
De entre todos los métodos que se conocen para discernir entre clases sociales por nivel económico, el más extendido es el que establece la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El criterio que este organismo establece no define exactamente qué es clase baja, media y alta, sino que adapta la clasificación a cada territorio en particular en función de sus rentas; observa los ingresos de cada país y, conforme a ellos, realiza un cálculo para ver en qué segmento encaja cada salario.
¿Cómo distingue la OCDE las clases altas de las medias y las bajas? Tal y como te explicamos en otro artículo, su metodología es simple. Recoge la renta mediana del territorio en cuestión y, mediante una cuenta matemática, asigna cada renta particular a uno de los tres grupos (clase alta, media y baja). A partir de la renta mediana, la clase baja es aquella cuyos ingresos se encuentran por debajo del 75% de la mediana; en la clase media se encuentran aquellas rentas comprendidas entre el 75% y el 200% de la mediana, mientras que la clase alta es aquella que excede el 200% de la mediana.
En su último cálculo, elaborado en 2019, la mediana en aquel entonces se situaba en 15.193 euros al año. Si consultamos los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), correspondientes al año 2021, obtenemos una cifra ligeramente superior: 17.084 euros anuales.
Tres cuartos o el doble de 17.000 euros
Al aplicar sus fórmulas con estos 17.084 euros como base, se obtiene que las rentas por debajo de los 12.813 euros anuales se enmarcarían en la clase baja; entre esa cifra y 34.168 euros se situaría la clase media, mientras que por encima de los treinta mil euros se encontraría la clase alta.
Si trasladamos estas cifras del ámbito anual al ámbito mensual, obtenemos que la renta mediana mensual es de 1.423 euros. En consecuencia, las rentas mensuales superiores a 2.846 euros se enmarcarían en la clase alta, mientras que las rentas mensuales inferiores a 1.067 euros corresponderían a la clase baja.