
El despegue de la economía tras la pandemia se ha dado a varias velocidades entre los 'motores' del Producto Interior Bruto (PIB). La inversión ha sido el elemento más perjudicado y, de hecho, es el único componente de la demanda interna que todavía no ha recuperado los niveles previos a la pandemia pese al impulso en el primer trimestre de 2024. Si le sumamos el importante incremento del empleo en la reapertura económica, la inversión por persona ocupada resulta en un desplome de siete puntos desde el nivel de 2019. Los datos del INE recogidos por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) colocan a España como la gran economía del euro con peor desempeño en este indicador.
El stock de capital fijo por empleado mide el valor de los activos fijos de los que dispone el trabajador para producir, un aspecto que está mostrando un claro deterioro ya no solo tras la pandemia, sino que está más de 25 puntos por debajo del grado de inversión por ocupado observado antes de la crisis financiera. La importancia de la inversión afecta al problema de la vivienda, a la capacidad productiva o a la innovación.
"Desde un punto vista macroeconómico, existe un amplio consenso sobre que un menor stock de capital humano reduce el crecimiento", explica el Banco de España en su informe anual publicado esta misma semana. "Este impacto no solo provendría del efecto directo del nivel formativo sobre la productividad individual, sino que también se materializaría a través de otros canales como la complementariedad del capital humano con la inversión en capital físico o tecnológico". El supervisor destaca que los países de la OCDE con mayor nivel de capital humano en competencias como las matemáticas también promedian una mayor inversión en I+D+i que España.

"Está siendo una recuperación sin inversión. A pesar del crecimiento del empleo y otro factor importante como los fondos europeos, la inversión no está teniendo una evolución consistente al comportamiento del PIB. Es el único componente de la demanda interna que no recupera niveles previos a la pandemia", explica Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research, el servicio de estudios del banco.
"En algunos sectores es dramático y no está previsto una recuperación a largo plazo", explica Cardoso en referencia al ladrillo. "Apenas se construyen de 100.000 a 120.000 viviendas anuales y no es consistente con el aumento del número de hogares, que en los últimos años ha estado en la horquilla de los 200.000 a 300.000", explica. Es decir, la inversión en ladrillo apenas da para levantar la mitad de viviendas que demandan los nuevos hogares. "Hay una necesidad, pero el entorno regulatorio lastra el desarrollo de suelo urbanizable y vivienda", matiza.
Capacidad productiva
En el caso de la inversión en bienes de equipo y transporte, las matriculaciones aún se sitúan un 20% por debajo de los niveles de 2019. "Puede haber un cambio de preferencias de las personas, que el trabajo o los subsidios al transporte público influyan, pero una posibilidad cada vez más importante es la incertidumbre sobre qué tipo de vehículo comprar", detalla el economista.
La formación bruta de capital en máquinas o fábricas permite ampliar la capacidad productiva de un país y ampliar su PIB, y tampoco se está viendo. Ni siquiera las licitaciones públicas están llevando a una mejora consistente de la capacidad productiva, explica el experto. "El nivel de incertidumbre política es elevado y las empresas se están restringiendo en la inversión. Sabemos que también hay incertidumbre fuera, pero en España cuenta que no tenemos unos Presupuestos", indica Cardoso.

En cambio, la inversión en patentes o desarrollo tecnológico es el único aspecto que mejora tras estos años, un avance que está estrechamente relacionado con los fondos europeos. Aun con todo, España está atrasado en este indicador respecto a Europa.
La flagrante recuperación de la economía ha llevado a España a liderar las tasas de crecimiento en Europa, donde el sur lleva la delantera frente a Francia o Alemania, el eje económico del centro del Viejo Continente. Sin embargo, la comparativa internacional deja claro que el motor de la inversión no está tirando de la actividad: tan solo Malta y Luxemburgo tienen un peor desempeño en este aspecto.
Por su parte, el promedio de países de la eurozona (excluyendo a Irlanda, cuya fiscalidad juega en su favor para atraer la inversión del extranjero) ha mejorado un punto. Han sido Grecia y Chipre los países que más han alimentado la inversión por trabajador. Por su parte, en Italia han influido el 'Superbonus 110%' para reformar y rehabilitar vivienda