
Las principales incógnitas sobre en la reforma de las reglas fiscales de la UE comienzan a despejarse. España ha propuesto un recorte de la deuda del 1% anual para aquellos países que superen niveles del 90% sobre el PIB, un recorte que se rebajaría al 0,5% para aquellos Estados miembro por debajo de este umbral pero por encima del máximo del 60%. De confirmarse estas cifras, España tendría que bajar en casi 10 años la mitad de lo que subió la deuda durante el Gobierno de Sánchez.
Se revelan, finalmente, las cifras en la propuesta de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, que, en calidad de árbitro en las negociaciones de la reforma de la gobernanza económica, tratará de cerrar un acuerdo entre ministros de Economía y Finanzas de la UE este jueves y viernes. De salir adelante, España estaría entre esos países que deberían disminuir su deuda a un ritmo de un 1% anual, pues cerró el 2022 en niveles del 113%. Necesitaría cerca de diez años para recortar tan solo la mitad de ese aumento desde el 97% del pasivo español, en 2018, cuando Pedro Sánchez tomó las riendas del Ejecutivo español.
El último borrador de las negociaciones de las reglas fiscales, al que ha tenido acceso El Economista, fija también cifras para un objetivo para el déficit. Será del 1,5%, en línea con las demandas de Berlín de establecer un nivel óptimo, por debajo de ese 3% de máximo, que fija el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Una condición que se suma a un ajuste mínimo del 0,5% del déficit que fijó la Comisión Europea en su propuesta de partida del pasado abril.
El próximo año marca el punto de partida para la vuelta a la aplicación de las reglas fiscales, que fueron suspendidas por la pandemia. Unas normas que fijan que los países no deben superar niveles de déficit del 3% sobre el PIB y del 60% en el caso de la deuda y que están siendo reformuladas, precisamente, porque la crisis financiera probó que las anteriores eran poco realistas.
La salvaguarda para la deuda que contempla el último borrador de la negociación responde, igual que en el caso del objetivo de déficit, a los requerimientos de Alemania. Berlín ha pedido, desde el inicio, una cifra obligatoria de reducción de la deuda para aquellos países que superen los umbrales máximos y propuso el 1% anual como recorte mínimo.
La petición germana suscitó el rechazo de otros países como Italia o Francia, que precisamente veían en la reforma de las reglas fiscales la posibilidad de dejar atrás antiguos corsés y apostar por más flexibilidad y un crecimiento anclado en las inversiones. La propuesta de partida de la Comisión Europea plantea sendas de ajustes individualizadas para cada país de cuatro años, ampliables a siete si se muestra que hay margen para inversiones.