El Gobierno, finalmente y tal como se preveía, ha pinchado con el nuevo Impuesto de Solidaridad a las Grandes Fortunas, también conocido como la tasa a los ricos, que entró en vigor el pasado mes de enero. El Ejecutivo de Sánchez pretendía recaudar con este nuevo tributo 1.500 millones de euros al año, pero sin embargo, los ingresos se han quedado un 60% por debajo de lo estimado, en 623 millones de euros, según los datos comunicados este miércoles por el Ministerio de Hacienda y Función Pública.
La baja recaudación de este impuesto se explica por dos motivos. De un lado, el Ejecutivo cometió un error en la elaboración del tributo y permitió que los contribuyentes residentes en CCAA que tienen total o parcialmente bonificado el Impuesto de Patrimonio, como Madrid o Andalucía, que lo bonifican al 100%, para calcular cuánto debían abonar por la tasa a los ricos, pudieran restarse lo que hubieran tenido que abonar de Patrimonio aunque realmente no lo pagaran. Así, si la suma de los impuestos pagados superaba en un 60% los ingresos del contribuyente, se reducirían en hasta un 80% la cuota a pagar por el impuesto a las grandes fortunas. De otro, otras CCAA como Cataluña han subido el tipo de Patrimonio para recaudar ellas en vez de dejarle la diferencia entre Patrimonio y Grandes Fortunas a las arcas del Estado.
Pese al error del impuesto, las CCAA que más han aportado a este nuevo tributo han sido Madrid, Andalucía, Galicia, además de los no residentes. Concretamente, el grueso de lo recaudado procede de los madrileños, que han aportado 555 millones de euros (casi el 90% del total), seguidos de los andaluces con 29,7 millones de euros y los gallegos, con 9,8 millones. Los contribuyentes de Ceuta, Melilla y los no residentes, todo englobado en un mismo epígrafe, han aportado 26,2 millones, según Hacienda.
En total, se ha recaudado dinero de 12.010 grandes fortunas (aquellas que superan los 3 millones de euros) y que representan el 0,1% de la población. El Gobierno estimaba que contribuirían 23.000 personas.
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