
"Quién contamina, paga". Este es el principio por el cual se debe regir la nueva fiscalidad climática que propuso ayer el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la COP28, que se celebra en Dubai hasta el 12 de diciembre. El dirigente aseguró que el compromiso de España en la lucha contra el cambio climático "es fuerte" y va a ser el eje principal de todas sus políticas en esta nueva legislatura.
Como España ostenta la presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea, la vicepresidenta tercera del Gobierno y Ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, encabezará las reuniones de los Veintisiete para coordinar a suposición en esta COP.
En su intervención, el presidente del Gobierno también anunció que España va a añadir 20 millones de euros al nuevo Fondo de pérdidas y daños, para ayudar a los países en desarrollo a paliar los efectos del cambio climático. Esto se suma a los 5 millones que se aprobaron para poner en marcha la Red Santiago, una iniciativa lanzada hace un año en Egipto para proporcionar asistencia técnica en pérdidas y daños.
En cuanto a los programas de deforestación y degradación medioambiental de la región de la Amazonía "vamos a destinar este año dos millones de euros". En concreto irán a parar al proyecto de bonos medioambientales sostenibles "y socialmente responsables", dijo Sánchez, para apoyar a Brasil, Colombia, Ecuador y Perú.
Este parece ser un gesto muy importante para Brasil en un momento en el que las negociaciones del tratado de libre comercio entre la UEy Mercosur parece que vuelven a estar otra vez paradas. De hecho, el embajador de Brasil en España, Orlando Leite, aseguró en una entrevista a elEconomista.es que "nadie paga" el mantenimiento del Amazonas a pesar de que es el pulmón del mundo. De hecho, el diplomático expresó que "sería muy interesante que los europeos entren, de verdad, en este proceso de desarrollo del mercado de carbono".
Este anuncio de Sánchez resulta una nueva aproximación a Brasil, que ostenta la presidencia de Mercosur hasta el 6 de diciembre. De hecho, el presidente español mantuvo un encuentro con su homólogo brasileño, Luíz Inácio Lula da Silva, este jueves para dar ese último empujón a las negociaciones del acuerdo comercial entre ambas regiones.
Por otro lado, Sánchez, manifestó que para lograr mantener el límite de incremento global de temperatura en 1,5ºC es necesario llegar al pico global de emisiones de gases de efecto invernadero en 2025 y después "deben caer con fuerza el resto de la década".
Para lograr este objetivo, Sánchez se sumó a las sugerencias de la Agencia Internacional de la Energía, que es el de triplicar la capacidad de las renovables y duplicar los objetivos de eficiencia energética esta misma década y, al mismo tiempo, poner fin a la producción y al consumo de combustibles fósiles para la energía. "Tenemos tecnologías para replantearnos las infraestructuras energéticas y cumplir con estos objetivos", dijo Sánchez.
Al mismo tiempo, el presidente expuso a los casi 200 países que acudieron a esta cita internacional que España ya ha aumentado su compromiso de reducciones gases de efecto invernadero hasta un 56% y el objetivo de energía renovable en la generación eléctrica hasta un 81%. El objetivo es "cerrar el año 2025 la última central térmica de carbón de España".
En materia de adaptación y resiliencia abogó que el objetivo del Acuerdo de París contra el cambio climático sea "operativo y medible", para lo que ha animado a "explorar vías" para adaptarse más allá de los planes nacionales.
Finalmente, Sánchez mostró el respaldo de España a las iniciativas del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para contar con sistemas de alerta temprana "para todos".