
La izquierda francesa trata de reagrupar filas tras la contundente victoria -con el 33,1% de los votos- de la extrema derecha. Nuevo Frente Popular (NFP) -segundo con el 28% de los apoyos- busca ahora seducir al resto de formaciones ubicadas al margen izquierdo de Marine Le Pen para construir un dique republicano que evite que Reagrupamiento Nacional (RN) se haga con más de 289 escaños en la Asamblea Nacional, es decir, la mayoría absoluta, el próximo domingo. La tarea no será sencilla. La alianza debe despertar de la conmoción al macronismo (Ensemble!), roto tras caer a la tercera posición y perder el apoyo cosechado durante los últimos años.
El asunto debe resolverse en cuestión de horas. La alianza de formaciones de izquierdas ofreció -poco después de conocerse los resultados- retirarse en aquellas circunscripciones en que hubiesen quedado terceros para amarrar el acuerdo electoral. Macron recogió el guante, y asumió el trato. Sin embargo, para hacer frente a Le Pen, el NFP necesita sumar a su empeño al partido de centro derecha, Horizons. La formación del exprimer ministro, Edouard Philippe rechaza la oferta y descarta que sus candidatos vayan a dar un paso a un lado en favor de la "izquierda radical" que representa Jean-Luc Mélenchon, y que forma una de las patas del Nuevo Frente Popular.
Su partido, La Francia Insumisa (LFI), no tiene hueco en la ecuación que permitiría armar un frente "republicano", al menos con las líneas rojas que los partidos han pintando sobre el tablero. El rechazo a Mélenchon ha provocado -incluso- una brecha interna dentro de las propias filas de Macron. Varios miembros destacados de Ensemble! se niegan a pedir el voto por la LFI en aquellas circunscripciones en las que los números activen los términos de la alianza. El actual ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, sitúa a La Francia Insumisa en el mismo plano que a la extrema derecha. "Son un peligro para la nación", ha dicho antes de comprometerse -solo- a votar a un candidato "del campo socialdemócrata", en el caso de que no haya uno propio. En la misma línea se han posicionado otros, como la presidenta saliente de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Privet, o Aurore Bergé, ministra delegada de Igualdad.
Más combativo se ha mostrado Les Républicains de la derecha tradicional, que días antes de la primera vuelta, vieron como su presidente -Eric Ciotti- abandonaba la formación para unirse a las filas de RN. Los conservadores se resisten a pedir el voto para los de Le Pen en la segunda vuelta, pero se niegan a hacer guiños al bloque que pretende armar la izquierda gala. "No daremos una consigna", revela el partido que deja en manos de la conciencia de sus electores el futuro del Gobierno francés.
El rechazo a Mélenchon tumba una alternativa
El veto masivo a Mélenchon desviste la estrategia por la izquierda. Su peso interno en el Nuevo Frente Popular es más que evidente, a pesar de que en las últimas elecciones europeas el centro-izquierda recuperó parte de su color perdido. La lista socialdemócrata se hizo con el 14% del voto, arrinconando a la de extrema izquierda en el 10%. De hecho, esta ha sido una de las estrategias electorales que la alianza ha tratado de exprimir para atraer el mayor número de votos posibles. Durante la campaña, el nombre de Mélenchon se ha borrador de la mayor parte de los actos, de los debates e incluso en la rueda de prensa que el NFP concedió tras conocer el resultado de las urnas del domingo. No es para menos. La Francia Insumisa -necesaria para la izquierda- ha puesto en más de un apuro a sus socios socialdemócratas. Sus rivales no han dejado de recordar las polémicas protagonizadas por los de Mélenchon, que -entre otras- se negaron a calificar a Hamás como un grupo terrorista tras los ataques sucedidos en octubre del año pasado.
El desenlace del rompecabezas político francés no tardarán en desvelarse. Los partidos cuentan con menos de 24 horas para echar cuentas y para definir su estrategia. Mañana -2 de julio- deberán confirmar a los candidatos a la segunda vuelta en cada una de las 577 circunscripciones. Será entonces, cuando los franceses confirmen si contarán con la papeleta de un gran frente republicano que el que contener el empuje del Reagrupamiento Nacional liderado por Jordan Bardella -candidato a primer ministro- y coordinado por Marine Le Pen. De lo contrario, Francia se sumará al eje de la extrema derecha, junto a Italia y Hungría.