Economía

España seguirá siendo la locomotora económica de Europa en 2025

  • Bruselas mantiene su previsión de crecimiento del 1,7% para España en 2024, el doble que la media de la zona euro.
  • La incertidumbre internacional y la ralentización económica en Europa podrían afectar al crecimiento
  • Las previsiones para el país son más optimistas que las de otoño, cuando se esperaba un 2% para 2025
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Los analistas económicos suelen señalar a la economía europea como objeto de crítica recurrente. Un crecimiento modesto, altas tasas de desempleo estructural en comparación con los Estados Unidos, niveles de endeudamiento elevados, falta de innovación y una productividad relativamente baja son solo algunos de los aspectos que se mencionan. La crisis de la Covid-19 agravó aún más la situación, con una contracción del 6,1% en la economía del euro, frente al 2,8% experimentado por los Estados Unidos. La recuperación posterior, aunque más lenta que la de los Estados Unidos, parece estar ganando fuerza en algunas partes de Europa, especialmente más allá del enfoque tradicional en Alemania.

Los economistas de BCA Research resaltan esta perspectiva en su último informe, titulado "La zona euro supera a Alemania". En este estudio, comparan el crecimiento del PIB entre 2021 y 2023 (inclusive) en la zona euro excluyendo a Alemania, con el crecimiento en la zona euro en su totalidad y con el de Alemania sola. Los resultados son contundentes: la zona euro, excluyendo a Alemania, ha experimentado un crecimiento casi tres veces mayor que el de Alemania en el mismo período.

Los indicadores de sentimiento económico en el país teutón continúan siendo preocupantes, con las cifras de enero alcanzando mínimos no vistos desde la crisis de sanitaria, lo que sugiere una débil actividad económica para la primera mitad de 2024. Tras una contracción del 0,3% en la producción en 2023, se espera que la economía alemana solo registre un modesto aumento del 0,3% en este año, una revisión a la baja respecto al 0,8% previsto anteriormente en otoño. La proyección para 2025 se mantiene constante en un crecimiento del 1,2%. La escasez de mano de obra representa un obstáculo para la actividad económica, mientras que también es improbable una recuperación impulsada por el comercio debido al estancamiento de las exportaciones e importaciones. Sin embargo, las condiciones de financiación del mercado se han suavizado recientemente, con expectativas de un alivio continuado facilitado por unos préstamos bancarios más accesibles.

Aun así, la economía europea ha logrado sobrellevar de manera más efectiva de lo previsto las repercusiones de la geopolítica y la crisis energética y los cambios significativos en la política monetaria. Se ha evitado una recesión de gran magnitud y las proyecciones indican una leve recuperación a lo largo del año, lo que refleja una notable resiliencia en el continente.

Se espera que la economía de la zona euro y del conjunto de la UE crezcan, respectivamente, un 0,5% y 0,5% en 2023, un 0,8% y 0,9% en 2024; revisando a la baja las previsiones de otoño de 2023. En cuanto a la inflación, en tendencia descendente, cerraría 2023 en la zona euro en el 5,4%, para caer hasta el 2,7% en 2024 y el 2,2% en 2025, frente al 6,3%, 3,0% y 2,5% respectivamente en la UE. La Comisión incide en que, a pesar del fuerte descenso registrado, se espera que las tensiones en Oriente Medio y la actividad doméstica condicionen el impacto de las medidas que ha venido adoptando el BCE.

A pesar de haberse revisado a la baja para la mayoría de las principales economías de la Unión Europea, el Ejecutivo comunitario prevé una expansión económica en todos los Estados miembros para 2024. Las revisiones a la baja incluyen a países como Alemania (-0,5), Francia (-0,3), Italia (-0,2) y Países Bajos (-0,7), mientras que España, junto con Polonia, mantiene sus cifras sin cambios.

María Malmierca, profesora de Macroeconomía en la Universidad Villanueva, afirma que "en los últimos años, el crecimiento a corto plazo de la economía española se ha debido al incentivo de los principales componentes de la demanda agregada: consumo público y consumo privado. Tras la pandemia, el sobreahorro familiar acumulado durante el confinamiento, el repunte del turismo extranjero y las ayudas del programa europeo Next Generation explican la resiliencia de la economía española. Después, durante el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, las medidas llevadas a cabo por el gobierno central para hacer frente a la amenaza inflacionista han contribuido al mantenimiento de unas tasas de crecimiento económico respetables. Por último, "se ha contrarrestado el estancamiento de la inversión y del ritmo de crecimiento de las exportaciones, consecuencia del clima de incertidumbre, mediante la desinflación de los últimos meses y los ingresos derivados de la creación de empleo". Además, la subida de los tipos de interés ha supuesto un mayor incremento de ingresos que de gastos financieros para los hogares españoles. "Todo ello ha incentivado el consumo privado y, por tanto, la demanda agregada y el crecimiento a corto plazo".

Datos para 2025

En 2025 se anticipa un repunte económico, con un crecimiento proyectado del 1,7% en la Unión Europea, manteniéndose sin cambios con respecto a las previsiones de otoño, y del 1,5% en la eurozona, ligeramente por debajo del 1,6% anterior.

Se espera que la inflación disminuya más rápidamente de lo esperado. El Índice Armonizado de Precios de Consumo (IAPC) de la UE se proyecta que disminuya, pasando del 6,3% en 2023 al 3% en 2024, y al 2,5% en 2025.

Esta tendencia se refleja también en la zona euro, donde las tasas de inflación pasarán del 5,4% en 2023 al 2,7% en 2024 y al 2,2% en 2025. Las previsiones de inflación para la eurozona en 2024 se han revisado a la baja, del 3,2%, mientras que las de 2025 se han mantenido estables.

Se espera que la inversión reciba un impulso debido a la mejora de las condiciones crediticias y a la implementación del Mecanismo de Recuperación y Reactivación. Asimismo, se anticipa que el comercio, cuyo rendimiento fue inferior al del año pasado, regrese a niveles normales con los socios comerciales extranjeros.

A pesar de estos signos alentadores, la Comisión Europea permanece vigilante ante los riesgos económicos futuros, como la gradual eliminación de los regímenes de apoyo energético, las tensiones geopolíticas persistentes y la posibilidad de un aumento de los conflictos en Oriente Medio que podrían afectar las rutas comerciales del Mar Rojo.

España es líder de crecimiento

España emerge como líder en crecimiento económico para este año, respaldado por políticas sociales que han reducido la desigualdad a niveles mínimos. A pesar de este progreso, la inflación y los costos de la vivienda continúan ejerciendo presión sobre el poder adquisitivo de las familias trabajadoras, generando una sensación de insatisfacción generalizada. De hecho, la Encuesta de Condiciones de Vida de 2023 ha confirmado que las respuestas sociales a las dificultades derivadas de la pandemia y la crisis en Ucrania han reducido la desigualdad a niveles mínimos. Sin embargo, la persistente inflación y las tensiones en el mercado de la vivienda están erosionando el poder adquisitivo y generando una sensación de insatisfacción entre gran parte de las familias trabajadoras.

El aumento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), el incremento de las pensiones, la generación de nuevos puestos de trabajo, la disminución de la precariedad laboral después de la reforma de 2021 y otras medidas de protección de ingresos implementadas por el Gobierno de coalición han contribuido a cerrar la brecha entre los estratos más privilegiados y los más desfavorecidos de la sociedad.

Todas las proyecciones de organismos nacionales e internacionales, desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta centros de análisis, e incluso el Gobierno, coinciden en que España será la economía líder de la Unión Europea en términos de crecimiento en 2024. Se espera un crecimiento que oscilará entre el 1,5% y el 2%, según las perspectivas más o menos optimistas. Este liderazgo se ha mantenido en 2021, 2022 y 2023. Se prevé que el turismo y otros sectores de exportación, en plena transformación hacia una mayor orientación hacia los servicios, resistirán las debilidades en el ámbito internacional. Se confía en que el consumo interno juegue un papel protagonista, respaldado por la solidez del mercado laboral. Además, se observan signos de recuperación en la inversión empresarial debido a la implementación del Plan de Recuperación.

Según datos del último informe de Citi, España e Italia están experimentando una mutación positiva en sus exportaciones, lo cual es un gran punto a favor para ambas economías. La reapertura después de la pandemia permitió recuperar el turismo, un sector vital para ambos países, pero lo que no se esperaba era un repunte en las exportaciones de bienes, superando incluso a Alemania y Francia en este aspecto.

Tras una década de ajustes económicos y reformas estructurales, las empresas en la periferia de Europa están mejor posicionadas para ganar cuota en mercados extranjeros, según Citi. Esto contribuirá a un mayor crecimiento potencial y producción. Esta tendencia coincide con el análisis del Banco de España del año pasado, que destacaba el crecimiento del sector exterior como el principal motor de la economía española, con las exportaciones de servicios no turísticos como un punto destacado.

Flor Gastey, profesora de OBS Business School, destaca que para evaluar el leve repunte de las exportaciones de bienes debemos analizar dos factores: "la competitividad del país y la demanda externa". La capacidad competitiva se ha visto afectada, al igual que la del conjunto de la UE, por el incremento de los costes energéticos causado por la guerra de Ucrania, en particular en las ramas más intensivas en energía. Pero desde inicios de 2023, "se ha notado un leve cambio en la tendencia de precios industriales y de exportación españoles, siendo favorables en relación con los del resto del mundo. En cuanto a la demanda externa, la magnitud y la frecuencia de las perturbaciones que han afectado a la economía global en los últimos tres años han tenido un impacto significativo en el volumen del comercio internacional". Sin embargo, tras la caída de los precios de las materias primas energéticas desde finales del verano de 2022, que se trasladó con rapidez a los precios finales en España, se han apreciado indicios de una evolución más favorable de los precios industriales relativos de nuestro país frente a sus competidores. "La dirección que tomen las exportaciones de bienes en el futuro dependerá en gran medida de cómo se configuren las cadenas globales de valor", destaca. Existe la posibilidad de que las estrategias centradas en la autonomía estratégica de Europa conduzcan a una mayor regionalización de estas cadenas, dándose prioridad a la seguridad sobre la eficiencia.

Malmierca destaca que "la principal causa de la diferencia del desempeño económico español se debe a que al importante aumento del consumo privado le ha acompañado el freno de las importaciones". En España, a pesar de la caída en la tasa de variación de las exportaciones, la reducción aún mayor de la de las importaciones ha hecho que el sector exterior contribuya positivamente al desempeño económico a corto plazo. Sin embargo, "en otros países como Alemania y Francia, la fortaleza de la demanda interna ha generado un crecimiento de las importaciones, mientras que la demanda extranjera se ha visto debilitada por la inestabilidad política en Europa y la subida de los tipos de interés, causando una disminución de las exportaciones y un crecimiento negativo de las exportaciones netas", añade. No obstante, en España es especialmente urgente llevar a cabo programas de consolidación fiscal que reduzcan la preocupante cantidad deuda pública y que, muy probablemente, generarán una ralentización del crecimiento económico.

La mejora de la competitividad externa en España e Italia ha permitido a estas economías evitar algunos de los problemas que enfrenta Alemania, histórico motor de la economía europea. Esta separación con Alemania indica un cambio en las tendencias pre-pandemia y señala hacia un reequilibrio interno en la zona euro, según análisis de Citi.

Desde CEOE destacan que debido al retraso en la ejecución de los fondos europeos y, por ende, en su integración en la actividad económica, su efecto se ha estado posponiendo año tras año, según lo afirmado tanto por la AIReF como por el Banco de España. En concreto, el Banco de España estima que de los más de 37.000 millones de euros que han llegado a nuestro país procedentes de los Fondos Europeos, sólo 26.000 millones habrían llegado a la economía real. En este sentido, la AIReF calcula que de los casi 29.000 millones de euros que se formalizaron entre 2021 y 2023 en contratos y ayudas vinculados a los fondos europeos en España, solo 18.900 millones de euros han tenido un impacto en términos de Contabilidad Nacional, es decir, en la actividad económica real. Por tanto, en estos años 2021 a 2023 su impacto ha sido limitado.

Estos organismos y las propias fuentes de CEOE apuntan a que su impacto económico será algo mayor en 2024 y en años venideros, a medida que esos fondos lleguen en mayor medida al tejido productivo.

"No cabe duda de que estos fondos tienen una naturaleza transformadora, al concentrarse tanto en la digitalización como en la sostenibilidad, así como en algunos sectores tractores de la economía española. Todo ello redundará en un aumento de la productividad a medio plazo si estos fondos se aplican para estos fines", señalan fuentes de la patronal.

Sobre si evolucionará el apoyo fiscal en España en los próximos años, CEOE considera "la deuda, que representa más del 107% del PIB, sigue siendo elevada y, por tanto, el país tiene un espacio fiscal limitado". En el medio plazo, a medida que, se modere el crecimiento, la inflación se normalice, y el auge de los ingresos tributarios disminuya, el FMI proyecta que el déficit fiscal y la deuda pública se estabilizarán alrededor del 3% y el 104% del PIB, respectivamente, en ausencia de una consolidación fiscal adicional. Además, también se prevé que continúe aumentando el gasto relacionado con el envejecimiento, lo que ejercerá una notable presión sobre las finanzas públicas durante la próxima década. Por tanto, "se justificaría", según el FMI, "una política fiscal restrictiva, que debe aplicarse de forma sostenida, para restaurar un colchón de cara a posibles futuras crisis y que contribuya a reducir la deuda elevada existente". Desde el FMI recomiendan una reducción acumulativa del déficit primario estructural de 3 puntos porcentuales del PIB durante el período 2024-2028, que se lograría mediante un ajuste fiscal anual promedio de alrededor de 0,6 puntos porcentuales.

En el mismo sentido, la Comisión Europea también señala que España necesitará ajustes mediante el control del gasto público para poder cumplir con las reglas fiscales y reducir sus volúmenes de deuda y déficit públicos.

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