
El mercado laboral de EEUU mostró en abril los suficientes síntomas de enfriamiento como para otorgar cierto alivio a una Reserva Federal que se empezaba a quedar sin fecha para proceder con los recortes de los tipos de interés en este 2024. La continua fortaleza del empleo en la recuperación tras la pandemia se ha traducido en unas presiones salariales que han traído de cabeza al banco central por su impacto en la inflación. El informe oficial de empleo publicado este viernes por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) recoge una moderación en las cifras respecto al fuerte desglose de marzo que traerá alivio a los mercados. De hecho, los operadores vuelven a confiar en una Fed recortando tipos en septiembre y apuestan de nuevo por las dos bajadas para este año.
En abril se crearon 175.000 nóminas no agrícolas netas frente a las 238.000 esperadas por los analistas y las 315.000 de marzo (dato revisado al alza desde las 303.000 publicadas inicialmente). Aunque la cifra no refleja una abultada debilidad, es la más baja en seis meses, sorprende por primera vez a la baja en mucho tiempo y cae de las psicológicas 200.000 nóminas, auténtico umbral de fortaleza tras la salida del covid.
Las otras dos métricas más observadas del informe van en la misma dirección. Por un lado, la tasa de paro escala una décima hasta el 3,9%, volviendo a la cota que alcanzó en febrero. Por el otro, los ingresos medios por hora han mostrado un avance menor del esperado. Los ingresos de los trabajadores subieron en abril un 0,2% intermensual frente al 0,3% y el 0,3% de marzo. Esto hace que la tasa interanual haya descendido del 4,1% del mes pasado al 3,9%, una décima más de lo vaticinado por los economistas, reflejando el ritmo más lento desde junio de 2021. Aunque todavía queda recorrido, la lectura interanual se acerca al 3,5% compatible, según la Fed, con su objetivo de inflación del 2%.
El crecimiento del empleo se ralentizó en los sectores del ocio y la hostelería, la construcción y la Administración. Las nóminas disminuyeron en los fabricantes de automóviles y los proveedores de ayuda temporal. Los aumentos se concentraron en la sanidad, el transporte y el comercio minorista. Las nóminas semanales agregadas, una medida amplia del empleo, las horas y los ingresos, se mantuvieron sin cambios respecto al mes anterior. Esto rompe tres años consecutivos de avances mensuales y, si se mantiene, aumenta el riesgo de un cambio a la baja en la demanda del consumidor, que en el primer trimestre del año aún mostró empuje en los datos de producto interior bruto (PIB).
La tasa de actividad (porcentaje de la población que trabaja o busca trabajo) se mantuvo en el 62,7%. La tasa de los trabajadores de 25 a 54 años subió al 83,5%, igualando el nivel más alto en dos décadas. El aumento de la participación contribuirá a contener el crecimiento salarial. La encuesta de hogares (el dato de nóminas se extrae de una encuesta a las empresas) también publica su propia medida del empleo, que solo aumentó en 25.000 personas en abril, tras haber crecido en casi medio millón el mes anterior. Esto puede reavivar los interrogantes sobre por qué sigue existiendo una diferencia tan grande entre esta cifra y la de las nóminas.
"Casi la mitad del aumento (en las nóminas) se debió a un incremento de 86.000 en asistencia sanitaria y social. Sin embargo, como esperábamos, dada la anterior ralentización del crecimiento de los ingresos de las administraciones estatales y locales, el empleo en el sector público aumentó en 8.000 puestos el mes pasado. Sospechamos que el invierno cálido, casi récord, explica parte de la fortaleza de los cuatro meses anteriores -y la nueva desaceleración de abril lo confirma un poco-, con un aumento del empleo en la construcción de sólo 8.000 personas y un incremento trivial de 5.000 en el sector del ocio y la hostelería", desmenuza los datos de creación de empleo Paul Ashworth, analista de Capital Economics.
"El aumento de la población activa en 87.000 personas sugiere que la fuerte inmigración sigue impulsando la oferta de mano de obra, pero, con un aumento del empleo según la encuesta de hogares de solo 25.000 personas, la tasa de desempleo subió del 3,8% al 3,9%. Tal vez por ello, los ingresos medios por hora sólo aumentaron un 0,2% intermensual, lo que bastó para reducir la tasa de crecimiento anual del 4,1% al 3,9%, el nivel más bajo en tres años", añade Ashworth.
Para el experto, la relajación del mercado laboral vuelve a poner sobre la mesa los recortes de tipos. "No descartemos por completo una bajada de tipos este año", subraya Ashworth tras unas semanas en la que los mercados han mostrado sus serias dudas sobre las posibilidades de que la Fed llegase a bajar tipos este año, como era la hoja de ruta inicial prevista. Lo persistente que se ha vuelto a mostrar la inflación en los tres primeros meses del año ha comprometido el camino de relajación monetaria que se venía descontando y la propia Fed lo reconocía en su reunión de mayo, celebrada esta misma semana.
Oxford Economics: "El informe de empleo debería ayudar a los funcionarios de la Fed a empezar a recuperar la confianza en que la inflación puede volver a la senda del 2%"
Los operadores venían apostando en los últimos días por solo un recorte de tipos de 25 puntos básicos este año. A lo largo de la semana, algunos datos también de índole laboral, como las vacantes de empleo de la encuesta JOLTS, que se mostraban más bajas de lo esperado en marzo, ayudaban a aliviar un poco el horizonte y los swaps volvían a recoger en torno a 40 puntos básicos de recorte este año, pero sin llegar a los 50 que implicarían dos bajadas de tipos. La mayor debilidad reflejada en las métricas de este viernes hace que los inversores vuelvan a apostar con más convicción (más del 50% de probabilidades) por el primer recorte de la Fed ya en septiembre y dos bajadas para este ejercicio.
"Los inversores interpretarán el débil informe de empleo de hoy como una señal de que la demanda se está desacelerando en el mercado laboral", explica Richard Flynn, de Charles Schwab en Reino Unido. "Una caída en el mercado laboral puede ser lo que se necesita para empujar a la Reserva Federal de un paseo a un sprint", agrega.
"El informe no cambia nuestra opinión de que la Reserva Federal debe esperar hasta septiembre antes de bajar los tipos de interés. El mercado laboral sigue gozando de buena salud, y la Reserva Federal necesita ver varios meses de datos de inflación benignos antes de bajar los tipos. Sin embargo, el informe de empleo de abril debería ayudar a los funcionarios de la Fed a empezar a recuperar la confianza en que la inflación puede volver a la senda del 2%", sintetiza Nancy Vanden Houten, de Oxford Economics.
Eso también ha ayudado a relajar el rendimiento de un bono del Tesoro a 10 años que se dirigía veloz al 5% del pasado octubre. El propio informe de empleo de este viernes ha contribuido aún más a esto: si antes de los datos el bono rondaba el 4,6%, después ha llegado a bajar del 4,5%. Del mismo modo, el rendimiento del bono a dos años, el más vinculado a la trayectoria inmediata de los tipos de interés oficiales, se ha relajado hasta desde las cercanías del 4,9% al 4,7%: a comienzos de semana superaba el 5%, anotándose máximos de 2024. Esta dinámica de un mayor relajamiento por parte de la Fed también se ha materializado en la divisa: el dólar pasaba de perder un 0,2% frente al euro a dejarse casi un 0,7%.