
Los esfuerzos de China por intentar incentivar la natalidad ante la crisis demográfica que amenaza su futuro se acumulan, llegando incluso a dificultar el proceso de divorcio mientras se facilita el de matrimonio.
La tesitura de la segunda economía del mundo se prevé complicada. La población envejecida compromete el desarrollo futuro del gigante asiático si no empiezan a nacer más niños. Sin embargo, las medidas aplicadas hasta el momento -sobre todo tras acabar con la política de hijo único que imperó durante décadas en el país para controlar el crecimiento de la población- no parecen estar dando sus frutos ante una nueva generación de jóvenes que ha cambiado de prioridades y la ha ajustado a los costes de vida actuales.
Ante este escenario, el último paso dado por las autoridades chinas ha generado polémica entre los ciudadanos. Desde ahora, ya no exigirán a las parejas que soliciten matrimonio que proporcionen su hukou (registro del domicilio familiar) para seguir flexibilizando la burocracia y facilitar los trámites a quienes deseen casarse.
Este documento, exigido durante décadas, era una forma de prevenir la bigamia ya que obligaba a las parejas a presentar la solicitud de matrimonio donde se les haya expedido su hukou. El cambio permitirá a partir de ahora a las personas casarse en cualquier parte del país proporcionando únicamente sus documentos de identidad y declaraciones que confirmen que son 'elegibles' para casarse.
La cuestión es que la enmienda que incluye este cambio también impone un período de reflexión de 30 días para quienes soliciten el divorcio, una regla que se avanzó en 2021 para dificultar la disolución del matrimonio.
El contraste entre ambas medidas -la de matrimonio y la de divorcio- ha provocado una oleada de críticas en las redes sociales ante el ataque a la 'libertad marital' que se ha promulgado a través de los medios de comunicación en los últimos tiempos.
Si bien las estadísticas indican que los divorcios se han reducido, también lo han hecho los matrimonios. De hecho, este mismo año China podría recibir otro jarro de agua fría tras el aumento de las uniones registrado en 2023: las estadísticas oficiales indican que en el primer semestre del año se celebraron 3,43 millones de bodas, la cifra más baja desde 1980.
La pretensión de las autoridades es que la exención del hukou dé a los jóvenes más autonomía para tomar decisiones matrimoniales.
En esta misma línea de incentivar las uniones (que derivarán en la formación de una familia), China está también apostando por dejar atrás la tradición de los 'precios por la novia' por la que el futuro novio debe hacer regalos de compromiso a la familia de su prometida.
El monstruo demográfico llama a la puerta de China. De seguir la fertilidad a la baja, el país se enfrentará a una escasez de fuerza laboral que no sólo impedirá sostener un sistema de pensiones ya desbocado sino que pondrá en riesgo el crecimiento del país.