
El comportamiento de los salarios en España ha sido un misterio en los últimos dos años y todo apunta a que seguirá siéndolo en el que acaba de comenzar, cuando diferentes fuentes estadísticas muestran incrementos que llegan a superar el 5%. Pero un nuevo indicador salarial elaborado por el Banco Central Europeo enfría estas expectativas y las sitúa por debajo del 4% para 2024. Muy por debajo de la media de la zona euro y de las grandes economías de la zona euro, como Alemania, Francia y Países Bajos.
El nuevo índice arroja para España un dato más cercano al de las estadísticas de convenios colectivos, que apuntan a una subida general del 3,46% en 2023. Queda, eso sí, por detrás de los firmados hace menos de un año, para los que se estima una subida del 4,1%. El indicador del supervisor europeo no solo rebajaría el efecto real de esta subida: también matiza los datos de la Agencia Tributaria, las estadísticas del INE o incluso los análisis de las ofertas de empleo, que reflejaban incermentos muy superiores.
Aunque tomar como referencias otras fuentes 'alternativas' en detrimento de las que aporta la negociación colectiva siempre ha supuesto dos problemas para el Banco Central Europeo. En primer lugar, inducen un cierto 'sesgo' alcista: los profesionales son mayores salarios o los puestos más demandados recogen subidas adicionales que distorsionan la media. En segundo lugar, resultan más impredecibles a la hora de tomar decisiones de política monetaria.
Un arma de doble filo
A diferencia de Estados Unidos, donde los acuerdos laborales y salariales se realizan empresa a empresa y casi contrato a contrato, por lo que indicadores salariales de la Fed tiene menor margen de predicción, la institución que preside Christine Lagarde siempre ha confiado en el gran peso de la negociación colectiva "centralizada" entre patronales y sindicatos para moderar la volatilidad retributiva. Esta evolución también influye en los sueldos no sujetos directamente a estos acuerdos sectoriales o empresariales.
La cobertura del análisis (el número de trabajadores cuyos salarios están directamente bajo la lupa de este modelo) llega al 89% del total del empleo en Países Bajos o el 75% en Austria, el 56% en España (un porcentaje, eso sí, muy inferior al que estima el propio Gobierno) o el 50% en Francia.
Pero en una crisis inflacionaria como la que se ha producido en los dos últimos años, esto se ha revelado como un arma de doble filo. Y es que la vigencia de los convenios abarca entre un año (como en Austria) y tres años (como en España) lo que lleva a que las subidas salariales tengan un efecto más persistente en el tiempo.
Además, en los dos últimos años han batido récords históricos que rompen las previsiones del propio BCE, tal y como ya hemos contado en elEconomista.es. Esto ha llevado al organismo encargado de liderar la lucha contra la inflación articulando la subida de tipos a la conclusión de que debe revisar sus métricas.
Con este objetivo ha diseñado un nuevo indicador "reforzado" que tiene en cuenta diversos escenarios y variables, aunque sigue tomando como base principal la estadística anterior de salarios negociados en convenios. Y arroja un balance preocupante, al menos para los planes del BCE, con una subida que puede llegar al 5% a finales de año en los dos escenarios que contempla.
En uno incluye los denominados 'pagos únicos', cuya composición varía en cada país, pero se ven ligados a la compensación por los costes de inflación (aunque no todos los países facilitan esa información en sus estadísticas de convenios, como es el caso de España). Sin embargo, el escenario en el que esto no se contempla también llega a los cinco puntos porcentuales de incremento.

Pero el BCE también ha realizado un análisis más promnorizado en el que desgrana qué economías tendrán mayor relevancia en este comportamiento. Por tamaño de la fuerza laboral analizada, España sería el tercer país por detrás de Alemania y Francia con mayor peso en la subida salarial de la zona euro.
España, en el furgón de cola
Aquí llega la sorpresa: la subida en 2023 y pronosticada para 2024 se sitúa para nuestro país por debajo del 4%. Un dato muy alineado con la media general (3,46%) que la estadística de convenios fija para 2023 que se mantiene incluso cuando se tienen en cuenta las actualizaciones y firmas de nuevos acuerdos, que en este caso influirían levemente a la baja.
La mayor subida en España se produce a principios de 2022, cuando pasan de estar por debajo del 2% a superar con creces el 3%. Este incremento parece responder al del 8% del SMI (un argumento que defienden el Gobierno y los sindicatos), aunque también coincide con un sustancial repunte de la inflación que puede haber influido en la actualización de los convenios. Pero desde entonces se produce un enfriamiento en esta evolución que la mantiene prácticamente plana en 2023.

Ello a pesar de pese a la firma del Acuerdo de Negociación Colectiva (AENC) en mayo de 2023, que fijaba una subida del 4% para ese año, habría acelerado la firma de convenios. La previsión del BCE tampoco se ve alterada por una subida del SMI del 5% para 2024. En pocas palabras, lo que este indicador nos dice es que las subidas 'reales' de los salarios querdarán por debajo de lo que han pactado patronales y sindicatos y ni siquiera las decisiones en política retributiva que defiende el Gobierno sirven para encauzar la situación.
El Banco Central Europeo llama la antención sobre una "gama de incrementos salariales que parece especialmente amplia, lo que podría reflejar la naturaleza "muy descentralizada" del proceso de negociación colectiva. Es decir, la posición "más débil de los sindicatos de trabajadores", así como el papel más importante que desempeñan los factores específicos de la empresa en las negociaciones. Ello a pesar de que la mayoría de los convenios en España son sectoriales.
Otros análisis, como los realizados por el Banco de España, han remarcado que el peso de la negociación dentro de las empresas habría tenido un efecto positivo en los últimos años en la subidas salariales de algunos sectores, en especial en aquellos con problemas para encontrar mano de obra. Pero el análisis del BCE plantea que para la amayoría de asalariados ha ocurrido exactamente lo contrario.
La parte positiva, al menos desde la óptica del BCE, es que la moderación salarial en España compensará el impacto de subidas como la de Alemania, que llegarán al 7%, o Países Bajos, donde quedarán entre el 6,5% y el 5,5%. En Francia, aunque se registra una importante desaceleración respecto a los niveles alcanzados en 2022 y 2023, el indicador arroja unas subidas superiores al 4%.

En este escenario, España se sitúa con claridad a la cola de las grandes economías del euro en subida salarial, pese a que nominalmente los sueldos son más bajos. Aunque esto puede suponer una mejora de la competitividad en costes laborales, también encadena una subida salarial por debajo de la inflación, lo que merma la recuperación de su poder adquisitivo.