Economía

Las empresas españolas muestran la inversión más débil de la eurozona pese a quitarse su losa de deuda

  • Su desembolso en este ámbito es doce puntos inferior al promedio de la Unión Monetaria
  • La incierta recuperación de los beneficios tras la pandemia podría ser el mayor obstáculo
  • Las sociedades han rebajado su deuda a niveles inferiores que las europeas en una década
Inversión tras la crisis financiera. iStock
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Pese a los elevados incrementos intertrimestrales del PIB, como el 0,8% de inicios de 2024, la economía española arrastra como sus grandes asignaturas pendientes la baja productividad y, especialmente, los problemas para invertir de su tejido productivo. Hasta el punto de que, todavía este año, las empresas de nuestro país presentan el peor comportamiento en este ámbito de la eurozona, especialmente en relación con las grandes economías de la Unión Monetaria.

Es más, el volumen de inversión productiva español se encuentra 12 puntos por debajo del promedio del área euro. Esta debilidad de las empresas sorprende especialmente, considerando su buena posición financiera. No en vano su endeudamiento se ha reducido a prácticamente la mitad, el 64% del PIB, y es incluso menor al promedio de la eurozona. ¿Qué es lo que justifica esta contradicción?

La Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) es el componente que mide el grado de inversión de empresas y hogares. Desde la pandemia es la pata que cojea en la recuperación económica: se mantiene como el único componente de la demanda interna que no gana tracción y recupera el nivel de 2019, el año de referencia que suele usar en este tipo de comparativas para observar la recuperación y el efecto Covid.

En esta travesía por el desierto que ha sido la recuperación económica ha habido un repunte de la inflación histórico, se ha discutido y mucho sobre los márgenes empresariales y los tipos de interés han escalado al nivel de comienzos de siglo. Son varios los 'retos' que han afrontado las empresas, pero la deuda, con unos balances mucho más saneados que hace ahora una década, aparentemente ya no es un obstáculo en el camino.

"Continúa siendo una constante el escaso interés por invertir por parte de las empresas españolas, que han preferido destinar sus excedentes a reducir deuda, a pesar de que el nivel de esta no es elevado, ni en comparación histórica ni en comparación con los países de nuestro entorno", explica la economista sénior de Funcas, María Jesús Fernández, en la última edición de Cuadernos de Información Económica.

Aunque las empresas deben 946.000 millones, casi 50.000 millones más que antes de la pandemia, ha habido una consolidación tras el Covid. El pasivo de las sociedades no financieras ha descendido si se mide en relación con el PIB (pasa del 72,1% del PIB en 2019 al 64,7% del PIB en 2023) y también con relación a la renta disponible bruta de las empresas (pasa del 90,6% del PIB al 74,2%).

El endeudamiento llegó a alcanzar el 120% del PIB en 2010, mientras en la Unión Monetaria se ha mantenido en la horquilla del 70-80% del PIB. En este contexto, la inversión productiva tocó fondo en España. Durante un tiempo han usado buena parte de sus beneficios para soltar ese lastre de deuda, y ahora todo apunta a que no es tan determinante su pasivo como la debilidad en la recuperación de sus excedentes.

Tratando de aproximar los beneficios de las empresas, el cálculo puede aproximarse restando el coste de personal y salarios a los excedentes generados -técnicamente el Excedente Bruto de Explotación (EBE) dentro de la Contabilidad Nacional-. El empresariado español se adjudica más de 300.000 millones cada año, casi 27.000 millones más que antes de la pandemia y un crecimiento del 9,9%. Es el peor desempeño de todos los países europeos.

Pero el cálculo de la renta empresarial que le queda a las sociedades tras pagar intereses y otros conceptos impositivos refleja un panorama aun negativo: 283.000 millones, casi 4.000 millones menos que en 2019 pese a la inflación, un 1,3% menos que entonces.

Con los ingredientes en la mano, Funcas aproxima que la inversión productiva de las empresas no financieras habría descendido un 10% y sería la única economía con un retroceso real. La inversión de los hogares, la de las Administraciones Públicas y la de las empresas financieras sí habría vuelto al terreno positivo.

Y pese a que la deuda ya no parece el gran problema aparente de este tipo de empresas para invertir, sigue siendo un sumidero de millones. "Las empresas destinaron todo su excedente financiero al pago de deuda. Incluso vendieron activos financieros por primera vez desde 2012 para destinar los recursos al pago de deuda", explica la economista. El entorno de tipos elevados, que encarecen la financiación (o la refinanciación de deuda) y dificultan el acceso a créditos para invertir también se postula como un gran motivo de peso que frena la inversión.

La reciente bajada de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) puede ser un aliciente para acceder a créditos más baratos. La teoría dice que, con unos costes de financiación más baratos, las sociedades no financieras dispondrán de dinero en unas condiciones más favorables y avanzarán en la recuperación de la inversión productiva, el gran 'pero' de España desde la Gran Recesión.

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