
Porque la semántica es importante en cuestiones diplomáticas, el lenguaje ha protagonizado uno de los debates clave de la Cumbre de líderes de la UE que se celebra en Bruselas. El posicionamiento sobre el conflicto en Gaza se ha resuelto finalmente con la petición de una "pausas humanitarias" y "corredores humanitarios" para permitir el acceso de ayuda a la zona. También con un apoyo a que se celebre una conferencia de paz "pronto".
Lo expresa, tras seis horas de debate, el texto de conclusiones del primer día del encuentro, tras un intenso diálogo de los líderes sobre si adoptar una posición de mínimos, hablando de ventana humanitaria, pausa humanitaria, pausas humanitarias (una postura en línea con Estados Unidos); o máximos, en referencia a un alto al fuego que reclamaban Irlanda o España.
El texto acordado por los líderes recoge también una llamada a "revivir un proceso político sobre la base de la solución de dos Estados" y "apoya que se celebre una conferencia internacional de paz pronto". Una propuesta que habría sido planteada por el presidente del Gobierno en funciones Pedro Sánchez, que a su llegada al encuentro la citaba en seis meses.
España y Portugal han sido vocales en su apoyo al secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, después de que Israel haya pedido su dimisión por señalar, en la Cumbre de la ONU del pasado fin de semana en el Cairo, que los ataques de Hamás "no surgen de la nada" y poner en evidencia la ocupación israelí: "el pueblo palestino cuenta 56 años sometido".
La escalada de la tensión en Oriente Medio tras el ataque terrorista de Hamás el pasado 7 de octubre continúa. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha avisado quede que las fuerzas israelís se preparan para una invasión por tierra en Gaza, sin dar más detalles. Mientras la UE se ha enrocado en un debate semántico sobre si pedir una "pausa" o "pausas" humanitarias, una "ventana" humanitaria o un alto al fuego.
El punto de partida para el debate es la declaración conjunta a nivel de Veintisiete del pasado 15 de octubre, tras el malestar que generó entre los Estados miembro la visita de la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, a Israel, con una declaración que no enmarcaba el derecho a defenderse de Israel en el marco del "derecho internacional" y tomando la voz de la política exterior de la UE, que compete únicamente a los Estados miembro. A la UE se le ha criticado por su doble rasero en relación a la condena expresa que desde un inicio expresó contra la agresión militar rusa de Ucrania y la controversia que envuelve el sensible conflicto entre Palestina e Israel.
La declaración reitera la condena al ataque terrorista de Hamás, del derecho de Israel a defenderse pero "en base al derecho internacional y el derecho humanitario". El lenguaje en la UE importa y mucho, y la discusión de este jueves deja constancia de ello por la huella política que deja. Repitieron también los líderes la petición a Hamás para que libere a "todos los rehenes sin condiciones" y la "importancia de asegurar la protección de todos los civiles".
El conflicto entre Israel y Palestina es un tema de especial sensibilidad en la UE. Si Alemania abogaba por una "ventana humanitaria", Francia se ha posicionado por una "tregua". Irlanda ha pedido un "alto al fuego". España, en línea con las Naciones Unidas, ha pedido un "alto al fuego" igual que Irlanda. Posturas que, de forma progresiva, escalan en la intención de conseguir un proceso político que ponga fin a las hostilidades en la región. Austria por su parte, se ha postulado por la fórmula en plural, de "pausas humanitarias".