
El conflicto en Oriente Medio ha centrado el Consejo de ministros de Asuntos Exteriores en Bruselas. Pocos días después de que el Alto Representante, Josep Borrell, acusara a Israel de crear a Hamás para evitar que se llegue a implementar la solución de los dos Estados, el jefe de la diplomacia europea presentó un Plan de Paz de doce pasos con el que pretende dibujar un horizonte final al conflicto entre Palestina e Israel.
Su propuesta se articula en torno a la solución de los dos Estados. Pese a que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, haya rechazado esta salida, así como la creación de un estado palestino, Borrell considera que no existe otra fórmula. Los doce puntos delineados en el Plan de Paz, que se han presentado no solo ante los ministros de Exteriores de la UE, sino también de Israel, Egipto, Palestina, Jordania, Arabia Saudí y la Liga Árabe, tienen como objetivo una "solución creíble y completa" al conflicto.
El documento propone llegar a una solución que permita normalizar las relaciones entre Israel y el mundo árabe y garantizar la seguridad a largo plazo en la región. Para avanzar en este horizonte, plantea que se organice una conferencia de paz "preparatoria", en la que participen Estados Unidos, Egipto, Jordania, Arabia Saudí, la Liga Árabe y las Naciones Unidas, además de la Unión Europea. La idea es que actúen como intermediarios entre ambas partes del conflicto, no tanto que Israel y Palestina se sienten a hablar desde el inicio del plan.
Es poco realista que, a corto plazo, Israel y Palestina vayan a iniciar las negociaciones para poner fin al conflicto, menos aún sin participación de la comunidad internacional. Es así que el documento presentado por el Alto Representante insta a que los convocantes elaboren un borrador del Plan de Paz que se presente a las partes interesadas.
Este diseño debe incluir garantías de seguridad para Israel y el futuro Estado independiente de Palestina con reconocimiento diplomático mutuo. Además, establece un plazo de un año para que se culmine el Plan de Paz desde la conferencia preparatoria. Una vez finalizado el Plan de Paz, las autoridades palestinas e israelíes deberán negociar el texto final. Tendrá consecuencias si el Gobierno israelí se opone, pero no se detallan en el borrador el alcance de tales repercusiones.
El de este lunes ha sido un debate político, una primera toma de contacto con el Plan de Paz de doce puntos, no tanto llegar a una decisión concreta, según ha aclarado en rueda de prensa el ministro de Exteriores, José Manuel Albares.
La semana pasada Borrell consideraba que, si en 30 años no se llegó a una solución, a lo mejor era el momento de imponerla. Habría que convencer a Israel, reticente a esta fórmula. Tras ser preguntado por cómo persuadir a Netanyahu, el Alto Representante se ha limitado a señalar este lunes que "lo primero que hay que hacer es proponer una solución y para proponerla hay que tenerla".
No sólo la UE trabaja en este Plan de Paz, Estados Unidos por un Lado y los países Árabes por otro ya anunciaron sus intenciones de poner en marcha un proceso semejante. Preguntando por la posible convergencia de las diferentes iniciativas, el jefe de la diplomacia comunitaria consideró que "todas las iniciativas son bienvenidas" y abogó por la cooperación ya que lo primordial es "construir una solución y luego ver como se aplica".
Ha defendido, por otro lado, el Alto Representante, que se deje de hablar del proceso de paz en Oriente Medio para hablar "en serio del proceso de implementación de la solución de dos Estados". Algo en lo que no todo el mundo coincide, según ha argumentado, ya que con un "objetivo genérico como la paz todo el mundo está de acuerdo".