
Las grandes economías europeas recibieron el jarro de agua fría de la Comisión Europea. Casi todas arrojaron revisiones a la baja del crecimiento de su PIB para este año y el que viene.
Bruselas confirmó la recesión de Alemania, que crecerá un -0,4% este año (la previsión anterior fue del -02%) y, el que viene, la expansión del PIB germano estará en el 1,1%.
Estos datos ponen en alerta a otro grande: Italia. La península transalpina ya vio como caía su economía en el segundo trimestre con respecto al anterior. Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística italiano (Itstat), el PIB cayó un 0,4% entre abril y junio y la Comisión Europea prevé un crecimiento a cierre de año del 0,8% (la anterior estimación era del 1,1%) y en el 2024 esperan que sea del 1,3% (frente al 1,6% de la anterior revisión de la Comisión).
Este mal desempeño era de esperar, ya que la economía alemana y la italiana son muy dependientes entre ellas. De hecho, la presidenta de Italia, Georgia Meloni, ya expresó su preocupación por las fuertes consecuencias que traería la desaceleración alemana.
En concreto, los teutones son los principales socios económicos de Italia. El comercio entre ambos países es muy potente, las exportaciones italianas a Alemania se acercaron a los 77.500 millones de euros, lo que representa el 12% del total del comercio transalpino con otras naciones.
El sector de la automoción es de los más expuestos a estos vaivenes económicos. En concreto los fabricantes de componentes mecánicos y la maquinaria industrial.
Los expertos estiman que el 20% de un coche alemán está formado por componentes fabricados en Italia y en el primer semestre de 2023 la producción de los principales fabricantes germanos cayó un 20% con respecto al mismo periodo de 2019. Esto se debe a que la competitividad de las empresas alemanas está minada por los altos precios de la energía, que están dañando especialmente a la industria.
En este sentido, los germanos intentaron salvar los muebles a través de los servicios, pero los últimos datos pusieron de manifiesto también un debilitamiento del sector terciario. El índice de gestores de compras (PMI) de S&P Global, en colaboración con Hamburg Commercial Bank (HCOB), cayó en su lectura preliminar de agosto relativa al sector terciario del país a zona de contracción (menos de 50 puntos) hasta los 47,3 respecto a los 52,3 previos. Esta fue la primera lectura contractiva en ocho meses y la más baja desde la registrada en noviembre del año pasado.