
La Ley de Empleo aprobada a principios de año consagra a los orientadores como uno de los pilares fundamentales de la estrategia que desarrollará la nueva Agencia Nacional de Empleo que sustituye al Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Un colectivo que, según el propio sector, puede rondar los 30.000 profesionales dedicados a acompañar y apoyar de manera personalizada a los parados en su búsqueda de empleo, pero muy disperso y heterogéneo y en muchos casos expuesto "a elevados niveles de precariedad".
Así lo denuncia en su reciente documento de propuestas para la mejora del mercado de trabajo, la Fundación Ergon, que advierte que estos trabajadores no cuentan con "ninguna estructura homogénea en sus condiciones laborales", según el ámbito en el que trabajen (sean administraciones, empresas o tercer sector)
Además, estos 'sherpas' que guían a los desempleados desarrollan sus funciones "sin apoyo digital y por tanto con baja eficiencia", y sin sistemas de evaluación y medición de los resultados.
Ergon achaca la baja eficiencia del diseño público de la orientación profesional a tres enfoques "erróneos" por parte de los sucesivos Gobiernos: se da prioridad a las acciones de formación sobre las de intermediación; se trabaja de "espaldas" a las necesidades del mercado" y se desarrollan programas e iniciativas "sin un análisis previo de las competencias y habilidades que hoy son requeridas por parte de las empresas y organizaciones".
Este fracaso ha conducido a una enorme volatilidad en la actividad de los profesionales a lo largo de los años. Así, durante la crisis financiera el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero impulsó la contratación de 3.000 profesionales, que fueron suprimidos durante la etapa de gobierno de Mariano Rajoy argumentando sus escasos resultados. Volvieron a la palestra con el retorno del PSOE al Gobierno, si bien no ha sido hasta la aprobación de la Ley de Empleo cuando, ya bajo la dirección de Yolanda Díaz y Unidas Podemos, su papel ha cobrado verdadero impulso.
En su presentación de la Ley de Empleo, Trabajo contabilizaba unos efectivos de 7.000 profesionales, que en principio trabajarán con el millón de parados en mayores dificultades (especialmente los de larga duración), en una ratio de entre 130 y 140 desempleados por orientador. Pero esto solo será el primer paso, según reveló hace unos días el director general del SEPE, Gerardo Gutiérrez, en un coloquio, precisamente, con la Fundación Ergon.
Y es que uno de los compromisos del Gobierno con la Comisión Europea es dar "visibilidad" a la red de orientación española. El primer paso fue la creación de los Centros de Orientación, Emprendimiento e Innovación para el empleo, que cuentan con 20 establecimientos repartidos por la geografía española. El objetivo es precisamente cohesionar a este colectivo que, según indica el propio Gutiérrez, "es más amplia de lo que nos dicen los números".
Elevar el alcance
Y es que las cifras del Gobierno solo cuentan los contratados por las administraciones públicas, no los que trabajan para entidades del tercer sector o empresas privadas. Aunque hasta que no se complete este análisis, ni el Ministerio ni el SEPE formalizarán una cifra de trabajadores movilizables, la idea es que la colaboración pública y privada permita alcanzar ratios de atención a parados comparables con los de Francia, donde el servicio público de empleo, el Pole Emploi, es referente europeo en la materia.
Con ello se logrará "afinar el tiro", en palabras de Gutiérrez, y llegar a más colectivos del millón de parados apuntados inicialmente. En este sentido, el director del SEPE explica que la prioridad serán los parados que llevan más de cuatro meses (1,6 millones del total de cerca de 3 millones) y, en un futuro, también a algunos demandantes de empleo que no cuentan como parados. Un objetivo asumible, a su juicio, por la reducción del desempleo y la mejora de los medios técnicos. La digitalización, así, permite disparar la eficacia de los profesionales respecto a los tiempos de Zapatero.
Precisamente la Fundación Ergon considera que es posible "conseguir excelentes porcentajes de inserción laboral" simplemente con una mejor asignación de recursos que pasa necesariamente, por potenciar las "estrategias de digitalización" en el conjunto de actividades de planificación, gestión, información y seguimiento, incluyendo la orientación.