
Los planes de pensiones de empleo simplificados, el instrumento de ahorro enfocado para el ahorro en la empresa a nivel sectorial que ha potenciado el ministro en funciones de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, agitan el avispero de la negociación colectiva al generar interés entre las empresas. La hostelería está interesada en sumarse a la construcción para crear un plan de pensiones a gran escala, con acuerdos colectivos a nivel nacional que buscan sumar a los casi dos millones de trabajadores que llega a tener el sector en temporada alta.
La construcción ha creado recientemente su plan de pensiones que espera que sirva de guía para otros sectores interesados, como es el caso del sector de la hostelería. "En este momento y sin haber entrado a negociar, observamos el caso de la construcción y lo que nos corresponde como técnicos es informarnos y formarnos sobre lo que consisten estos planes de pensiones de empleo. En el horizonte nos sentaremos a tratarlo", explica a este medio Emilio Gallego, secretario general de la Confederación Empresarial de Hostelería de España (CEHE).
Además de las expectativas generadas por el plan pionero de la construcción, este interés nace de un tanteo del Ministerio de Seguridad Social en julio. La patronal y Escrivá se reunieron entonces para tratar diversos temas laborales, y el ministro vendió a los empresarios del sector la posibilidad de crear este plan de pensiones para un sector ampliaría el abanico de trabajadores con cobertura en ahorro complementario.
Así, esta voluntad de ampliar la cobertura de la previsión social complementaria en los trabajadores de la hostelería se encuentra aún en fase de conocer las características de estos productos de ahorro. Previamente, según explican desde la patronal, tienen sobre la mesa varios temas laborales: revisar el uso del fijo-discontinuo en el sector y renovar el Acuerdo Laboral Estatal de Hostelería (ALEH), el acuerdo marco de actuación para los hosteleros, así como las revisiones salariales a nivel autonómico.
Por tanto, la mesa de diálogo social tiene varias prioridades que resolver antes de poner sobre la mesa esta aspiración. El proceso, guiado por el desarrollo de la construcción, llevaría al menos un año: desde la creación de un reglamento para el instrumento de ahorro colectivo, la elección de la gestora del fondo o la creación de una Comisión de Control que decida cómo invertir el patrimonio para generar rentabilidad y pasar el filtro legislativo del Gobierno, entre otros pasos.
Temporalidad y salarios
El reglamento de los planes de pensiones de empleo que se publicó en julio recoge novedades que facilitan el ahorro en un sector con elevada temporalidad por la estacionalidad del turismo. Recoge la obligatoriedad de adscribir a un trabajador con solo un mes de antigüedad –antes eran dos años– a un plan de pensiones de empresa, eliminando así una barrera evidente en un sector con mayor volatilidad contractual.
Es una fórmula ligada también a la economía conductual se asemeja a la del sistema NEST de Reino Unido, donde prácticamente se obliga a incluir a los trabajadores en los planes de pensiones. Se llama auto-enrollment –afiliación o adscripción automática– y permite salir de los planes, pero consiguió que nueve de cada diez trabajadores ahorrasen en estos planes colectivos, cuando previamente eran tres de cada diez.
En el caso español, la normativa indica que solo se podrá obligar a la empresa a sumar al trabajador al instrumento de ahorro si el plan de pensiones está recogido en un acuerdo colectivo, tal y como se haría en el caso de la hostelería.
Los bajos salarios de los que saldrían las aportaciones son un reto para nutrir el fondo
Otro punto positivo es se permite la movilidad de la mochila de ahorro a otras empresas en el caso de cambiar a otra firma que esté dentro de plan de empleo sectorial cuando no se especifique lo contrario.
Sin embargo, el mayor problema son los bajos salarios que hay en este sector. La base media de cotización es de 1.261 euros en el sector, según los datos consultados de la Seguridad Social más recientes. Esto implica que las aportaciones que salen del salario bruto serían más contenidas que en el caso de la construcción, por ejemplo, cuya base media de cotización es de 2.028 euros al mes.
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