Economía

La revisión del Acuerdo de Asociación con Israel comprometería casi 30.000 millones en exportaciones para la UE

  • Tel Aviv representa el 0,8% del intercambio de bienes de la UE en 2022
  • El bloque comunitario es el principal socio comercial de Tel Aviv
  • España e Irlanda han pedido a la Comisión Europea analizar si Israel cumple con los derechos humanos en Gaza
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
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Ante la creciente tensión que pesa sobre el sur de la Franja de Gaza, con la amenaza del ejército israelí sobre Rafah, España e Irlanda han remitido este miércoles una carta la Comisión Europea en la que le piden tome medidas contra Israel por la violación de derechos humanos en Gaza. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro irlandés, Leo Varadka, han pedido una "evaluación urgente" sobre si Israel está cumpliendo sus obligaciones bajo el Acuerdo de Asociación UE-Israel. Una medida que podría comprometer 29.200 millones de euros en exportaciones para la UE.

"Pedimos que la Comisión emprenda una evaluación urgente de si Israel está cumpliendo sus obligaciones, incluidas las derivadas del Acuerdo de Asociación UE/Israel, que hace del respeto de los derechos humanos y los principios democráticos un elemento esencial de la relación; y si considera que está incumpliendo, que proponga al Consejo medidas adecuadas para que las tome en consideración", han instado en el escrito, al que ha tenido acceso elEconomista.es, los dos líderes europeos.

La situación, creen ambos dirigentes, así lo requiere ante el riesgo de "una catástrofe humanitaria aún mayor que supone la amenaza inminente de operaciones militares israelíes en Rafah", y teniendo en cuenta lo que ha ocurrido en Gaza desde octubre de 2023, "incluida la preocupación generalizada por las posibles infracciones del DIH y de la legislación internacional sobre derechos humanos por parte de Israel", explican en el documento.

Son amplias las implicaciones de tal petición. Porque las medidas que reclaman España e Irlanda pueden oscilar entre comprometer las relaciones comerciales con el territorio, suspender algunas cláusulas del acuerdo o el acuerdo en su totalidad. El pacto, en vigor desde el año 2000, tendía las bases de una relación de libre comercio que ahora se instrumentaliza para persuadir a Israel, para cambiar el rumbo de sus actuaciones en Gaza.

Es, no obstante, el de Israel un tema sensible. Uno de los más divisivos entre los Veintisiete. Las posturas vocales de España o Irlanda chocan, por costumbre, con las de Alemania o Austria, que con la historia a cuestas se muestran reacios a mandar mensaje alguno que contradiga a Tel Aviv. Reflejo de ello fue llegar a esa difícil llamada a "pausas humanitarias" en la franja de Gaza el pasado diciembre en la Cumbre de líderes de la UE. Una batalla dialéctica a Veintisiete en la que no se llegó a un consenso para pedir un "alto al fuego" al conflicto. Y a la UE le llueven críticas, en consecuencia, por dobles estándares aplicados, sin grandes miramientos, a Ucrania y al conflicto palestino-israelí, con escaso margen temporal.

Israel ocupa la posición número 25 entre los socios comerciales de la UE, uno de los principales en el Mediterráneo que aglutinó el 0,8% del intercambio de bienes del bloque en el año 2022. Las exportaciones de la UE a Israel ese año ascendieron a 29.200 millones de euros, frente a los 17.500 millones que recorren el camino inverso. No en vano, el bloque comunitario se erige como el principal socio comercial de Israel, con cerca del 32% de las importaciones de territorio y concentrando el bloque el 25,6% de sus exportaciones.

En 2022, el intercambio de bienes entre Israel y el Club de los Veintisiete ascendió a 46.800 millones de euros. El grueso de las importaciones de Israel a la UE está relacionado con maquinaria y equipos de transporte, que copan el 43,5%. Y a la inversa, el grueso de las exportaciones de la UE a Israel tiene que ver con maquinaria y bienes de equipo, el 41,9%.

Además, al amparo de la política de vecindad de la UE, el bloque comunitario ofrece a Israel ayuda política y financiera. Unos 1,8 millones de euros al año se destinan a proyectos de administración pública en los ámbitos de la educación, las telecomunicaciones y la gestión del agua. Una dotación que se transforma al amparo del marco financiero plurianual para el periodo 2021-2027, como Instrumento de Cooperación.

Ya se han mostrado vocales en ocasiones previas Irlanda y España en el conflicto palestino israelí, clamando por un alto al fuego en la franja de Gaza. Mensajes, visitas, diálogos no han sido efectivos para cambiar el comportamiento del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para que cumpla con el derecho humanitario internacional.

Se eleva el coste de vidas humanas: cerca de 28.000 palestinos han muerto y 67.000 han resultado heridos. Se activan otras palancas para detener la destrucción, explica el investigador principal en Mediterráneo y Mundo Árabe del Real Instituto ElCano, Haizam Amirah Fernández, el movimiento de España e Irlanda. Cierto es que los incentivos por parte de la UE son limitados, a Israel le interesa más la normalización de las relaciones con los países vecinos, como Arabía Saudí, alineado con los intereses del pueblo palestino.

La tensión en el Mar Rojo no es más, según el experto, que un indicio de las repercusiones que este conflicto puede tener para Europa. Subida de precios de la energía, alimento económico de la región, y por ende aumento del coste de la vida. Más inflación para los bolsillos de los ciudadanos como principal riesgo y precio a pagar para la UE. A cambio de "la impunidad absoluta", asegura Amirah Fernández.

Que Sudáfrica haya solicitado al Tribunal Internacional de Naciones Unidas actuaciones para impedir que Israel cometa actos genocidas y que el tribunal pidiera a Tel Aviv medidas para garantizar servicios de asistencia humanitaria no ha conseguido virar el rumbo del conflicto. Tampoco a Netanyahu le interesa, analiza Amirah Fernández. Guarecido en su Gobierno de ministros ultranacionalistas ortodoxos, tiene mucho más que perder dando un paso atrás. Tanto que le compensa el daño reputacional al país en la esfera internacional. Tanto como para poner a prueba a su principal socio comercial.

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