Economía

La 'gran decepción' china: el efecto suflé de su economía hace temblar al mundo entero

  • El primer dato de PIB del año de China disparó las expectativas sobre su crecimiento
  • La debilidad de la industria y el consumo está desinflando toda esta expectación
  • Los inventarios se acumulan y las revisiones a la baja sobre el PIB llegan en cascada

Parece evidente que la economía global está perdiendo impulso este 2024. Dentro de esta pérdida de impulso destaca un país, cuyas expectativas de crecimiento van a quedar lejos de la realidad. China está sufriendo una rápida desaceleración de la economía, según revelan varios indicadores en tiempo real publicados recientemente. Se esperaba que el 'gigante asiático' fuera el motor de la economía global, recuperándose de su más lenta salida de la pandemia y llegando a su tradicional objetivo de crecimiento del PIB del 5%. Sin embargo, ese dato parece ya un imposible. El consenso de Bloomberg es todavía del 4,8% (solo ha caído dos décimas), pero los expertos de JP Morgan ya hablan de un crecimiento del 4,6% en el mejor de los casos, mientras que el resto de Wall Street se olvida del objetivo del 5% para este año. En una economía tan grande, unas pocas décimas pueden marcar una diferencia importante: el mundo tiembla ante la desaceleración de China.

La débil demanda interna y la perenne crisis inmobiliaria pesan demasiado mientras el bazuca industrial con el que parecía que Pekín volvía a apuntar al mundo bajo acusaciones de sobrecapacidad se ha quedado de repente encasquillado. En definitiva, las expectativas de China se han deshinchado como un suflé, mientras el otro gran actor económico mundial, EEUU, busca seguir aguantando el tipo entre los constantes avisos de próxima recesión. Precisamente desde Washington le puede llegar la puntilla a China: una victoria electoral de Donald Trump que avive la guerra comercial y pinche al tambaleante 'elefante' asiático donde más le duele, en unas exportaciones que estaban siendo el único 'punto brillante'.

De la sorpresa… al susto

El impresionante crecimiento del 5,3% (una sorpresa) que presentó la economía china en el primer trimestre de este año desencadenó muchas predicciones alcistas de bancos y casas de análisis internacionales. Sin embargo, el suflé parece estar poco a poco deshinchándose, aunque aún quedan revisiones por hacer, ya ha empezado la cascada de rebajas sobre la previsión de crecimiento de China. Por ejemplo, en una nota de investigación publicada la semana pasada por UBS se revisó la estimación desde casi el 5% a un 4,6%, igual que JP Morgan. "Esperamos que la debilidad de la actividad inmobiliaria tenga un mayor impacto en la economía general de lo que se esperaba anteriormente, incluso afectando en mayor medida al consumo de los hogares".

En Bank of America (BofA) también han sacado la lija para corregir del 5% al 4,8% su proyección para este año y la de los próximos: el crecimiento podría ralentizarse aún más hasta el 4,5% en los próximos dos años, frente a una estimación anterior del 4,7%, según un informe del banco publicado esta semana. "Consideramos que tanto la política fiscal como la monetaria son menos acomodaticias de lo deseado e insuficientes para reactivar el crecimiento de la demanda interna", escriben los economistas de BofA poniendo en el foco los de momento poco efectivos estímulos lanzados por las autoridades chinas para insuflar fuerza a la economía.

El propio Fondo Monetario Internacional (FMI) calculaba en un documento publicado en 2023 que cada punto porcentual de tasa de variación del PIB en China era capaz de incrementar o reducir el PIB del resto de países (de media) en 0,3 puntos ese mismo año. Si la economía asiática finalmente termina creciendo un 4,6%, el resto de países podrían perder algo más de una décima de impulso. China equivale al 19% del PIB mundial, por lo que la tendencia de su economía impacta de forma notable en el resto del mundo. Ahora que el 'gigante asiático' está perdiendo impulso, las previsiones de crecimiento global para este año (situadas entre el 3 y el 3,4%) podrían verse reducidas.

Los datos oficiales muestran que el gasto público se contrajo en los siete primeros meses del año, mientras que la demanda de crédito se mantuvo débil a pesar de la bajada de los tipos de interés. Una clara muestra de que Pekín no da con la tecla mientras la industria se detiene en seco y los servicios empiezan a flojear ante unos consumidores que no quieren o pueden gastar y optan por el ahorro dada la incertidumbre existente: el mercado laboral presenta dolorosas fisuras entre los más jóvenes y muchos ciudadanos permanecen atrapados por un antaño voraz mercado inmobiliario. La secuencia deriva en una constante amenaza deflacionaria que desate una peligrosa espiral.

El momento es delicado y los gobiernos locales de China están recortando el gasto tras los desmanes inmobiliarios de años anteriores. "Durante una recesión económica, una reducción de este tipo del gasto en los gobiernos locales es procíclica y amplifica las fluctuaciones y los desafíos en un contexto de debilidad del consumo y desaceleración de la inversión. Los recortes agresivos o la desaceleración del gasto en servicios sociales como la salud, la educación y la cultura plantean más dudas sobre la capacidad del gobierno para facilitar una recuperación más significativa de la confianza de los consumidores. Si bien la inversión en infraestructura sigue siendo elevada, los datos detallados muestran debilidad en los proyectos que suelen liderar los gobiernos locales. Además, los temores de que los gobiernos locales aumenten los ingresos no convencionales están afectando la confianza empresarial", llaman la atención desde BofA.

La última gran decepción ha sido la de los servicios. El sector, que se había mostrado relativamente resistente, también está perdiendo impulso. Esta semana una encuesta privada (el PMI de Caixin) ha mostrado que la actividad de los servicios creció menos de lo previsto en agosto debido al aumento de la competencia y a los recortes de precios por parte de las empresas para mantener su cuota de mercado.

La industria se atasca

Los datos oficiales conocidos este pasado lunes respaldan este cuadro general. El PMI oficial del sector manufacturero de China se adentró en territorio de contracción por cuarto mes consecutivo en agosto, lo que sugiere que el impulso de la producción industrial se está desacelerando aún más. Tanto el PMI oficial como el de Caixin sugieren que los precios al productor cayeron aún más en medio de una demanda débil. El PMI oficial no manufacturero también se mantuvo débil incluso después de tener en cuenta el gasto de las vacaciones de verano.

El otro gran chasco ha llegado en el referido sector industrial. Las imágenes de grandes buques chinos portando miles de coches eléctricos en dirección a Europa traslucían un vigor productivo que ponía en alerta a las autoridades occidentales y que hacía recuperar los titulares de una China inundando el mundo de bienes baratos. Pero algo hizo 'clac' de repente. "Estamos cada vez más convencidos de que el repunte de la industria y la acumulación de existencias en el primer semestre de 2024 fueron un engaño", señala en su último análisis el estratega de mercados Andreas Steno Larson, ex de Nordea.

"A juzgar por las cifras de exportación y actividad en China, hemos asistido a un importante engaño con la acumulación de impulso exportador y manufacturero antes de los aranceles, y ahora nos encontramos al otro lado de esa anticipación, lo que significa que ambas se están normalizando/retrocediendo a un ritmo rápido", explica el experto haciendo alusión a la batería de aranceles a los productos chinos anunciada en EEUU por la administración Biden, prometidas por Trump en la campaña electoral y aplicadas por Bruselas en los coches eléctricos.

Retomando el 'punto brillante' de las exportaciones' la recuperación de las exportaciones chinas comenzó en el cuarto trimestre del año pasado y desde entonces ha ido ganando ritmo, superando constantemente a la región en los últimos meses. "Los análisis indican que la competitividad de los precios de los productos chinos es uno de los principales motores del reciente auge de las exportaciones. Pero creemos que este impresionante impulso impulsado por los precios probablemente haya tocado techo, sobre todo teniendo en cuenta que se ha producido a expensas de una compresión insostenible de los márgenes de beneficio de los exportadores, y los precios podrían aumentar en última instancia debido a la imposición de aranceles en los próximos trimestres", exponen desde Oxford Economics.

La economía se detiene

"China se ha detenido repentinamente y es probable que sea una señal de advertencia para las perspectivas del sector manufacturero", sentencia Steno Larsen, acompañando su argumento de datos bastante reveladores. Por un lado, las exportaciones de cobre, que alcanzaron un pico histórico en mayo/junio cercano a las 250.000 toneladas, desde entonces se ha desplomado a una cifra inferior a las 150.000.

Por otro, el indicador de contaminación del aire en Pekín como termómetro de que la fabricación china cae por un precipicio en los últimos meses, retrocediendo el índice a niveles de 2021, con la producción casi parada por los confinamientos más duros por el covid. Asimismo, es notorio el 'bajón' en las importaciones de petróleo del 'gigante asiático', que ha hecho saltar las alarmas en la OPEP y otros productores de crudo.

Los problemas no terminan

Más allá de la desaceleración este 2024, el próximo año puede ser incluso peor para China en términos de crecimiento. Desde JP Morgan apuestan por una tasa de variación del PIB del 4% en 2025. Además, China podría enfrentarse a un nuevo mandato de Donald Trump, que con toda seguridad endurecerá sus políticas comerciales para reducir el déficit comercial con China y limitar la transmisión de conocimientos sensibles.

"Entre todaslas políticas que Trump probablemente lance contra China, la más clara y quizás la más impactante es un arancel de importación del 60% sobre todos los productos chinos", señalan desde Nomura. Aunque el impacto se hará notar en China en 2025, el golpe no será excesivamente drástico, puesto que China ya ha comenzado su 'desacoplamiento' de EEUU.

"Como Estados Unidos ahora desempeña un papel menos importante en el mercado exportador de China y muchos exportadores chinos ya han encontrado formas de eludir parcialmente estos aranceles, el impacto en las exportaciones totales puede no ser tan grave como muchos temen. Dicho esto, podría haber algunos efectos indirectos en otras partes de la economía, causando desempleo y reducción de los ingresos de los hogares, menor consumo, caídas en la inversión manufacturera y tal vez menos inversión extranjera directa. En total, pronosticamos un lastre de 0,4 puntos porcentuales en el crecimiento del PIB real de China en 2025 a través de todos estos canales", señalan desde Nomura.

"La caída de los precios de la vivienda y la debilidad del mercado laboral seguirán frenando el gasto de los consumidores en los próximos meses. Y con la preocupación del PBOC por una burbuja de bonos, parece improbable una relajación monetaria a gran escala. Sin embargo, el aumento del gasto fiscal y el mantenimiento de la fortaleza de las exportaciones hacen que la economía pueda recuperar un poco de impulso en lo que queda de año. Sin embargo, las perspectivas a medio plazo siguen siendo difíciles. La ampliación de las barreras comerciales amenaza con acabar lastrando las exportaciones. Y a la actividad de la construcción aún le queda un largo camino por recorrer", cierra Gabriel Ng, estratega de Capital Economics.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky