Tras repuntar un 1,3% en julio, el índice de precios de los alimentos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), que hace un seguimiento mensual de los cambios en los precios internacionales de los comestibles, registró un promedio de 121,4 puntos en agosto, es decir, un 2,1% menos que en julio y un 24% por debajo de su nivel máximo, alcanzado en marzo de 2022, un mes después de la invasión rusa de Ucrania.
Según este organismo, las buenas condiciones de la oferta empujaron a la baja las cotizaciones internacionales de los comestibles, con excepción de las del arroz y el azúcar. Este índice, que recoge las fluctuaciones de cinco alimentos básicos en la dieta del planeta, apunta que los precios de los aceites vegetales descendieron un 3,1% en agosto. De ese modo, revirtieron en parte la pronunciada subida del 12,1% registrada en julio.
Los precios mundiales del aceite de girasol disminuyeron el mes pasado cerca de un 8% debido al debilitamiento de la demanda mundial de importaciones, así como por la abundante oferta de los principales exportadores.
Asimismo, las cotizaciones mundiales del aceite de soja descendieron como consecuencia de la mejora de las condiciones para su cultivo en Estados Unidos, mientras que las del aceite de palma registraron una caída moderada ante el aumento estacional de la producción en los principales países productores de Asia sur oriental.
Por su parte, los precios de los cereales fueron un 0,7% inferiores a julio. Por productos, el trigo cayó un 3,8% ante el aumento estacional de las disponibilidades de varios de los principales exportadores, mientras que los precios de los cereales secundarios lo hicieron un 3,4% en un contexto de abundante oferta de maíz a nivel mundial gracias a una cosecha récord en Brasil y el inicio inminente de la cosecha en Estados Unidos.
En el extremo opuesto, el índice de precios de la FAO para todos los tipos de arroz subió un 9,8% y alcanzó el nivel máximo de los últimos 15 años. Esta circunstancia obedeció a las perturbaciones originadas por la prohibición de las exportaciones de arroz blanco índica impuestas por la India, el mayor exportador de arroz del mundo.
La incertidumbre provocada por duración de la prohibición, junto con la preocupación acerca de las restricciones a la exportación, llevaron a que los actores de la cadena de suministro mantuvieran sus reservas, renegociaran contratos o dejaran de hacer ofertas de precios, lo que limitó la mayor parte del comercio a pequeños volúmenes y a las ventas que ya se habían cerrado anteriormente.
En cuanto a los productos lácteos, su precio descendió un 4% en el mes de agosto arrastrado por las cotizaciones internacionales de la leche entera en polvo como consecuencia de una sobreoferta en Oceanía. Igualmente, bajaron los precios de la mantequilla y el queso, motivado en parte por la escasa actividad en los mercado asociada a las vacaciones de verano en Europa.
Los precios mundiales de la carne cayeron un 3%. La carne de ovino fue la que más bajó como resultado de un repentino aumento en la disponibilidad de las exportaciones, sobre todo en Australia, así como por el debilitamiento de la demanda en China. La abundancia de suministros también empujó a la baja los precios de las carnes de cerdo, aves de corral y bovino.
Finalmente, los precios del azúcar subieron un 1,3% e incrementaron su valor un 34% en relación al mismo mes de 2022. Este aumentó radica en la cada vez mayor preocupación sobre los efectos que el fenómeno El Niño (responsable de inundaciones y deslizamientos de tierra que destruyen cosechas) puede tener en los cultivos de caña de Azúcar. A ello se suma el hecho de que en agosto llovió por debajo de lo habitual y que persistieron las condiciones atmosféricas secas en Tailandia, uno de los mayores exportadores mundiales.
Como contrapeso, la FAO señala que la abundante cosecha que se está recogiendo en el Brasil limitó la presión al alza sobre las cotizaciones internacionales del azúcar, al igual que la disminución de los precios del etanol y el debilitamiento del real brasileño.
Récord en cereales
La FAO prevé que la producción mundial de cereales en 2023 aumentará un 0,9% respecto al año anterior y alcanzará los 2.815 millones de toneladas, igualando así la producción récord lograda en 2021.
Mientras que la producción mundial de trigo disminuirá un 2,6% respecto de 2022, se prevé que la producción total de cereales secundarios aumentará un 2,7% y que la producción de maíz alcanzará un nuevo récord de 1.215 millones de toneladas, impulsada por los buenos rendimientos en Brasil y Ucrania.
Se prevé que las reservas mundiales de cereales, al cierre de las campañas de comercialización de 2023 y 2024, se situarán en 878 millones de toneladas, con un incremento anual del 2,2%, lo que apunta a un coeficiente reservas-utilización de cereales a escala mundial del 30,5%, que la organización internacional considera un "nivel relativamente desahogado de la oferta mundial desde una perspectiva histórica".