a que el Tribunal Constitucional emitió una sentencia que provocó un agujero de 60.000 millones en las cuentas públicas germanas. El ambicioso plan presupuestario de Olaf Scholz y su Gobierno para 2024, con el que pretendían transferir este dinero de recursos contra el Covid a un fondo para combatir el cambio climático, finalmente se vio truncado.
La cláusula establecida en la Constitución de Alemania prohíbe todo incremento del déficit superior al 0,35% del PIB nominal. Solo se pueden "saltar" esta ley en momentos de asistencia en emergencias especiales, como la pandemia o la reciente crisis energética.
"En una relación el dinero no lo es todo, pero en el dinero es importante. Ahora mismo hay una situación en la que ¿Cómo haces un presupuesto con menos dinero y muchos deseos? Esa es la situación en la que estamos ahora", aseguró Ramthum.
El techo de gasto fijado por la coalición semáforo para 2025 es de 480.000 millones de euros. Para financiar todo esto, esperan emitir 43.800 millones de euros de nueva deuda neta. Según reza el documento, esto debería respetar los designios de la Ley Fundamental de freno de la deuda, conocida como Schuldenbremse.
La planificación presupuestaria para el próximo año fiscal incluye así un déficit financiero para las arcas públicas de cerca de 17.000 millones de euros, que el Gobierno de Scholz espera que se pueda acotar gracias al crecimiento económico y unos ingresos fiscales mayores de lo previsto
Los expertos no ven claro que estas cuentas, con este endeudamiento, pase el filtro del Parlamento. "Yo creo que el presupuesto estará con la Constitución", explica Ramthum.
La locomotora de Europa está en una situación complicada. La actividad económica se está frenando hasta el punto en el que los principales institutos económicos del país prevén una recesión para este año del 0,1%. Por su parte, el Bundesbank (banco central) a pesar de no publicar sus previsiones hasta diciembre, aseguró en su informe mensual de septiembre que "es posible" que Alemania esté en Recesión, aunque reiteran que, de ser así, esperan que no sea una caída "significativa, amplia y duradera del rendimiento económico".
La OCDE, por su parte, se muestra un poco más optimista en sus predicciones. En su revisión económica de otoño, publicada a finales de septiembre, vaticinan un tímido crecimiento del 0,1% para la economía más grande de Europa.
"El aumento de los costes de financiación siguió presionando a la actividad inversora, (...) Además, la industria alemana sigue sintiendo los efectos de la débil demanda externa. La utilización de la capacidad en la industria está ahora significativamente por debajo de la media, y eso también está deprimiendo la inversión", explicaba el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel.
La economía más grande de Europa no para de recibir malas noticias. A los problemas con Volkswagen y BMW, se suma el reciente anuncio de Intel de la paralización de la fábrica que querían construir en Magdeburgo para hacer microchips, con una inversión de 30.000 millones de euros, de los cuales 10.000 millones correrían a cargo del Estado.
En el caso de Intel, Ramthum explica que la buena noticia es que ahora el Gobierno dispone de esos 10.000 millones para gastarlos en otra materia. "Ahora hay un debate de cómo hay que gastarlos", dijo el experto.
El documento de Presupuestos ya está siendo debatido en el Bundestag y la última sesión está prevista para finales de noviembre, con el objetivo de que estén aprobados antes de final de año.