
Recientemente se han conocido los datos de crecimiento económico de China, que marcaron una expansión del PIB del 5,3% en el primer trimestre, mucho más de lo que esperaban los principales organismos y analistas. A priori, podría parecer que la economía del gigante asiático va viento en popa, pero tienen un elefante en la habitación: el sector inmobiliario. Un palo en la rueda que aboca al país a una desinflación por la caída del consumo y que augura un IPC para este año del 0,6%, según los analistas macroeconómicos, desde una predicción en marzo del 0,8%.
La crisis inmobiliaria está provocando una debilidad duradera en el gasto de los hogares. "El sector inmobiliario y sus sectores upstream y downstream se están contrayendo en todos los ámbitos, lo que reduce constantemente las expectativas sociales, así como la demanda general", dijo Nie Wen, analista macroeconómico jefe de Hwabao Trust. "Se necesita urgentemente inversión gubernamental para estabilizar o impulsar la demanda", dijo el experto a Bloomberg Economics.
Un grupo de expertos de Nomura Global Market aseguran que es "poco probable" que la economía china toque fondo "mientras su sector inmobiliario siga en declive". Explican que "todas las economías sufren gravemente cuando estallan las burbujas inmobiliarias, salvo que se produzca un milagro y China no es una excepción".
En una encuesta realizada a economistas expertos por parte de Bloomberg Economics concluyen que la crisis inmobiliaria plantea "el mayor riesgo" para el crecimiento de China este año. En concreto nueve de los 15 encuestados han asegurado esto. Mientras que el resto dijeron que la baja inflación y el débil consumo son las mayores preocupaciones. Las medidas que debería adoptar Pekín para corregir esto también generaron cisma. Por un lado, unos creen que deberían impulsar la inversión inmobiliaria, mientras que la segunda opinión es la de acelerar el gasto público.
Sea como fuere, Pekín se ha marcado un ambicioso objetivo de crecimiento del 5% para este año en las famosas Dos Sesiones, mientras que los economistas y analistas expertos mejoraron sus previsiones de crecimiento solamente del 4,6% al 4,8%. No obstante, el FMI proyectó un crecimiento del 4,6% para este año, la misma que en su revisión de enero. Aunque el consejero económico de la entidad, Olivier Gourinchas, aseguró en rueda de prensa en Washington que revisarán sus previsiones del PIB para el gigante asiático debido al buen comportamiento de su economía en el primer trimestre.
Aún así, Gourinchas reiteró que la debilidad del sector inmobiliario de China "probablemente persistirá" y animó a las autoridades del país a aplicar medidas que aborden directamente algunas de las causas fundamentales, incluida la recapitalización o la liquidación de los promotores que están pasando apuros económicos.
En líneas generales, el crecimiento del consumo tras la apertura pospandémica en 2023 "estuvo muy por debajo de las expectativas del mercado y la gente ha sido mucho más consciente de su gasto", aseguran desde Nomura.
Las ventas minoristas crecieron solo un 5,8% interanual ese año después de haber sufrido una contracción del 0,5% en 2022 por culpa del Covid Cero. "En 2024 esperamos una contribución mucho menor al crecimiento por parte de los consumidores", dicen.
Entre los motivos que dan para argumentar esta afirmación está la existencia de "una base mucho mayor" ya que la pandemia en China terminó a mediados de 2023. "De hecho, el crecimiento de las ventas minoristas cayó drásticamente en marzo con respecto a enero y febrero".
Por otro lado recalcan que el crecimiento de los ingresos de los hogares "ha estado muy por debajo de los niveles prepandemia", lo que sugiere obstáculos al consumo.
Esto se une a una caída desmesurada de los precios de la vivienda. En las 70 principales ciudades del país cayeron un 10,7% desde sus máximos en 2021 según la Oficina Nacional de Estadística. Pero la Corporación de Información Inmobiliaria de China estimó una caída del 33% de los precios de viviendas no de lujo en las principales ciudades desde su pico a mediados de 2021.
También la caída de los precios del mercado de valores del 2,3% desde principios de 2023, provocando una caída de la riqueza, también pude afectar al consumo.
Al mismo tiempo, estos problemas con el sector inmobiliario están obligando, también, a que los gobiernos locales recorten la remuneración de sus empleados.
El paro es otro de los escollos que está provocando que la demanda interna se vea completamente mermada.
En el reporte económico del FMI del mes de abril, aseguran que la falta de políticas reales para el dañado sector inmobiliario "podría producir una caída mayor y más prolongada de la inversión en el sector", acompañada de una bajada, todavía más pronunciada, de los precios de la vivienda, la demanda y un mayor debilitamiento de la confianza y el gasto de los hogares. Esto sumado a la incertidumbre laboral entre los más jóvenes, que cada vez tienen más dificultades para encontrar empleo.
Por mucho que se vean brotes verdes en la economía china, si no se aplican políticas que solucionen la crisis inmobiliaria, el crecimiento y el consumo seguirán lastrados.