Economía

Los líderes de la UE esquivan en veto húngaro y aprueban los 50.000 millones para Ucrania por unanimidad

  • Los Veintisiete aprueban la revisión del presupuesto comunitario de 2024 a 2027
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán.
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La UE consigue sacar adelante los 50.000 millones de euros de ayuda a Ucrania para los próximos cuatro años. En una reunión extraordinaria de líderes de la UE en la que el veto húngaro amenazaba la ayuda financiera para apoyar al país en guerra, los Veintisiete han conseguido llegar a un acuerdo para entregar a Kiev esta nueva partida económica, en un intento por darle estabilidad y previsibilidad en la contienda bélica.

Pocos minutos después de la llegada de los líderes a la sala y de que se les distribuyera la nueva propuesta de acuerdo se alcanzaba la tan difícil unanimidad. Los Veintisiete han dado su visto bueno a la revisión del presupuesto comunitario para 2024 –2027, con una partida de 50.000 millones de euros para Ucrania que de distribuirá a lo largo de cuatro años.

Entre bambalinas, la situación se desatascó en un encuentro previo organizado por el presidente del Consejo de la UE, Charles Michel, y en el que estuvieron presentes la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el canciller alemán, Olaf Scholz, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni.

El acuerdo contempla ciertos elementos de persuasión para Budapest: la Comisión Europea debe elaborar un informe anual de la implementación de la ayuda a Ucrania. Los líderes mantendrán un debate sobre esta cuestión y, en caso de que sea necesario, los Veintisiete pueden pedir a la Comisión Europea que elabore una propuesta de revisión del marco financiero plurianual cada dos años. Aunque Budapest no obtiene el derecho de veto sobre esta partida económica para Ucrania que venía reclamando.

La decisión permite desbloquear "financiación a largo plazo y predecible para Ucrania", ha indicado el presidente del Consejo de la UE, Charles Michel, en una publicación en la red social X, atigua Twitter. Es así que considera que la UE está asumiendo su "responsabilidad y liderazgo" en el apoyo a Ucrania porque "sabe lo que está en juego".

Por su parte el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha puesto en valor la "importancia" de la decisión adoptada por los Veintisiete y ha asegurado que "fortalecerá la estabilidad económica y financiera a largo plazo", algo que considera "no es menos importante que el apoyo militar y las presiones de las sanciones por parte de Rusia".

Como contrapartida, Budapest se lleva un mensaje para contentar dentro de casa. El texto de conclusiones incluye una referencia a que el mecanismo de condicionalidad de los fondos, por el que Bruselas mantiene congelados 31.000 millones de euros en financiación comunitaria a Hungría por considerar que no cumple con las garantías del Estado de derecho, debe aplicarse de forma "proporcional". Un mensaje sin traslación a efectos prácticos pero que abre la puerta a una menor dureza por parte del Ejecutivo comunitario.

Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE llegaron a esta Cumbre extraordinaria mirando de reojo a Hungría para un acuerdo que requería unanimidad de los Veintisiete. La postura de bloqueo que sostenía su primer ministro, el ultraderechista Víktor Orbán, amenazaba con boicotear la ayuda a Kiev en un momento en el que el respaldo de Washington se tambalea y en la cuenta atrás para que el país afronte problemas de liquidez, a partir de marzo. No en vano, fue la maniobra que Orban esgrimió en la pasada Cumbre de diciembre, cuando de forma inesperadamente acelerada se consiguió superar el veto húngaro a las negociaciones de adhesión de Ucrania a la UE, pero no en lo relativo a la ayuda de 50.000 millones.

La presidencia del Consejo de la UE, en manos de Bélgica en este primer semestre del año, desgranaba los esfuerzos acometidos desde diciembre para llegar a la unanimidad en el encuentro de este jueves. Por el camino se caldeó el ambiente. Esta semana se filtró al diario económico, Financial Times, un documento elaborado por el Consejo de la Unión Europea en el que se valoraba cortar el acceso a Budapest a fondos comunitarios para propiciar un colapso de la economía húngara. Una suerte de pulso a cambio de que Orbán de su visto bueno a la revisión del presupuesto comunitario con los 50.000 millones de euros a Ucrania.

Resultó esclarecedor la forma en la que los líderes afrontaban a la llegada a la Cumbre esta reunión. Si la primera ministra estonia, Kaja Kallas, criticaba que Orban "quiere ser el centro de atención" cada vez que hay una reunión de líderes en Bruselas, en nuevo primer ministro polaco, Donald Tusk aseguraba que no puede "aceptar este juego extraño y egoísta de Víktor Orban".

El hartazgo en los líderes comunitarios por el chantaje húngaro se ha dejado sentir. El líder holandés, Mark Rutte, reconocía que era imposible para él cumplir con los deseos de Orbán "porque tengo mis propios deseos". El Alto Representante de la UE, Josep Borrell, advertía por su parte de la necesidad de apoyar a Ucrania frente a Rusia porque sino "pagaremos un alto precio".

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