Economía

EEUU se rinde: renuncia a ofrecer mejores salarios y se conforma con trabajadores menos preparados

Foto: Dreamstime

Aunque hace tiempo que los economistas estadounidenses dan por concluida la 'Gran Renuncia', cuando no niegan directamente su existencia, las tensiones en el mercado laboral siguen muy presentes y obligan a las empresas a repensar sus políticas de contratación para atraer trabajadores. Tras dos años en los que la tónica fue ofrecer mejores sueldos para contratar a los profesionales mejor preparados, esa tendencia se ha vuelto insostenible y ahora se impone la alternativa opuesta: renunciar a esta competencia salarial a cambio de conformarse con trabajadores con menos experiencia y titulación.

Según los datos recopilados por el servicio de estudios de Indeed, el mayor metabuscador de ofertas del mundo, el porcentaje de ofertas de empleo que exigen un tiempo mínimo de experiencia a los candidatos se situaba en el 30% en abril de 2024, frente al 40% que anotaba en el mismo mes de 2022. Este retroceso de diez puntos porcentuales coincide con un momento en el que se produce un lento enfriamiento o normalización de las renuncias y las vacantes en la economía estadounidense, hasta niveles más cercanos a los periodos previos a la pandemia.

Esta evolución parece haber aliviado la presión a las empresas para subir los salarios que ofrecen para encontrar trabajadores, que han pasado de subir un 9% interanual en abril de 2022 a hacerlo un 3%, un nivel mucho más cercano a los niveles previos a la pandemia.

Unos datos que parecen suponer el último clavo en el ataúd a la retórica de la Gran Dimisión que nos ha acompañado desde 2021. Pero un vistazo al contexto económico en el que se producen apunta a que responden más al 'agotamiento' de las empresas que no les permite mantener esta carrera salarial por el talento que a un verdadero 'enfriamiento' del mercado laboral.

Esta tendencia puede asociarse a la crisis de las tecnológicas entre 2022 y 2023, que provocó una importante remesa de despidos, lo que a efectos de los salarios en las ofertas se traduce en mayor disponibilidad de mano de obra y un reajuste de esos trabajadores.

Las empresas más exigentes lo son cada vez menos

Pero conviene recordar que, pesar de lo llamativo de los ceses en grandes empresas, el desempleo no aumentado ni se ha contagiado al resto de sectores, lo que apunta a que esos profesionales se han recolocado en otras empresas que lo han tenido más fácil para ficharles.

Así, la Reserva Federal mantiene su preocupación por el vigor del mercado laboral y su impacto en los salarios y los costes laborales: volviendo a los salarios ofertados, hay que tener en cuenta que solo han desacelerado su incremento interanual, no ofrecen salarios más bajos, lo que sí sería una señal mucho más clara de enfriamiento.

En este contexto, la rebaja de 10 puntos porcentuales en la exigencia de experiencia a los candidatos resulta especialmente significativa, porque apunta a que las empresas han tenido que reconfigurar una estrategia de contratación para afrontar una situación que confunde a los responsables de la política monetaria.

De hecho, los requisitos de experiencia en los empleos mejor remunerados "se han reducido más drásticamente que en los sectores mejor pagados". Desde abril de 2022, las ofertas que piden un mínimo de años de experiencia han caído más de 20 puntos porcentuales entre los sectores de salarios altos, del 66% al 44%, pero mucho menos en las franjas salariales bajas (donde se han reducido 7 puntos) y medias (10 puntos).

Y no hablamos solo de las tecnológicas, sino de otras muchas actividades en las que contar con profesionales cualificados es clave, como el sector financiero, ingeniería o legal, pero también el tecnológico. Sin embargo, lo más sorprendente es cómo las menores exigencias en experiencia también coinciden, en la mayoría de ellas, con menores requisitos de titulación.

Tal y como hemos contado en elEconomista.es, los "requisitos educativos formales" han desaparecido del 52% de las ofertas de trabajo publicadas, respecto al 48% que anotaban en 2019. Más intenso ha sido el retroceso en lo que se refiere a los títulos universitarios, que han pasado de rondar el 21,5% hace cinco años al 17,8% a inicios de 2024.

Con escasas excepciones como abogados, los arquitectos o los informáticos (que han reducido la exigencia de experiencia, pero no de titulación), esto afecta a profesiones donde estas cualificaciones académicas se consideran más determinantes, como matemáticas, investigación y desarrollo, finanzas o ingeniería civil.

Un talento más barato

Según explica Cory Stahle, analista responsable de este estudio, es posible que las empresas estén cambiando sus "preferencias de contratación" hacia trabajadores con menos experiencia y formación "que también es muy probable que sean menos caros" para ayudar a controlar los costes en un "entorno económico menos seguro" en el que la inflación y el endurecimiento de la financiación como consecuencia de las políticas de la Reserva Federal para controlarla, también lastran a las empresas.

Es decir, las compañías se ven obligadas a abaratar los costes salariales no recortando sueldos ni apostando por despidos, sino contratando trabajadores menos cualificados que no pueden exigir retribuciones tan elevadas, lo cual presiona a la baja la capacidad de negociar del resto.

En cualquier caso, esta transición de una 'Gran Dimisión' a una 'Gran Descualificación' no responde solo a motivos puramente económicos ligados a la inflación. También se vincula a una tendencia demográfica que está reduciendo la mano de obra disponible, al tiempo que incluso las administraciones públicas apuestan por un enfoque denominado "skill first" en el que se prioriza contratar a gente que sepa hacer el trabajo en lugar del que tenga un título. Con ello se amplía el universo de mano de obra disponible.

Pero el nuevo estudio de Indeed plantea que este enfoque, muy defendido por desde el ámbito político, pero también por los portales de empleo, esconde los problemas de las empresas para acceder a profesionales más cualificados en sectores en los que este elemento es crítico para que las empresas puedan competir con éxito.

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