El acuerdo de Gobierno entre PSOE y Sumar con el que Pedro Sánchez pretende concurrir a la investidura con Yolanda Díaz como vicepresidenta, promete un "plan de choque" contra el desempleo de larga duración "atendiendo especialmente a los mayores de 45 años", que en el último han alcanzado el 57% del total, el mayor porcentaje de la serie histórica. Pero esta promesa se limita a repetir las mismas recetas que presentó en la Legislatura pasada, dejando la colocación de este colectivo en manos de unas oficinas de empleo que el pasado mes de septiembre solo gestionaron la colocación de una cifra equivalente al 1,01% de los desempleados en esa franja de edad. De hecho, los datos del SEPE confirman que estas personas tienen menos de la mitad de oportunidades de conseguir un empleo que el resto.
La expectación por este 'plan de choque' se desinfla desde el mismo párrafo en el que se anuncia. En un momento en el que el 57% de los parados, el máximo de la serie histórica, superan los 45 años, el documento limita su estrategia a desplegar "los servicios garantizados por la Ley de Empleo para que las personas en desempleo de larga duración cuenten con un perfil individualizado a lo largo del año 2024, que les permita acceder a oportunidades de empleo, emprendimiento o formación".
La Ley de Empleo entró en vigor en marzo de este año con el objetivo de convertir en seis meses al Servicio Público de empleo Estatal en una Agencia Nacional para el Empleo. Aunque el ciclo electoral frenó este cambio de nomenclatura, la norma ya reconocía las competencias al SEPE, incluyendo la coordinación con los servicios públicos de empleo autonómicos. En el caso concreto de los "perfiles individualizados" no se puede calificar de novedad: aparecía ya en la reforma de las políticas activas aprobada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando los parados mayores de 45 años ya suponían el 37% del total, veinte puntos menos que hoy.
Uno de los grandes problemas a la hora de evaluar el impacto del desempleo de los mayores de 45 años siempre ha sido la estadística tomada como referencia: la tasa de paro de la EPA o el registro del SEPE. Y es que, según los datos del INE, el problema del paro juvenil es mucho mayor que el senior: la tasa de paro entre los menores de 25 años triplica la de los mayores de 45 años.
Protagonistas del paro de larga duración
Sin cuestionar este extremo, los registros del SEPE muestran una cuestión diferente: la mayoría de los demandantes y parados registrados son senior. Esto implica, por un lado, mayor gasto en prestaciones y subsidios (de hecho, tiene prestaciones específicas como el de mayores de 52 años), y una mayor dependencia de las políticas públicas para encontrar un empleo. Sin embargo, son los que menos oportunidades tienen de hacerlo.
Algo que demuestra claramente el hecho que 894.274 de los 1,2 millones de parados registrados de larga duración, es decir, el 73%, superan esta edad. De hecho, el 57% de los desempleados de más de 45 años llevan más de un año en paro y siete de cada diez llevan más de un año en esa situación y el 40% supera los dos años.
Según los datos del SEPE, en septiembre se registraron 907.707 colocaciones de personas consideradas demandantes de empleo (ya fuera con la demanda activa o en baja inferior a los tres meses). Estos datos no desglosan cuáles eran parados registrados y cuales demandantes de otro tipo pero, en cualquier caso, la cifra equivale al 35,65% de los parados y al 22,1% del total de inscritos en las oficinas de empleo.
La mitad de oportunidades
Pero en el caso de los mayores de 45 años, los porcentajes caen al 21,8% de los parados y al 13,9% sobre el total de demandantes. Los datos quedan muy detrás del resto de franjas de edad: las colocaciones de menores de 25 años equivalen al 59% de los parados de esa edad, mientras que las de aquellos entre 25 y 45 años llegan al 46,3%. El triple y más del doble respectivamente que las de una persona que supera los 45 años. Es decir, cuando un parado supera esa edad, sus oportunidades se reducen a la mitad. Estos datos son aún más significativos si tenemos en cuenta que los menores de 25 años solo suponen el 8% de parados registrado y los de entre 25 y 45 el 36%. Los mayores de 45 años se sitúan en el 57%.
Hay que tener en cuenta que en la inmensa mayoría de estas colocaciones no las gestionan el SEPE. Las logradas por una oferta del SEPE a un demandante solo equivalen al 0,67% de los demandantes y al 1,1% de los parados registrados, porcentajes que entre los mayores de 45 años se reducen al 0,64% y al 1,01, respectivamente.
El 'plan de choque' al que se refieren PSOE y Sumar confía en una reforma del Sistema Nacional de Empleo que no ha dado ningún fruto en sus primeros meses. Aunque el Ministerio de Trabajo afirma que el retraso se debe a las elecciones, estas no impidieron aprobar en abril el reparto de 2.800 millones de personas entre las comunidades para implementar los cambios, orientados, entre otras cosas, a impulsar la movilización de hasta 30.000 orientadores profesionales para trabajar en estos perfiles.
En cualquier caso, parecen quedarse muy cortas las medidas para combatir el 'edadismo', palabra que Díaz utilizó frecuentemente en la campaña electoral pero que no aparece en el documento. Pero no hay medidas para impulsar su contratación, en todo caso, se apuesta por priorizar los contratos de jóvenes como relevo de los seniors que sí tienen empleo.
Eso deja como única razón para que persona sin empleo mayor de 45 años se inscriba como demandantes, la oportunidad de cobrar prestaciones y subisidios. Algo que históricamente se ha utilziado como una herramienta para 'prejubilar' trabajadores, aunque el plan de PSOE y Sumar promete también reforzar la exigenvcia del "compromiso de actividad" (es decir, de búsqueda de empleo) para poder percibirlos.